Happy pills [Dekubowl] PAUSADA

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No estaba, ya había vaciado su mochila en dos ocasiones y el frasco de píldoras no se encontraba ahí, estaba comenzando a impacientarse.

Debía respirar y rememorar para tener sitios específicos en los que buscar, era domingo y le había tocado sesión con el psicólogo, el mismo lo mando al psiquiatra a que le recetara su dosis mensual, guardó el frasco en el bolsillo delantero de la mochila y salió de la clínica, tomó el trasporte que lo llevaría al instituto, subió hasta su dormitorio y dejó la mochila sobre su cama, bajo a comer, regresó a su habitación para tomar algunas cosas e ir a las duchas, después de un buen baño regreso y se dispuso a colocar el frasco sobre su escritorio para que mañana por la mañana no olvidara su dosis diaria, y el maldito frasco no estaba en la mochila.

Inhalaba y exhalaba, realmente necesitaba calmarse, tenía que estar calmado para empezar a buscar el frasco de prozac que le ayudaba a sobrellevar su vida.

¿Dónde más podría estar si no era en su mochila? La única opción lógica que le quedaba es que no hubiera cerrado bien el bolsillo de la mochila y el frasco se hubiera caído en el camino, entonces había tres posibilidades, que se cayera de camino a tomar el bus, donde cualquier personas pudo haberlo tomado; que se cayera en el bus, donde el chófer pudo haberlo tomado; o que se cayera de camino a su dormitorio, donde alguno de sus compañeros pudo haberlo tomado.

Las tres posibilidades eran desastrosas, pero si era objetivo la mejor posibilidad era la tercera, si se había caído en los dormitorios al menos podría encontrar el fármaco, si alguno de sus compañeros había tomado el frasco podría preguntar sutilmente para que se lo regresaran.

Si por el contrario, había perdido el fármaco fuera de las instalaciones estaba perdido, era la dosis de un mes y siendo sincero no sabía cómo soportar un mes sin su medicación, además de que el psiquiatra le había dicho que era malo dejarlo de golpe, le costaría recuperarse.

Y sería estúpido pedir otra dosis, era prácticamente imposible que le repusieran la dosis, sospecharían que se había hecho adicto y que buscaba una excusa para suministrarse de más antidepresivos, ¿por qué nada le salía bien?

Se tranquilizó e intentó mantenerse positivo, salió de su habitación para comenzar a buscar en los rincones de la residencia, tenía que gastar todas sus opciones, en definitiva tenía que encontrar su prozac.

Curioso, así es como describiría el pequeño frasco que había encontrado tirado en mitad de la cocina, su plan era bajar por algún snack que calmara su hambre, pero termino por encontrar un frasco marrón que al parecer contenía algún medicamento.

Después de una exhaustiva sesión de estudio Iida decidió bajar por algo de merendar, se sentía mentalmente agotado y necesitaba un respiro, estando ya en la cocina encontró el frasco en un rincón cercano a la isla.

No se molesto en revisar su contenido, pues estaba demasiado apurado para ello, por esa misma razón en lugar de buscar al dueño de dicho frasco decidió entregárselo a su catedrático, ya él se encargaría de hacérselo llegar a su dueño, a su criterio esa era la mejor opción.

Lo que no se imagino Iida es que su criterio pondría en aprietos a su amigo Midoriya, quien ahora para recuperar su fármaco se tendría que ver sometido a un interrogatorio por parte de su profesor, pero eso es otra historia. 

Maldición, estaba comenzando a exasperarse, estaba seguro de ya haber revisado cada rincón de los dormitorios y el frasco de medicamentos aún no aparecía, el reloj que colgaba de una de las paredes del dormitorio marcaban las nueve en punto.

Normalmente a esa hora los estudiantes se encontraban dentro de sus dormitorios, y teniendo en cuenta que mañana era inicio de semana no había nadie fuera de su habitación, a excepción de Midoriya que buscaba de manera desesperada el frasco.

Lo sabía, sabía que si no lo encontraba para antes de mañana sus problemas regresarían, volvería la depresión, la bulimia, la ansiedad y por sobre todo volverían las pesadillas, en estos instantes estaba a punto del colapso, pero ya no podía hacer más, había estado buscando desde hace dos horas en repetidas ocasiones, el maldito frasco no estaba ahí. 

Esta bien, el podría no tomar las pastillas un día, estaría bien, los efectos no se notarían tan pronto, al menos eso se repetía en busca de calmarse de regreso a su habitación, todos estaban dentro de sus dormitorio y el también debería de estarlo, mañana tendría clases desde temprano, debía descansar y tranquilizarse.

Ya mañana se encargaría de preguntar a cada uno de sus compañeros, aunque aún tendría que ingeniarse una manera de que sus compañeros no sospecharan que el estaba buscando sus amados antidepresivos.