Happy pills [Dekubowl] PAUSADA

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 Cuando el mundo se derrumba

Los rayos de sol que se filtraban por su ventana calentaban su rostro, dándole una relajante sensación que agradecía a primera hora de la mañana; se levantó de un brinco de aquella cama con sabanas de estampado de All Might y se cambió a la mayor velocidad que la pereza matutina le permitía, era hora de entrenar.

Salió con la mayor cautela de su dormitorio, al pasar por la sala de estar encontró a Yaoyorozu durmiendo plácidamente sobre el sofá, la pobre había pasado otra noche en vela, extendió la esponjosa cobija de All Might que traía entre manos y cubrió a la chica con el mayor cuidado para no despertarla, después sacó de su bolsillo el frasco de somníferos que había pedido a su psiquiatra como un favor de paciente especial, Midoriya era un romántico.

Cuando salió de la residencia el sol brillaba cálidamente sobre el cielo, aquella apuntaba a ser una buena mañana, una buena mañana para un buen día. Incluso el cielo parecía haberse puesto de acuerdo, pintándose de un precioso color azul tan firme que le traía una tranquilidad inimaginable.  El pasto del campo que le llegaba a los tobillos hacía cosquillear sus pies, pronto haría falta que lo podaran; el entrenamiento fue exhaustivo pero gratificante, se sentía renovado. 

Era extraño, más que inusual que sus días pintaran de forma tan positiva, parecía tan lejana la época en que sus mañanas eran tranquilas, en que sus días eran felices y él podía sonreír con tanta naturalidad.

No le gustaba decirlo, ni siquiera pensarlo por casualidad, porque sentía que era darse una falsa y vana esperanza, pero, sentía que finalmente estaba comenzando a recuperarse, o al menos a equilibrarse, en verdad sentía que lentamente estaba volviendo a ser aquel chico que era antes de decaer, quizá aquel día era el comienzo de su recuperación, el comienzo de una vida normal y tranquila, el comienzo para que su pasado dejara de doler, el comienzo para un nuevo Izuku, un Izuku libre de traumas y problemas, un Izuku feliz, verdaderamente feliz.

Estaba comenzando a sanar. 

Las conferencias en la UA no solían ser obligatorias, la escuela solía ser muy flexible en ese aspecto, pero el reporte anual de gastos era la única conferencia a la que todos los alumnos estaban obligados a asistir, pero eso no arruinaría, solo era escuchar aquella tediosa plática y después volvería a su día escolar junto con sus amigos y compañeros, solo una tediosa plática.