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Somos amigos ¿no?

Impotente, esa era la palabra correcta para describir como se sentía, se había sentido de esa manera desde lo ocurrido con Midoriya en el auditorio de la UA, quien diría que una escuela de tal prestigio permitiera que cualquiera pudiera acceder a ...

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Impotente, esa era la palabra correcta para describir como se sentía, se había sentido de esa manera desde lo ocurrido con Midoriya en el auditorio de la UA, quien diría que una escuela de tal prestigio permitiera que cualquiera pudiera acceder a su cabina de difusión de manera tan sencilla, seguridad basura.

Hasta el momento no había podido sacar esa escena de su mente, se repetía en su cabeza como si su mente intentará torturarlo con el recordatorio constante de que no pudo hacer nada; sí no pudo hacer nada más que quedarse estático cuando la imagen temblorosa y destrozada de Midoriya se mostró frente a él, y más cuando esta se desvaneció por aquella gigantesca puerta del auditorio. La impotencia, que ya se había acumulado desde que aquella grabación se había hecho presente ante sus ojos, cuando una rabia casi tan parecida a cuando se entero que su hermano había sido atacado por el asesino de héroes le invadió todo el cuerpo y lo encegueció por un segundo, que de haber sido el Iida de antes le habría arrastrado hasta la maldita prisión donde se encontraba aquel mal nacido para tomar su cabeza entre sus manos y azotarla hasta que fuera irreconocible; lo había dejado congelado, como un idiota, incapaz de alcanzar a Midoriya.

Desde entonces no había dejado de ir hasta su habitación, con el corazón en la boca, dispuesto a hablar con él, a decirle que todo estaba bien, que ellos seguían siendo lo mismo, que toda aquella basura del pasado no cambiaba lo que pensaba de él, que de echo admiraba su fortaleza, aquella que lo empujo ha ser un gran héroe, a ser el chico del que esta tan perdidamente enamorado; pero siempre que se encontraba frente a su puerta, aquel pedazo de madera que lo separaba de él, que le impedía verlo; se acobardaba, la culpa de no haber hecho nada todo este tiempo, de haberle dejado solo, mientras se caía a pedazos y lentamente perdía aquella linda sonrisita, la culpa de solo haber sido un espectador de su desgracia le invadía tan profundamente que le impedía tocar aquella puerta.

Y ahí estaba nuevamente, con el corazón en la boca y la mano levantada, a tan solo unos pocos centímetros de hacer contacto con aquella puerta, que siempre le había parecido tan indefensa y ahora era una gigantesca barrera que le movía el mundo. Nunca en su vida había dudado tanto, siempre se considero una persona segura, pero había dudado en ir hasta aquel Izuku desmoronado, había dudado en alcanzarlo, y ahora dudaba en salvarlo de si mismo. 

Porque él conocía a Midoriya, lo había visto torturándose en completa soledad por problemas monumentales, culpándose hasta destrozarse, hundiéndose hasta que se sintiera completamente miserable, tragándose sus sentimientos hasta que estos no pudieran ser contenidos más; porque Midoriya era el tipo de chico que se concentraba tanto en salvar a todos que olvidaba salvarse a si mismo.

¿Qué era lo que le impedía tocar aquella puerta? ¿Era realmente ese pedazo de madera la barrera entre Midoriya y él? Porque si era sincero, si hablaba desde aquel corazón en su boca, sabría la verdadera razón, aquella que le aterraba, la que verdaderamente le hacía dudar en tocar la puerta, un monstruo que había acunado por tanto tiempo, que había cuidado como si de un tesoro se tratase, sí, lo que verdaderamente le paralizaba eran aquellos sentimientos de amor por su mejor amigo.

Happy pills [Dekubowl] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora