Happy pills [Dekubowl] PAUSADA

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Estúpido amor

Odiaba el mundo, era tan jodido que podría volverse un verdadero hijo de puta, odiaba los sentimientos que lo ataban a estúpidas reglas morales, odiaba a aquel maldito pecoso porque no podía dejar de amarlo.

¿Qué carajos pasaba con Deku? ¿Por qué siempre tenía que luchar con todo el solo? Una mierda todo aquello, no es como que esperara lo contrario, había conocido a ese estúpido desde que eran unos mocosos y sabía que era la última persona en pedir ayuda, porque para Deku, incluso alguien que la había hecho tanto daño como Bakugou era más digno de ayuda que él mismo, porque aquel estúpido peliverde estaba realmente dañado.

¿Alguna vez lo notó? Todo lo que pasaba al pequeño Deku de ocho años, ¿hubo una señal? Carajo, claro que las hubo, nadie más además de él pudo haber notado como de un día para otro Deku había cambiado, como aquel diminuto pecoso comenzaba a evitar cualquier contacto con los demás niños, como temblaba cada que alguien rozaba mínimamente con él, como parecía estar más asustado de lo normal ante los golpes que le daba; porque no lo iba a negar, las señales siempre estuvieron ahí, pero él tan solo era un verdadero hijo de puta que no le importo una mierda eso y continuo presionando, no tanto como antes, porque hasta alguien como Bakugou era considerado, si es que ser considerado era cambiar los abusos físicos por la marginación.

Pudo haber hecho algo, eso es lo que más le golpea, porque él siempre estuvo presente, él fue capaz de ver como el hermoso brillo de sus ojos se apagaba lentamente, había estado a su lado mientras lo destrozaban y tan solo había podido apartarlo, en verdad que pudo haber hecho algo, pudo haberlo acompañado, quizá tan solo eso pudo haberlo salvado. Porque él sabía que Deku lloraba cada tarde después de clases hasta que se le secaba la cara, él sabía que antes de que terminara el almuerzo Deku corría hasta los baños para vomitar hasta casi desfallecer, el sabía que Deku no estaba bien y sin embargo no hizo nada.

Alguna vez, cuando aún eran unos niños, antes de que su relación cambiara, recuerda haber platicado con la mamá de Deku, aquella señora de gentiles ojos y cariñosa personalidad, para quien Deku era todo su mundo.

-Katsuki- tenía una voz dulce, la voz de toda madre- ¿podrías cuidar a Izuku por mí?- y aquella dulce señora lo veía a él como un dulce chico- Yo conozco a Izuku, esta lleno de sueños e ilusiones, justo como tú Katsuki, ambos son tan parecidos, pero tu eres más tosco, tú te impones sobre los demás, e Izuku suele ser del tipo que pide permiso- la risa que solto en ese momento era suave, tan segura de lo que decía- es un muy buen chico Katsuki, y por eso temo que lo dañen, ¿entiendes? Él es tan amable que deja que los demás lo dañen, Katsuki ¿podrías ayudarlo un poco? Enséñale a amarse, justo como tú lo haces, después de todo, el te admira demasiado, se su guía y protégelo ¿podrías hacer eso pequeño Katsuki? Yo te ayudare, pero protégelo cuando yo no esté, cuídalo de aquello que yo no puedo

-Claro que lo haré tía, protegeré a eso tonto- y aquella vez le había sonreído a su madre, le había jurado que lo cuidaría del resto, que lo cuidaría para siempre, y sin embargo él lo había dañado más que nadie