—¿Y ahora que te pasa?—preguntó fastidiado Ethan, al ver como el idiota de Julio lloriqueaba como una nenaza
Sin darle importancia a las cinco palabras ya mencionadas por Ethan, Julio corrió con el deseo de desahogarse sin necesidad de detenerse aunque sea un poco por algún otro individuo. Buscaba la soledad, la necesitaba más que nunca —aademás de una navaja—. Quizá era demasiado dramático y exagerado, pero se había aferrado tanto a Ethan, que le resultaba completamente difícil soltarle de un segundo a otro.
Se encogió en un rincón de la habitación en la que había acordado dormir con el rubio, realmente no sabía si podría resistir o ser capaz de tenerlo a su lado toda la noche sin preguntar algo. Apretó con mucha fuerza sus piernas hundiendo su cabeza en sus rodillas y dejando escapar varios sollozos. Tal vez, era un miserable al estar ahí, y hacerse falsas ilusiones con un chico que le trataba como si fuese la persona más horrible del mundo, ¿Realmente era horrible?
—A veces, simplemente creo que eres una nenaza metida en el cuerpo de un chico—afirmó Ethan frente a él
Tan estúpido era para no haber caído en la cuenta de que el rubio estaba frente a él. Ethan se sentó a su lado recargando su cabeza en la pared con la vista hacía arriba. Mostraba mucho cansancio, pero aún así capaz de hacer todo en tan sólo un par de segundos.
—¿Exactamente qué hacmos aquí?—murmuró Julio
—¿Eso importa?
—¿Y porqué no lo haría?
—Por que dijiste que lo único que querías era estar conmigo
—¡Si lo sé!—exclamó—Pero almenos quisier que tú mismo me dijeras las cosas y no Joshua
Pensó que estaba mal que reclamara semejantes cosas sin tener derecho alguno; pero estaba fastidiado de que Ethan jamás le contara nada, pero que si pidiera explicación de cualquier suceso que involucraba a Julio.
—¿Y qué ganó yo diciéndote acerca de mi vida?
—No lo se
—Ya. No hace falta decir nada. Después de todo, Josh se ha encargada de informarte, es cierto, estamos aquí para salvar una vida, de una persona que fue secuestrada
—¿Y quién es?
—Conformate con lo que te he dicho, me voy
Ethan avanzó hasta la puerta, ahora que Julio no lloraba o no se estaba cortando, se sentía más en paz y debía ir a caminar un poco, descansar. Ya que; precisamente al día siguiente comenzarían las cosas con seriedad, y necesitaba tener un buen estado. Antes de poder salir fue detenido por los dedos de Julio en su ante-brazo.
—Quédate porfavor
—No me gusta quedarme en los lugares dónde me hacen estúpidas preguntas
—Ya no preguntaré nada...
—Eso espero
Ethan regresó, pero esta vez se sentó en la cama, sentía que su cuerpo le pesaba, pero tan sólo a veces, ya era la costumbre. Julio le acompañó cabizbajo, él mismo creía que las palabras no hacían falta.
—Al menos; espero que tengas un buen motivo para que me quede—dijo Ethan
—Lo siento
El rubio ignoró el comentario, y besó ferozmente a Julio dejándole sin aire. Se separaron por un par de segundos para que después los labios nuevamente se unieran, pero esta vez, Ethan aprovechó para meter una mano en el pantalón de Julio masturbando su pene, a lo que el pequeño respondió ahogando un gemido en la boca de Ethan.
ESTÁS LEYENDO
Vagos recuerdos (yaoi/homoerótica)
Random—Siempre me haces lo mismo—comentó Julio con su voz quebrantada—Te burlas de mí, me humillas, me torturas ¡solamente soy tu estúpido juguete! —¿Y que querías que hicier contigo? —Pensé que eras menos cruel... —Ahora ves que te equivocaste. —¡Eres...