Capítulo 1

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Julio había estado aburrido toda la tarde, no hacía mucho tiempo que se mudó a ese departamento, de echo apenas y tenía un día, había abandonado su casa dejando a su madre sola. Era nuevo en aquél elegante lugar. Y se había mudado sólo para estar más cerca de la preparatoria, puesto que solo tenía 17 años. Era bajo de estatura, castaño, piel blanca y ojos verdes. No tenía ni un solo amigo, de echo era el típico chico que sufría de las burlas de sus compañeros. ¡Y que hablar de las novias! Jamás había tenido una, pese que su madre siempre insistía en que consiguiese una, él jamás obedeció.

No hacía tanto tiempo que había llegado del instituto y buscaba una manera de distraerse sin tener que ir con su madre o hacer que ella fuese a él, o mejor aun sin tener que desempacar, ya que aún tenía las cajas envueltas y las maletas cerradas, era su primer día en ese edificio y necesitaba conocerlo, conocer sus alrededores. Omitió la opción de "conocer a los vecinos" ya que le parecía extraño y más aún si él no sabía socializar. Salió decidio a conocer cerca algún lugar, tal vez un parque en el que quizá pudiese ir en el transcurso de la semana, caminó por varias calles y no encontraba un parque a excepción del que se encontraba frente a su edificio. Siguió caminando cabizbajo, ideando que hacer, pero sus ideas fueron interrumpidas debido a que había chocado con un tipo haciéndole tirar el recipiente de vidrio que tenía con él y dejando ver como las cenizas que estaban en este se expandían. Julio había caído al piso al chocar con ese hombre.

—¡Idiota!—le gritó el tipo con mucha furia. Era más alto que él, de piel blanca, rubio, y con una penetrante y hermosa mirada oscura—¡Has roto las cenizas de mi abuelo!

—Lo siento....

—¿Cómo piensas pagarlo?

—Dime un precio y poco a poco te lo daré—sugirió Julio muy asustado

—Harás lo que yo diga, por el tiempo que yo quiera

—De acuerdo.—aceptó con miedo

—Ahora llévame a tu casa, necesito hacer una llamada y no tengo conmigo mi móvil—ordenó el tipo

Julio se sentía asustado, un inútil y un idiota. ¡Y todo por caminar con la cabeza gacha! ¿Cómo pudo haber roto las cenizas de un difunto? Se puso de pié dispuesto a llevar a ese tipo a su departamento, quién le siguió y no se tomó la molestia de voltear a ver por última vez las cenizas de su abuelo. Al llegar a su departamento dejó entrar al hombre que le acompañaba y le indicó dónde estaba el móvil, él lo tomó y empezó a marcar él número.

—Necesito que vengan por mí—hablaba el jóven por el teléfono -No me des sermones sólo vengan por mí—Julio solo se limitó a escuchar—Ya sé que fue un gran error, un tipo me tumbó las cenizas de mi abuelo, pero no importa a partir de ahora será mi esclavo.

Julio sintió una increíble punzada en el pecho al escuchar la palabra "esclavo" sabía perfectamente que a partir de ese momento su vida cambiaría, ya no sería un simple estudiante con tardes librea, lo más probable era que hasta lograse ausentarse en el instituto.

—Estoy en el edificio frente dónde me dejaste ahora mismo bajo.

Y sin más colgó la llamada. Julio se hizo el distraído con sus libros ojeando el primero que vio.

—¿Cómo te llamas imbécil?

—Julio

—Muy bien, yo soy Alexis.

Vagos recuerdos (yaoi/homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora