Capítulo 8

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—¿Me estás escuchando, Julio? — preguntó su madre sentada frente a él, en aquél comedor viejo

Desde hace un par de horas que había llegado, y hace tan sólo unos minutos había estado muy distraído observando el líquido que contenía su taza. Su madre había sacado muchos temas para hablar, pero Julio, por más que intentaba prestarle atención no podía.

—Discúlpame, ¿qué? — contestó indiferente

—Deberías regresar aquí

—Lo pensaré madre... — finalizó, saliendo de la puerta

Mientras tanto, Ethan estaba sentado en su cama, abrazando su almohada compuesta de algodón, sus cortinas estaban completamente hacía abajo, por lo que aquélla habitación era demasiado obscura. Algunos mechones rubios estaban en su rostro, y además de estos, varias lágrimas le acompañaban. Aquél chico fuerte y maduro, también era débil. Tantos motivos por el que sufrir y arrepentirse de todo, pero él solamente sufría por uno: el abandono. No quería dejarlo. Llevaban una semana juntos, era su sirviente, le trataba mal, aparentaba que lo odiaba, estuvieron apunto de tener sexo y era quién se humillaba, y, pese a esto, seguía ahí.

¿Eso era amar? Era una pregunta que desde hace un par de días se venía haciendo. Pues, tras la muerte de sus padres, no volvió a sentir afecto por algún otro individuo. Y ahora simplemente aparecía un crío que no se valoraba, que tenía mente suicida y le hacía enloquecer. Apretó con fuerza la almohada. Desde que le había dejado marchar se había encerrado completamente en su habitación. Durante éste transcurso Joshua y Jared le estuvieron tocando la puerta pero él nunca se animó a abrir. Jared había entrado sin permiso de nada, había conseguido la llave y pudo notar a Ethan llorando sobre la cama.

Era la segunda vez que le veía llorar —la primera fue en la muerte de sus padres — y claramente sabía el motivo. Él mismo, nunca creyó que la obsesión por un chico le llegase a afectar tanto. Se acercó hasta él y se sentó a su lado poniendo su mano en su hombro.

—Debes olvidarlo — remarcó, ayudándole a ser fuerte

—No lo entiendes — soltó Ethan, mientras se limpiaba las lágrimas — él es especial

—Pronto no iremos

—Lose

—¿Realmente lo quieres?

—Julio está en la sala -interrumpió Joshua desde la puerta

—Me ducho y voy hacía abajo

A Julio le habían dicho que esperara un poco hasta que Ethan bajara. Desde que salió de la casa de su madre no tenía intenciones de ir a parar a esa casa, pero, poco a poco se acercó hasta estar dentro de ella. Si, era cierto, lo quería, le amaba como un estúpido. Escuchó con paciencia los pasos de Ethan desde las escaleras hasta llegar a él.

—Ven, vamos a mi habitación —ordenó el rubio

Julio le siguió hasta ella, dónde el rubio estaba en la ventana fumandose un cigarrillo.

—Ya no necesito que vengas más

—¿P-porqué? — preguntó Julio

—Haz cumplido la parte de él trato

—No es necesario, yo puedo...seguir así

—¿Te gusta humillarte?

—No es eso, sólo que...quiero estar contigo...

—Ridículo —soltó burlón.

—Déjame quedar. Prometo no ser una molestia

Para la mente de Julio era difícil comprender por que no aprovechaba la oportunidad y salir de una vez de todas las torturas que sufría, si salía de ahí todo eso acabaría ya. Pero le amaba tanto, que prefería ser humillado a desaparecer de su vida.

Vagos recuerdos (yaoi/homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora