Capítulo 56. S | Comienzo

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Sam

Reviso las habitaciones una por una en busca de algo, de alguna respuesta por la que me mato en conseguir como si alguien estuviese pisandome los talones o estuviese respirandome la nuca, pero no logro encontrar nada... ningún rastro.

Emily no está.

—¿Algo?— el semblante desesperado de Hero aparece en mi campo de visión desde el inicio del pasillo.

La habitación del fondo es mi última esperanza y cuando la abro, esa esperanza se desvanece poco a poco. Esperaba que estuviera ahí, leyendo, escuchando música o haciendo cualquier cosa que pudiera justificar el que no la hayamos encontrado tan pronto, pero no. La habitación está llena de muebles viejos y un par de maletas.

Niego con la cabeza de manera rápida hacia el joven británico. Se lleva ambas manos al cabello y estira de él al mismo tiempo que se deja caer contra la pared.

—Todo se fue al carajo— musita con el rostro hecho trizas. —. Maldita sea, ¡se la llevó!

Toma un par de objetos que se encuentran a su derecha sobre un pequeño mueble de manera y los lanza como si fuesen un estorbo.

Su espalda se deja caer por la pared mientras sus manos viajan hasta su rostro y lo cubren. Cuando cae por completo al suelo, lo puedo escuchar suspirar mientras intenta contener con todas sus fuerzas el llanto.

Son tan solo un par de pasos largos los que tengo que avanzar para estar cerca de él. Me coloco en cuclillas al mismo momento que intento tomar sus manos con las mías. Cuando lo consigo, obtengo unas mejillas rosadas y un par de ojos cubiertos por un mar rojo.

Está tratando con todas sus fuerzas de no llorar.

—Haremos algo— le hablo. —. Haremos lo que sea.

—No comprendes... yo le prometí que la protegería. Cuando la conocí, supe que ella y Jackson eran todo lo que quedaba de mi hermano. Le prometí que sería valiente y que no me dejaría intimidar por nadie. Le prometí que estaría segura... se lo prometí en memoria de Dean.

—Está bien, puedes llorar— alza la vista. Me ve como si no pudiera creer lo que he dicho. —. Está bien llorar— aclaro antes de que malinterprete mi comentario. —, sé que quieres derrumbarte ahora mismo ¿y sabes qué? Eso está bien. Eso demuestra que eres un humano, no necesitas demostrar que eres fuerte ante esto...

—No tengo tiempo.

No deja procesar todo lo que le he dicho, pues ya se encuentra dando largas zancadas hacia las escaleras que llevan a las habitaciones superiores.

Escalera que mantienen un aspecto rústico y hogareño. La esquina de la pared que da en dirección a la segunda planta se encuentra desgastada y con astillas, pero las marcas de la altura de Jackson con el paso de los años la hacen ver especial. Distintos plumones de distintos colores se han utilizado para marcar la altura del pequeño.

Cuando camino hacia la estancia, me encuentro con un viejo mueble de roble oscuro. Sobre él hay varias fotos de Jackson con el atuendo de capitán américa, otras con Emily. Hasta que al final del recorrido hay una foto peculiar; son Emily y Dean en lo que parece ser una cita.

Hero jamás me había mostrado una foto de él, así que la curiosidad me invade y miro la foto de más cerca. Dean luce casi igual a Hero en cuestión de facciones, sin embargo, le encuentro gran parecido con la nariz y los labios de Jackson y las cejas de Juliet. Emily posa hacia la cámara con una sonrisa al igual que su pareja, quien parece tomar la foto. Se ven muy felices. Los ojos de Emily parecen expresar que está perdidamente enamorada del hombre a su lado. Ambos se ven completamente llenos de vida, jóvenes.

Toque de queda | Hero FiennesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora