¡Lean la nota al final, por favor!
Hero
El ruido de un movil —que parece lejano— me obliga a abrir los ojos de golpe. Mi vista se encuentra un poco empañada, por lo que me obligo a parpadear un par de veces más para acostumbrarme a la luz solar que ilumina mi habitación.
Cuando estoy dispuesto a ponerme de pie y tomar el aparato ruidoso de la mesita de noche, un peso me lo prohíbe. Me cuesta un momento darme cuenta que el cuerpo de Sam se encuentra perfectamente acomodado a mi lado. Su cabellera castaña cubre gran parte de mi pecho mientras que su cabeza descansa en mi brazo y su mano en mi torso.
Sonrío involuntariamente al observar su dulce imagen conmigo, se ve tan tranquila que ni siquiera parece que todo su mundo está de cabeza.
El sonido del móvil vuelve a interrumpir mi concentración, así que trato de escabullirme por debajo de las sábanas y de su cuerpo, para poder alcanzar el aparato.
—¿Dónde diablos estás?— la voz de Frank suena del otro lado de la línea. —. Son las once de la mañana, quedamos en que estarías aquí todos los días.
—No podré ir hoy.
—¿Vas a empezar con tus irresponsabilidades? Tenemos un trato, hombre. No puedes estarte tomando libertades cuando hay algo importante por hacer.
—Escucha, Sam me necesita, y si quiero me tomo todas las libertades que quiera para estar con ella.— disminuyo el tono de mi voz cuando de reojo observo a Sam removerse en la cama.
—Pronto no podrás estar con ella si sigues creyendo que esto es un juego. Necesitas concentrarte, carajo.
—Iré en cuanto pueda.
Cuelgo la llamada sin esperar respuesta de parte de Frank.
Me dejo caer sobre la cama mientras dejo escapar el aire acumulado en mis pulmones.
Sé que si quiero hacer algo, debo hacerlo ya. Sin embargo, me es difícil renunciar a los pocos momentos de felicidad que paso con mi chica a lado. Su aroma, el sonido de su risa, sus abrazos... cada vez es más difícil renunciar a ella.
No sé que demonios haré sin ella si todo esto termina mal.
—Buenos días— la escucho decir. —. ¿Qué hora es?
Giro mi cabeza para observarla y su imagen mañanera provoca un terremoto dentro de mí.
—Casi mediodía.
Antes de que si quiera me deje que me acerque a ella, se incorpora en la esquina de la cama con la cabeza estirada mientras una mueca de asco aparece en su rostro adormilado.
—Tu departamento huele algo mal.— habla.
—Es el estúpido refrigerador. Lleva descompuesto una semana.
—¡Una semana!— abre sus ojos completamente sorprendida. —. ¿A caso no te da asco el olor?
—Creo que me acostumbre— me encojo de hombros, dejando escapar una risa por su reacción. —. Debería de volver al departamento con Gael.
No paso desapercibida la reacción de su cuerpo al escuchar el nombre de nuestro amigo. Regresa con delicadeza hacia el centro de la cama mientras toma sus piernas y las aferra a su pecho.
—¿Has hablado con él? ¿Sabes algo de Alena?
La forma en como su vista se nubla me llena de impotencia por no poder hacer nada justamente en este instante. Verla decaída me hace recordar a lo diferente que era cuando apenas nos conocimos; valiente, terca y graciosa. ¿Qué fue lo que le hice?
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Toque de queda | Hero Fiennes
RomanceEn la ciudad de Detroit, alrededor de la media noche, un grupo de chicos hacen vandalismo por la ciudad sin importarles las consencuencias. Samantha siempre deseaba llegar con su familia sin ningún obstáculo de por medio. Sin embargo, una noche d...