Capítulo 06. S | Tensión

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Samantha

Durante el camino, sólo se escuchan algunas canciones que pasan por la radio junto a los ronquidos de Gael en frente de mí.
   Por momentos me maldigo por subirme al auto junto a la persona que se dedica a torturar a los demás. Sin embargo, una descarga de adrenalina y poder me arrastraron a hacerlo. No sé que planeo sacar de esto, sólo espero llegar a casa sana y salva.

En ocasiones miro a Hero a través del retrovisor. Mantiene el ceño fruncido y la vista fija en la carretera. Sus manos se aferran con fuerza al volante, tanto, que las venas en sus manos se comienzan a notar. Por momentos me detengo a escanearlo. La forma en como sus labios se curvan junto a su ceño fruncido en algunas ocasiones del viaje, es una excelente combinación.

No puedo asegurar que sea buena persona, cuando lo he visto ser parte de un grupo de imbéciles que perturban a los demás. No obstante, su apariencia no lo define como tal. No sé que estúpidas ideas se me han metido en la cabeza.

—Hey... ¿te importa si llego primero a dejar a Gael en nuestro departamento? Después te llevo a casa.

Asiento de pronto y luego Hero desvía la dirección en la que íbamos para después orillarse a las afueras de un edificio con un par de luces encendidas.

El chico se baja del auto y delicadamente baja a Gael de éste. Él reniega un par de veces hasta que se encuentra apoyado sobre Hero para subir las escaleras del edificio.

Los chicos desaparecen por la puerta y yo me quedo completamente sola en una calle oscura. Hero ha dejado las llaves pegadas en el auto, así que en algún momento alguien podría llegar y llevarme consigo.
   Trato de evitar pensar en eso, y entonces concentro toda mi atención en una medalla que se encuentra colgada en el retrovisor. Antes no le había prestado la atención suficiente como para darme cuenta de que estaba ahí.

Me acerco un poco para tocarla y entonces veo que en dicha cadena, hay dije colgado con el rostro de una chica. Ella mantiene una pequeña sonrisa hacia la cámara.
   Es posible que sea la novia de Hero.

Me alejo de golpe cuando veo salir a Hero del edificio en dirección al auto.

Se mete al asiento del piloto y enciende el motor. Se queda quieto durante unos segundos sin decir nada, pero observandome por el retrovisor.

—¿Y bien?

—¿Qué...?

—¿No piensas venirte adelante?— señala el asiento del copiloto con su cabeza. —. No soy tu Uber.

Lo miro durante unos segundos dudosa y él hace lo mismo en mi dirección. Acto seguido, salgo de la parte trasera y me adentro al asiento del copiloto con suma rapidez.
   No lo miro, ni por un segundo. Sin embargo, sé que el lo está haciendo. Me mira de reojo sin hacer nada y eso me incomoda. Hubiera preferido quedarme en el asiento trasero.

Antes de que pudiera articular una palabra, él se remueve en su asiento y se acerca a mí con rapidez.

—¡Mierda! No me toques.— reacciono, tratando de alejarme lo suficiente.

—Tranquila...— se burla, pasando su mano por detrás de mi cuello. —. Sólo voy a ponerte el cinturón de seguridad, ya que no te veo con intenciones de hacerlo por tu cuenta.

—Pudiste haberme avisado.

—¿Qué nunca has ido de copiloto en un auto, niña?— masculle con gracia.

—Samantha— le corrijo groseramente. —. Mi nombre es Samantha.

—Como quieras, Samantha.— repite, mientras se acomoda en su lugar y da marcha hacia la carretera.

Tomo la iniciativa de ponerme el cinturón de seguridad, tratando que él pase por desapercibido mi acto en la oscuridad. Pero no lo hace, escucho como suelta una carcajada sin nisiquiera mirarme.
   Decido ignorarlo, pegándome más a la puerta para lograr tener una distancia considerable con él.

La radio se ha apagado y los ronquidos de Gael ya no matan el ambiente incómodo que ahora se ha formado.

—¿Por dónde vives?— pregunta él de pronto sin siquiera mirarme.

Yo lo hago de reojo. Miro sus expresiones, parece que siempre mantiene el ceño fruncido.

Antes de responder, suelto una carcajada sarcástica hacia su pregunta y vuelvo a mirar hacia la carretera. Él me mira sin entender mi reacción y entonces vuelve a preguntar por mi dirección. Debe estar burlandose de mí.

—Sabes perfectamente dónde vivo.— contesto.

—No. No lo sé. ¿Quieres decirme o prefieres que te baje aquí mismo?— lo miro molesta y él alza los hombros sin preocupación. —. Es tu decisión.

—Déjame en casa de los Foster.

—¿Por?

—Favor.— ruedo los ojos, cansada por su actitud.

Él suelta una carcajada pequeña apenas notable y por primera vez siento que sonríe en serio.

—Tenemos que hablar— suelta de pronto y mi sangre se congela. —. Tú no me conoces y yo tampoco a ti. ¿De acuerdo?

—¿Por qué? ¿Tienes miedo a que te delate con la policía?— me burlo.

—Que me eches de cabeza con la policía es lo que menos me importa. Si te lo digo, es porque es mejor para ti.

Lo mejor para mí, es recibir una disculpa de su parte. Sin embargo, estoy casi segura de que no la conseguiré.

—Dijiste que ibas a acabar con mi vida si me volvías a ver— le recuerdo sus palabras y eso no parece agradarle. —Lo recuerdo perfectamente.

—Sí lo recuerdo, Samantha.

—¿Y por qué no lo has hecho?

No sé en que problemas me estoy metiendo, sólo sé que necesito saciar mi sed de preguntas en este momento.

—Porque no se suponía que te encontraría de nuevo. Y mucho menos que estarías dentro de mi auto.— dice, con tono obvio y sarcástico.

Los siguientes minutos, son en silencio. Él sigue con la vista en la carretera mientras yo reviso mi móvil.
  
Después de un par de trayecto más, visualizo la casa de los Foster y comienzo a quitarme el cinturón de seguridad. Sin embargo, pasa de ésta. Continúa su camino hacia girar en la calle en donde vivo y después, se estaciona frente a mi casa.
   Me quedo con la boca abierta durante varios segundos. Se suponía que yo bajaría en casa de los Foster y caminaría hacia mi casa, evitando que él supiera mi punto exacto de localización. Pero la sonrisa que mantiene en su serio semblante, me preocupa.

—¿Creiste que te dejaría en media calle? Mira la hora.— habla.

Miro mi móvil y sí, son exactamente las once de la noche y el toque de queda acaba de iniciar.

—De nada.— prosigue.

—Sigo esperando mis disculpas.— ladro.

—¿Disculpas de qué? ¿Por evitar que el resto de los chicos te hicieran daño esa noche?— se burla. —. Más bien, tú me debes las gracias.

—Y te las seguiré debiendo.

Abro la puerta del copiloto y salgo del auto con rapidez. Escucho como enciende el motor y después grita:

—¡Buenas noches, Sam!

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N/A: giiiiiirls, muchas gracias por los votos y comentarios jojo las amo. ESTAMOS A 6 DÍAS DE QUE SE ESTRENE AFTER OMGGGGG estoy re emocionada. Yo leí los libros en el 2014, 5 años esperando la peli omg me siento vieja, ¿y ustedes? no sean penosas jsjsjs las leo, xx.

Toque de queda | Hero FiennesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora