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-Suguru ¿Vayamos a comer? muero de hambre.- Satoru se mecía en la silla, con sus piernas en la mesa. 

-¿Es que no entiendes que estamos castigados? si no te hubieras metido en esa pelea no estaríamos en esta situación.- Contesto irritado, estaba escribiendo el informe que debían entregar para poder irse a sus casas. 

-Bueno... ¿Pero que querías que hiciera? estaban molestando a Ijichi, ademas tu también te involucraste, hasta Shoko participo.- Dejo de mecerse y miro a su compañero. -Sabes que soy el único que puede molestar a Ijichi.- 

-Hablando de eso ¿Donde esta Shoko?.- Ambos miraron alrededor y no había señales de su compañera, ni siquiera estaba su bolso. -Mierda... ¿Es que nunca aprenderán ustedes dos?.- Se froto los ojos, frustrado, estar con ellos dos siempre significaba problemas. 

-Eres demasiado recto Suguru... debes relajarte mas.- Se levanto de su asiento y se inclino hacia el para besarlo, los labios de Getou siempre estaban fríos pero no le importaba. 

-¿Estas es tu forma de relajarme?.- Respondió aun enojado. 

-Tengo otra en mente ¿Quieres probar?.- Movió la silla y se sentó en las piernas de su compañero, se acerco a su cuello para morderlo y susurro en su oído. -¿Acaso no quieres?.- El pelinegro paso sus manos por la cintura de Gojo y se besaron. 

-Cuando te lo propones puedes hacerlo bien...- Comento, burlándose de su compañero, a lo que Suguru mordió su cuello. 

-Cállate.- Comenzó a besar su cuello, mientras bajaba sus manos hasta el trasero del albino, apretándolo fuertemente. 

-Oye.- Suguru no dejo de hacerlo y metió su mano bajo el uniforme, acariciando toda su espalda, Satoru estaba tenso, pero trataba de dejarse llevar. 

-Te amo.- Le susurro al oído, Getou no le contesto.

Y nunca lo hacia. 

Cuando despertó, su humor rondaba entre la tristeza y el enojo. Se levanto de la cama y abrió el cajón de la cómoda, revolvió la ropa y ahí la encontró, una fotografía de ellos dos. Suguru lo cargaba mientras que el lo abrazaba, ambos sonrientes. Recordaba el día que se la tomaron, había sido en uno de los últimos días de clases, Shoko la saco.

La foto estaba arrugada y eso era por la incontables veces que trato de romperla o tirarla a la basura. Tal vez a pesar de todo el daño, una parte de el, aun lo amaba, la guardo nuevamente y miro el reloj, eran las  ocho treinta de la noche, Toji volvería dentro de unas horas. 

Tomo su abrigo y salio, a pesar de haber dormido muchas horas, no parecía haber descansado y eso lo ponía de mal humor. Cuando estuvo afuera, sintió el aire frió en su cara, puso las manos en los bolsillo y comenzó a caminar, paso por un maquina expendedora y compro un café. A unos metros había un callejón, donde estaban los botes de basura, escucho ruidos, un perro ladraba y gruñía, se acerco para ver que era lo que sucedía, habia algo dentro de una caja, ahuyento al canino y se acerco, alumbro con la linterna del celular y vio un gato blanco, tenia su pelo erizado, en el momento en que se agacho y se acerco, el gato bufo.  

-No te haré daño.- Acerco lentamente la mano, el gato saco la cabeza y acerco su nariz a su dedo, el gato termino por salir y refregarse en su mano, mientras ronroneaba. 

-Eres hermoso... no pareces ser de alguien.- Estaba bastante sucio y delgado, el pelo blanco largo estaba todo enredado. -¿También te abandonaron?.- Susurro y el gato maulló, tenia ojos azules como los suyos. -¿Quieres venir conmigo?.- El felino lo miraba fijamente, Gojo tomo la caja y lo puso ahí para llevárselo. 

OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora