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Las personas se alejaban de el y como no hacerlo, su cara esta casi roja de la ira, con el ceño fruncido y los labios en una fina linea recta. En cuanto las puertas del bus se abrieron, bajo y dando pasos rápidos llego a la puerta de su casa. Saco la llave de la mochila y abrió, dentro estaba oscuro y silencioso. Era claro que su padre no había vuelto del trabajo, eso hizo que se calmara un poco, ya que si lo tenia en frente en este momento le gritaría sin pensarlo. Escuchaba ladridos en el patio y luego de quitarse los zapatos, dejo la mochila en el suelo junto a las escaleras, paso el comedor y abrió la puerta trasera. 

-Ya regrese- dos perros se acercaron a el, llorando y saltando a su alrededor. -Ese sujeto volvió a dejarlo afuera- busco la bolsa de alimento y lleno los platos de los caninos. -Otra cosa que hablar con el, en cuento regrese.-

Subió a su habitación en busca de su ropa y toalla. Entro al baño, mirándose al espejo, sintiendo como su mano se contraía al igual que su hombro izquierdo, cerro fuertemente la mano y golpeo la mesada, termino de quitarse la ropa y entro a la ducha. 

Satoru sabia que en el momento en que su celular comenzó a sonar con insistencia y el simplemente lo ignorara, esto podría pasar. Suguru lo miraba fijamente como si buscara como empezar una conversación. Estaba demacrado, su cara pálida hacia resaltar un hematoma verdoso en su mejilla, su pelo suelto y desordenado, parecía no haber dormido en mucho tiempo, sus ojos rojos y las ojeras bajo ellos, lo delataban. 

-Quiero hablar contigo.- Hablo con voz ansiosa y ronca, como si hubiese gritado demasiado. 

-No tenemos nada de que hablar.- Contesto seriamente, no cometería otra vez el error de dejarlo entrar, no importaba cuan mal se viera. 

Estaba cerrando la puerta cuando un par de manos se lo impidieron. Getou empujo con fuerza la puerta, haciéndolo retroceder. Una vez dentro del departamento se abalanzo sobre el, tomándolo fuertemente de los brazos y lo beso. Gojo sentía esos fríos labios contra los suyos, le daba asco. Lo mordió pero aun así no pudo quitarlo de encima, la sangre se mezclo con la silaba de ambos, hasta que el albino termino por patearlo, alejándolo. 

-¡¿Que mierda haces?!- Se alejo de el, limpiando sus labios con la manga de su camisa. Suguru se relamió como si disfrutara del dolor, sonreía. 

-Oh por favor, no digas que no lo disfrutaste, así resolvíamos antes las cosas, Satoru. Podemos hacerlo de nuevo, solo déjame...- Trato de acercarse una vez mas, hasta que el otro le grito. 

-Cállate de una puta vez, yo no quiero nada contigo.- Estaba alterado, gritando, temblando de rabia y miedo. 

-Te necesito y te amo.- Hablo con calma, como si el arrebato de hace unos momentos no hubiese ocurrido.

-Yo no te necesito ni te amo, Suguru.- Trato de que su voz no temblara, que no demostrara nada mas que rechazo. 

-Por favor... necesito que me perdones.- Su voz termino por quebrarse, estaba llorando. Gojo sentía como algo se oprimía en su pecho. 

-Fuera.- Susurro, Getou lo miro como si lo hubiese abofeteado y tal vez así era pero para Satoru ver su cara, era recordar el día en que terminaron, ese día en que Megumi trato de defenderlo, en que tomo el cuchillo y amenazo con matarlo si se acercaba. 

El pelinegro se limpio el rostro y salio del lugar. En cuanto se fue, Gojo cerro la puerta, apoyando sus manos contra ella. Su cuerpo entero temblaba, pasaron segundo, minutos, tal vez hasta que se movió, paso sus manos por su cabello, tomo su abrigo y salio del departamento.

Afuera hacia frió pero no le importo, no estaba lejos de aquel viejo edificio, en cuanto llego paso la oscura recepción y subió las escaleras hasta el cuarto piso. Paso por un largo pasillo, alfombrado, plantas colgando de sus paredes, algo que en internamente odiaba. Fue hasta la ultima puerta, dudo en tocar pero aun así lo hizo, tardo en escuchar pasos y como la llave giraba para luego abrirse la puerta. 

OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora