—Date prisa, Nobara, llegaremos tarde y no quiero perder otro vuelvo.
—No puedo ir más rápido, el bolso pesa.
—¿Y porque cargaste tantas cosas? Dijiste que comprarías cosas allá.
—Bueno pero para salir hacer esas compras debo verme bien.
—No entiendo cómo te dejaron pasar con tanto peso.
—Tu no llevas nada porque no necesitas verte bien y ni te importa.
—Me gusta verme bien pero no le doy la misma importancia que tu.
—Deja de quejarte y ayúdame.
Yuji, suspiro acomodando su bolso en el hombro y tomando el de la chica. Ambos estaban retrasados, recorriendo el aeropuerto de un lado a otro.
—¿Qué traes, ladrillos?
—Apúrate, llegaremos tarde —respondió. Sabia que Yuji era demasiado bueno como para no ayudarla.
Estaban a punto de perder el vuelo y otra vez por culpa de Kugisaki, quien tardaba horas en prepararse. Cuando llegaron al túnel, un empleado ya estaba colocando la correa que indicaba que nadie mas podía pasar. Yuji recorrió esos pocos metros lo mas rápido que pudo, arrojando los boletos sin detenerse; nada arruinaría el viaje, debía subir a ese avión si o si.
—Voy a dejarte la próxima vez —dijo agotado una vez que estuvieron en sus asientos; a punto de despegar.
—Espero que no haya próxima —contesto la chica, mirando por la ventana—. ¿Hablaste con Fushiguro?
—Si, dijo que estaba terminando de acomodar las cosas para la inauguración —Reviso que su celular estuviera apago.
—Es una lástima que el viaje haya tocado el mismo día.
—Se lo compensaremos de algún modo...
Estos últimos meses habían sido una locura, pero en este momento se sentía como si todo estuviera solucionado.
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—Megumi, ayúdame con esto.
Fushiguro se dio la vuelta, yendo hasta donde Maki; quien cargaba un enorme cartel. Pasaron las cuerdas y tiraron subiendo el letrero hasta por encima de la puerta. Una vez que quedo listo, se pararon juntos a verlo. Zenin- Dojo.
—Hoy es el día... espero que todo salga bien —
—Todo saldrá bien, quiero ver a todos esos niños llamándote: Profesor Fushiguro... o Guro en todo caso, es demasiado largo —Maki, paso su mano por su cabello y cayo al no tener el largo que acostumbraba. Hace tiempo se lo había cortado y aun le era extraña la sensación.
—Recuérdame porque hago esto
—Por que te gustan las artes marciales y necesitas pagar la universidad.
