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Eran las siete treinta de la mañana, de un domingo, Yuji odiaba despertar temprano un día que no tenia clases. Desde el viernes no había podido dormir tranquilamente, los recuerdos de esa tarde aparecían para incomodarlo, si se concentraba podía sentir las manos de su profesor acariciar su cuerpo. Miraba con atención el techo y reflexionaba de esa situación, no le importaba el echo de haberse masturbado, lo había echo antes pero nunca de ese modo, pensando en alguien y que ese alguien fuera su profesor. Admitía que era apuesto, era lo suficientemente maduro para admitirlo. Se sentó en la cama frustrado, miro a su lado con enojo a su hermano mayo, que balbuceaba. Busco sus zapatillas para correr y salio de la habitación. El cielo comenzaba a iluminarse cuando salio a la calle, se puso los auriculares y comenzó a trotar, correr le tranquilizaba, sentía el aire golpear su rostro. 

Se detuvo al llegar a un parque, se sentó en una de las bancas, mirando el resto de la ciudad. Le gustaba Tokio, la multitud no le molestaba y ver todas las calles coloridas, le gustaba. Saco su teléfono viendo que eran las nueve de las nueve menos cuarto, dudo en escribir el mensaje para Fushiguro, pero el era el tipo de persona que lo rechazaría si no tenia ánimos. Camino, llegando a la calle principal, entro a una tienda y compro dos sándwich y dos bebidas, si Megumi no venia, se lo llevaría a Ryomen. Se sentó en un banco bajo la sombra de los arboles, miraba los autos pasar y como a cada minuto aumentaba la cantidad de gente. 

-¡Oye!.- miro a su lado, Megumi tenia la manos en los bolsillos, con los auriculares puestos, parecía agitado, fue cuando Yuji noto que estaba vestido de gimnasia. -¿Que es lo que quieres?.- el tono de fastidio mezclado con una leve preocupación, hizo que sonriera. 

-Lo siento, estaba algo aburrido.- tomo la bolsa del suelo y la tendió entre ambos. -Ten, compre comida y agua, ¿Estabas corriendo?.- Megumi la tomo, suspirando. Se acomodo al lado del chico, quitándose los auriculares para guardarlos en su bolsillo. 

-Si.- miro a su compañero. -¿Y que haces aquí tan temprano? creí que eras de lo que dormías hasta tarde.-

-Tu y Kugisaki siempre tienen una mala imagen de mi ¿No es así?.- suspiro, recordando cuando conoció a la castaña. -No podía dormir, así que decidí salir a correr, ademas estaba harto de escuchar balbucear a Ryomen.- en el momento que escucho su nombre, Megumi apretó la mandíbula, claramente molesto. 

-¿Sucedió algo entre ustedes?.-

-Nada importante.- dejo la bolsa en el suelo, luego de sacar el sándwich. 

Yuji se quedo callado, mirando la calle, sus manos cosquilleaban y sin mirar al pelinegro, le pregunto. 

-¿Tu conoces al profesor Gojo desde hace tiempo?.- parecían bastante cercanos, mas de una vez los había visto llegar juntos. 

-Si ¿Pero a que viene eso?.- guardo el envoltorio de la comida en la bolsa. 

-Eh... solo es que me dio curiosidad, pareces conocerlo mucho.- entrelazo sus dedos, comenzó a mover sus piernas. 

-Bueno, viví la mayor parte de mi vida con el.- Yuji recordó cuando Gojo le contó sobre las mejillas de Megumi, sonrió al pensar a su profesor cuidando al chico. 

-Pero ¿Tu padre?.- 

¿Su padre? su padre era el peor de sus problemas. -El estuvo en el exterior y no es como si le hubiera importado dejarme de todas formas.- Aun podía recordar, cuando Satoru apareció con una maleta y diciéndole que su padre se había ido del país y que seria solo unos mese, que terminaron siendo años. 

-No creo que fuera así.- aunque susurro, Megumi alcanzo a escucharlo, en cuanto se dio cuenta de lo dicho, levanto la mirada. -Disculpa, dije algo raro, imagino que tienes tus razones para pensar de ese modo.- 

OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora