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-¿Choso? -todo sucedía tan rápido, acumulándose poco a poco. Es por eso que no pudo, finalmente, contener las lagrimas.  Abrazo con fuerza al hombre, dejándose llevar por la tristeza. 

-¿Que sucede hermanito? -Se apresuro a tomarlo entre sus brazos, odiaba ver a su familia llorar. -¿Donde esta tu abuelo y Yuji?

-Falleció... el abuelo murió.- 

Choso, lo apretó con fuerza, recargándose en la puerta. Acaricio el cabello rosado con suavidad, tratando de transmitirle calma. Wasuke, lo había tratado como parte de la familia junto a sus hermanos y siempre le agradecería; pero también entendía el hecho de que no era una buena vida la que llevaba; siempre en hospitales, inyecciones, tratamientos. Lo había hablado la ultima vez que lo vio. El era ahora mismo el mayor y debía proteger a sus hermanos. 

Una vez que Ryomen se calmo, se quedaron juntos en el sillón. Choso le dio una taza de té, y en todo el momento que estuvo no pudo ver al otro gemelo. 

-Ryomen...-

-Esta en el hospital...- hablo despacio, mirando fijamente el te de la taza. -Esta internado en el hospital... por mi culpa.

Choso, sabia de la mala relación y siempre había estado de mediador. Podría decirse que tenia mas afinidad con Yuji; después de todo fue al primero que conoció. Pero ahora mismo no serviría de nada reprocharle a Ryomen; no luego de verlo desmoronarse en sus brazos. 

-Puedes ir si quieres, no es necesario que estés aquí.

-Voy a quedarme esta noche, si no te molesta. 

-Claro que no me molesta.- apoyo la cabeza en el hombro de mayor, cerrando los ojos. 

A primera hora del domingo, a Yuji le dieron el alta medica. Gojo lo llevo a su departamento; luego de una intensa charla sobre que lo mejor seria que el chico volviera a su casa y que tal vez el tomo una decision algo extrema. Pero Yuji no quiso volver a casa, así se decidió que se quedaría en el departamento de Satoru por el momento. 

Gojo, paso una tarjeta por un escanear el cual abrió la barrera del estacionamiento techado. El subsuelo; era amplio, de paredes grises y luces blancas una al lado de la otra en el borde del piso y el techo. Yuji, tomo el bolso de mano que Megumi le había dado con un poco de su ropa; para los días que estuvo internado. Entraron en el ascensor y Gojo pulso el ultimo numero del tablero; piso 19.

-¿Que quieres almorzar? puedo cocinarte lo que sea.

-Puedo ayudarte hacer albóndigas, eso es lo que mejor hago. 

-Bien, me fijare si tengo todo o si no saldré a comprar. 

El ascensor se abrió, un pasillo corto; el piso de gamuza roja y unos pequeños plafones redondos en la pared. Parecía el pasillo de una película de terror que había visto. El tapizado era beige con detalles en dorado, una única puerta blanca estaba al final. Satoru abrió la puerta y saco la lleve, tenia un genkan; con una alfombra blanca, un mueble para los zapatos y perchero negro. Era un pasillo pequeño, pero desde la puerta podía ver un la luz del día entrar con intensidad. 

Ambos se quitaron los zapatos, dejándolos acomodados en el mueble. Yuji avanzo junto a Satoru, el pasillo era corto y se abría a un salón, mucho mas grande que el de su casa; tal vez todo el departamento lo era. La cocina estaba a su izquierda; era bastante amplia, el mesón era de granito negro con detalles blancos y el amueblado era gris. Una isla dividía la cocina con el resto del salón. Había un sillón de tres cuerpos y dos mas; de uno solo, la televisión frente a ellos y detrás una mesa de vidrio y sillas negras. Demasiado para alguien que vive solo, miro a su pareja la cual estaba revisando la cocina y se pregunto si se sentiría solo aquí. Camino hasta el ventanal; el cual ocupaba desde el piso hasta el techo, unas abrazaderas negras sostenían las cortinas blancas, llegaban hasta el suelo. 

OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora