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Yuji por primera vez en mucho tiempo había podido dormir con tranquilidad, sin pesadillas ni angustia. Cuando abrió los ojos se encontró con el rostro dormido de Satoru, a veces le impresionaba que su piel fuera tan perfecta pero todo en el era perfecto. Sentía a Sora ronronear en su espalda, era por estos momentos que a veces quería detener el tiempo. Pero no tenia ese poder y la alarma del despertador sonó, haciendo que el albino frunciera el ceño y se abrazara mas al chico. 

-Satoru, debemos ir a la escuela.  -La única respuesta que recibió fue un largo gruñido. -Por favor, luego te comprare helado. 

-¿Es que soy un chiquillo? 

-Si.

-Bien, ya estoy despierto -puso su cabeza al nivel de la del pelirosa-. Buenos días, Yuji. 

-Buenos días. 

Se dieron un corto beso en los labios y Yuji se levanto, no quería llegar tarde y estaba tratando de hacer lo posible para que Satoru dejara de ser tan impuntual. 

-Hoy tengo que ver a la doctora Miyuki, iré luego de clases -dijo antes de salir de la habitación. 

Le agradaba la doctora, sus gestos eran gentiles y su voz era tranquilizante. Era fácil con ella y le explico tantas cosas sobre el tratamiento y la forma de trabajar; que su antigua psicóloga a penas mencionaba. Se detuvo a mirarse en el espejo, a sus ojos se veía mejor que otros días, ayer en la noche la paso muy bien con Satoru, bailando y...

Su cara se puso roja y paso su mano por su cabello. Te amo, lo amo. 


El profesor Nanami no había asistido ese día y era demasiado extraño, como era la ultima hora; salieron antes. Nobara tuvo la idea de ir a tomar algún café, mientras que Fushiguro quería volver a casa y Yuji, quería ver a su doctora. Ninguno de sus amigos sabia de la doctora Miyuki y prefería tenerlo así por un tiempo mas. Decidieron dejar los planes de salir a tomar un café para mañana y así Fushiguro descansaría luego de cuidar a su padre de algo que no quiso decirles. 

Cuando estaba saliendo de la escuela, se encontró frente a frente con Ryomen. Apretó con fuerza la tira de su bolso y paso con rapidez a su lado. Pocas veces se había vuelto a encontrar con su hermano en la escuela, pero las veces que lo hizo siempre estaba con Nobara y Fushiguro. 

Choso le había hablado para hacer los tramites de los seguros y el dinero que su abuelo tenia guardado. Choso se había convertido en tutor de ambos y agradecía que los ayudara. 

-Es mi deber como hermano mayor. 

Le había comentado la vez que se vieron luego de clases. 

Un taxi se detuvo frente a el y subió; le indico la dirección y suspiro mirando por la ventanilla. A veces se preguntaba si merecía la atención de todas las buenas personas que conoció. Ni siquiera su madre lo apreciaba, esa mirada vacía que le dirigía o simplemente lo ignoraba. Su padre y su abuelo eran los únicos que parecían amarlo, luego de que Ryomen comenzó a aborrecerlo como su madre. 

Y luego estaba Junpei, a quien quiso con mucha intensidad, tanta que termino por consumirlo. 


Gojo, miraba el cielo anaranjado por el atardecer, le gustaba mucho; termino de guardar sus cosas en el maletín.

-Profesor -una cabellera rosada apareció por la puerta, unos ojos avellanas gentiles.

-Pensé que te habías ido -Las clases habían terminado hace mas de media hora, hasta el mismo se sorprendió de haberse quedado tanto tiempo.

-No quería hacerlo, sin antes despedirme -el chico se aproximo a el, pasando sus brazos alrededor de su cuello para besarlo.

-¿Que crees que haces Itadori? -dijo, interponiendo una carpeta entre sus rostros.

-¿Como que hago? quiero besarte -comento nervioso, acercándose nuevamente. Pero Gojo, lo aparto con brusquedad.

-Nunca podrías siquiera parecerte a tu hermano, Ryomen.

-Siento no verme como un dulce bebe virgen -El chico bufo y paso una mano por su cabello-. ¿Por que es así como te gusta, no? -se acerco de nuevo al mayor, pasando su mano por su pecho-. ¿Que diría la gente si se enterara de que un profesor abusar de su poder y se coge a su estudiante menor de edad? El cual acaba de perder a un familiar, muy vulnerable-

-Me sorprende la cantidad de odio que guarda tu pequeño corazón -Tomo el maletín, sacudiendo su camisa-. Para alguien que quiere que su hermano desaparezca, le das mucha importancia.

-Bueno es que a veces me pongo sobre protector... ya sabes como mi hermanito es ingenuo, alguien debe cuidarlo... ¿Sera que tu lo haces?

-No tengo tiempo para esto, sera mejor que vayas a casa. Hasta luego, Itadori.

-Mañana sera un día bastante ajetreado.

La doctora Miyuki termino de escribir algo en su libreta, Yuji la miraba con atención. No había hablado desde que llego y el mismo se sintió patético, perdía el tiempo el de su doctora, que seguramente tendría mas pacientes... pacientes

-Mi antigua psicóloga... ella era muy estricta -La mujer levanto la vista de su libreta, sorprendida, cerro la libreta y con un gesto le incito a seguir hablando.- Había... un chico, era paciente de ella desde hace tiempo, mucho antes de que yo llegara. El era un buena persona y por serlo lo molestaban en la escuela -No sabia por que estaba hablando de eso pero una parte de el quería hacerlo-. No quería estar solo y trate de ser su amigo a pesar de que me dijo que no podíamos.

-¿Por que no podías ser su amigo? 

-Ese era al parecer una de las reglas de la doctora, los paciente no pueden ser amigos...-junto sus manos con fuerza-. Pero yo insistí y empeore la situación... cuando la doctora se entero decidió dejarlo a el con otra compañera... ella eligió seguir las sesiones conmigo que con el. 

Aun podía escuchar los gritos del chico, a través del teléfono. 

-Lo arruinaste, Yuji, ella me dejara. 

El recién llegaba de la escuela, cuando vio las incontables llamadas del chico. Cuando atendió y dijo eso, se sintió caer en un agujero. 

-Junpei, espera... 

-¿Por que lo hiciste? -su voz termino por quebrarse en un llanto que jamas había escuchado. Hasta el mismo comenzó a llorar. 

La llamada se corto y el salio corriendo de su casa en dirección al departamento del pelinegro. La angustia que sentía lo asfixiaba, el aire a penas entraba en sus pulmones y sus piernas parecían querer desprenderse. Cuando estuvo frente a la puerta, golpeo una y otra vez, sin respuesta, pateo la puerta dos veces hasta que se abrió. No recordaba mucho de esa tarde, solo su propio grito desesperado. 

-El se suicido esa tarde. 


Ryomen, estaba sentado en su cama, con la espalda apoyada en el respaldo. Tenia el celular en su mano, mirando la publicación y esa fotografía como el centro de todo. Pulso la tecla de enviar, mirando el circulo girar y luego oficialmente publico. 


*Capitulo corto pero el siguiente muy largo... aunque el próximo sea el penúltimo. 

*Canción de la semana: No se, tiren una... 

OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora