CAPÍTULO 2.1

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Cuando ví por primera vez el instituto tuve una extraña sensación de la que no me habían preparado las imágenes que había encontrado en internet. Chicas de mi edad, solo eso, solo niñas en cada rincón de ma instalación. Sabia que era de niñas esto, pero no había pensado a que proporciones.
Las niñas vestían uniformes de falda tableada tipo escocesa y el suéter color azúl marino, en pocos minutos yo estaría vestida como todas ellas.

Cuando caí en cuenta, ya llevaba un mes recorriendo los pasillos preguntándome como había perdido la noción del tiempo en un lugar como este, escuela y casa al mismo tiempo. Lo de menos era el lugar, mas bien las pocas o nulas amigas que conseguí por haber iniciado tarde el curso, me asustaba el hecho de que no pudiera ponerme al corriente de los temas.

Una mañana estaba fuera del edificó principal, recargada en un árbol pensando como podría resolver los ejercicios de matemáticas, cuando llamo mi atención un carburador ruidoso que provenía de un auto; se estacionó en la entrada y de él salió un señor canoso y de traje alto, dejó de importarme y retiré la vista, pero aún de reojo vi como también salió una chica de mi edad, delgada, de lentes, se veía seria, o tal vez estaba molesta como cuando yo llegue la primera vez, de lejos intercambiamos una mirada, fue apacible, fue tranquila, como si todo este tiempo, la hubiera estado esperando para compartir mi penitencia con ella
Su nombre, Camil Casqueda.

Habíamos hecho una buena conexión desde esa mañana, nos volvimos amigas después de presentarnos, y de mostrarle el instituto, por fin había encontrado a alguien con quien hablar de las clases, o hacer juntas la tarea.

Aprendí muchas cosas de ella, como "De que jamás desperdiciara mi potencial por gente que no me comprendía", también que "las verdaderas amistades llegan en los momentos más difíciles de la vida" y la más importante "Si esta en mi, siempre cuidare de ti" fue la que tuvo más valor en toda mi vida, no parecía de la edad que aparentaba, era muy sabia para su corta edad, con ella la vida en el instituto fue mucho más divertida, me encantaba hablar con ella, y fue cuando nos conocimos mas a fondo. Yo le conté mi vida, omitiendo el hecho de que mi perro había regresado de la muerte y podía verlo correr en el jardín, la única amiga que había conseguido y contarle de algo que para muchos podía se aterrador, eso podía hacer que se apartara; y me agradaba, de verdad, no quería perderla.

Me contó que no estaba ahí por coincidencia, su padre era el dueño del terreno del instituto, algo que me tomo por sorpresa, ya que no esperaba escuchar eso, supuse entonces que eran ricos, como para haber abierto un internado, decidí no interrumpirla, para poder seguir escuchando su historia:

-Papá no estaba tan convencido de inscribirme aquí - dijo - De hecho, fue mamá la que insistió, quería que estudiara aquí por la oferta educativa que implemento el director hace un año, a mi me gustaba mi vieja escuela.

Los días pasaron y pudo a ver sido la mejor época no sólo en el instituto sino de mi vida, pero tarde o temprano ví algo.

Una energía extraña nos rodeaba siempre que estábamos solas, y eso sólo cuando estaba con ella, antes no lo había presentido.

Los dormitorios, eran grandes, en cada habitación cabían 8 camas, estaban a lo largo de éste, cada cama con su respectiva lámpara y un buró, nuestra alcoba estaba en el tercer piso, ya hacia un tiempo que Camil se había instalado junto a mi cama del lado izquierdo, dormía con un pequeño peluche de leoncito futbolero que le regalaron sus padres cuando era más pequeña, lo llamaba Runtyn.

Esa noche nos envolvíamos en nuestras cobijas dándonos las buenas noches y la luz se apagaba hasta la mañana; esa noche fue el comienzo de la pesadilla...

Había despertado en la madrugada, eran como las tres, sólo me puse a dar de vueltas en la cama, ya como a la treceava vuelta de derecha a izquierda, fue como un movimiento involuntario voltee a ver a la cama de Camil y fue algo tan horrible ver que a su dado izquierdo 3 sombras sin rostro la miraban, parecían siluetas de niños, de distintas edades, me asusté y de inmediato prendí mi lámpara, habían desaparecido, Camil estaba dormida cómodamente, parecía que no se había movido en toda la noche, como la vi antes de dormirnos, así se quedó. Extrañada me volví a dormir, pero había quedado inquieta.

No habían niños en el instituto, eso era obvio, aún que hasta para mi era difícil creerlo, la realidad era que algo seguía a mi amiga y podía verlos.
Lamentablemente, esa solo fue la primera de tantas veces que vigilaron a mi amiga al dormir.

Una noche, me propuse a esperarlos, fingí que tenia que terminar la tarea de álgebra, permanecí sentada en mi cama del lado de Camil, para así cuando los viera, pudiera alumbrarlos con la linterna que había guardado horas antes, tenia que comprobarlo, mas el sueño me gano, y al despertar era ya de día y estaba recostada a lo ancho de la cama, me decepcionó que no pudiera resistir toda la noche, aún seguían todas dormidas - ¿Qué hora era? - Me pregunté, la leve luz del sol entraba por la ventana, volteé a ver el reloj de mi buró, pero al parecer éste se había parado en cierto momento de la noche porque la hora que marcaba eran las 3:00 am.
Pero si se hubiera parado ¿por qué precisamente a esa hora?

¿Qué podía hacer? ¿Decírselo a Camil? ¿Podría entenderme? ¿Confesarle que puedo ver cosas que los demás no?

Actúe normal toda la mañana, el profesor de Física hablaba pero yo no oía lo que decía, me encontraba perdida, cambiamos de clase, y la misma situación, al acabar estas; frecuentemente Camil y yo íbamos a hacer la tarea en las mesas del puente, un pequeño riachuelo pasaba por debajo, el clima estaba fresco, nos golpea un ligero viento siempre por estar rodeadas de una pequeña área verde.

-¿Te encuentras bien? - me dijo dando me una palmada en la mano donde se encontraba mi lápiz, ella trataba de que las hojas de su trabajo no volaran.

-¿He? - recuerdo que le dije confundida.

-Es la segunda vez que te lo digo...

-¿En serio? Perdón es que...

-Estas muy distraída hoy.

-¿Es tu forma de decirme gentilmente que soy una tonta?

-No, estas distraída, y no es una ofensa ¿Qué te pasa?

-Nada solo no pude dormir bien - inventé lo primero que se me ocurrió

-Que raro...

-Si también lo fue para mi...

-Dice mi mamá que eso ocurre cuando piensas mucho en algo ¿En qué piensas?

-Escuela, niñas a mi alrededor...

-Eso es como vives, deberías pensar en tus calificaciones.

-¡Oh! ¡Quizás sea eso! Las materias me han tenido muy agotada.

-Ya te creo ¿Terminaste lo de Álgebra?

-No, quedamos en que lo terminaríamos hoy...

-Anoche dijiste que le adelantarías - ahí se me había caído mi mentira.

-Ah, es cierto... - dije nerviosa y aprisa esculque mis apuntes solo para no verla a la cara.

-Te dormiste - afirmó.

-Disculpa, el sueño me domino, no conseguí nada.

-Sacaste 7 en Álgebra, ¿Por qué no te esfuerzas solo un poco?

-Quizás porque no es lo mío, las matemáticas solo se le dan a un pequeño grupo de personas, tu entras en ellos, la gente como yo, nos es más fácil materias que no tengan que no tengan números.

-Si por eso no reprobaste historia.

-De eso hablo - me hizo una mueca y regreso a su libreta -¿Es lo de Álgebra?

-Si.

-¿Me ayudas? - ella me miro enfadada, yo subí apenada los hombros y río, abrió su libreta y comenzó a explicarme.

-Por eso eres mi mejor amiga.

-No me sorprende - las dos reímos.

Puedo VerlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora