Al salir de la segunda hora, tenía unos quince minutos libres, fui a la tienda por algo de comer, me iba a la tercera clase, pero la secretaria junto con el director venían aprisa - Que no vengan por mi – rogaba, quise irme, pero me detuvieron con un:
- ¡Señorita! - grito la secretaria
- ¿Althair? ¿Fue ella? – dijo el director para la secretaria.
-Si señor, la vi saliendo de su oficina esta mañana – el director me lanzó una mirada acusatoria.
- ¿Es cierto eso Althair?
- No - rápido trate de pensar en una justificación.
- ¡No mientas yo te vi! – grito la secretaria
-La verdad si entré, es que un insecto horrible se escabulló y quería verlo, salió por su ventana y fue cuando salí, disculpe... - retome la mentira del insecto, era siempre lo primero que se me ocurría.
-Es una justificación muy tonta – relaja un tanto su furia y le dice a la secretaria - Señorita Clara, adelántese con la organización de esta tarde, hablare seriamente con Althair – ella se fue enviándome una mirada presuntuosa, mientras él me jalaba de un brazo a fuera de la ventana de la tienda - ¿Por qué lo haces? ¿Por qué puedes quedarte quieta un instante? Me harta el tener que resolver asuntos como en los que te meter.
- ¿Qué le pasa? – la forma agresiva con la que me hablo me extraño - Cuando lleguen tus padres hablare sobre tu futuro en este colegio.
- ¡Está exagerando yo no he hecho nada malo!
- Si eso creer ¡Dime que entraste a hacer a mi oficina!
-Ya se lo dije.
-No creo tu mentira – el bolsillo de su saco comenzó a vibrar, era su teléfono - ¡Bueno! - respondió molesto, al oír un poco se dio la vuelta, no sé qué balbuceo, esperaba que eso lo distrajera lo suficiente como para que yo huyera de ahí, colgó de inmediato y nuevamente molesto continuo -...Lo preguntare por última vez, ¿Qué entraste a hacer en mi oficina?
- ¡Nada malo! ¡Ok! Ya se lo dije, yo para que querría entrar a su horrible oficina – Se sobo la cabeza fingí tranquilidad e inhalando bastante aire dijo:
-Tengo mejores cosas que hacer que estar discutiendo contigo, estarás castigada, vete al salón de danza, quédate ahí hasta que lleguen tus padres, luego ve a mi oficina.
- ¿Qué? ¡Aguarde! - sin más se fue, yo estaba tan molesta, él sabía que le mentía, pero no le diría la verdadera razón de porque entre, me vería como una extraña si le confesaba lo del número de la señora Esme, y peor aun la pesadilla que viví con el fantasma, así que un odio contenido al director me fui al salón que me indico.
El salón de danza sin gente era un lugar triste, la puerta era blanca y rechinaba solo al tocarla, los pisos de madera pulidos, las cuatro paredes eran espejos, una de ellas daba a un ropero con todo el vestuario, me tire en el suelo, en la pared que daba a la entrada y la ventana de doble vista, ahí desate un horrible ataque de furia contra el suelo "perfecto", sentía una frustración que me hacía llorar el coraje, la rabia y decepción. Detestaba volver a caer en ese sentimiento cuando la alegría había llegado por una fracción de segundo.
La puerta rechino, todo se calmó, presentí que eran nuevamente los fantasmas y diciendo a la nada.
- ¡Por favor déjenme sola! – se acercaba un golpeteo en el suelo - ¡No quiero que me molesten! – no quería saber de nadie y mucho menos de ellos - ¡Váyanse! ¡Váyanse! ¡Váyanse! - con desesperación grite - ¡Ya no quiero nada de ustedes, ya estoy harta de que me acechen sin mostrar el rostro! ¡Quiero que se vayan de aquí! ¡Los odio, los odio desde que los conozco! ¡Oyeron bien! ¡Los odio! ¡Los o-di-o! ¡Por ustedes soy tan infeliz, por su culpa todo, absolutamente todo es horrible! Ustedes me arrebataron lo único que me hacía feliz ¡Ustedes se llevaron a mi amiga! Se la llevaron... ¡Mi amiga! Los odio - ¿cuáles eran sus razones? Me pregunte a mi - ¡No tenían el derecho de arrebatarle su vida ni la de su padre! – por la puerta un violento aire penetro haciendo que el rechinido provocara un pavor inquietante, los había hecho enojar... la visibilidad de sus rostros por fin era perfecta, era como si estuviera enfrente de gente disfrazada, más la niebla que emanaban era la excepción, sus rostros pálidos pero calcinados, su ropa gastada, sus expresiones, su presencia sepulcral, solo me miraron por unos segundos pero algo más extraño aún era que en aquella habitación por fin se sentía la presencia tranquila, la presencia que me había conducido al misterio de los periódicos viejos, aquella que me acechaba en silencio, la pasiva y no provenía de ninguno de los 3 niños... había un cuarto fantasma en esa habitación.
-Tu jamás debiste volver - dijo leve el mayor.
-Tú no sabes realmente nada - pronuncio inocente el más pequeño.
-Reconocemos que fuiste de ayuda – prosiguió el mediano.
-Todo este tiempo ¿y si podían hablar? – les dije extrañada.
-Jamás intentamos contactar contigo – siguió el mayor - Solo queríamos que te alejaras, no te incumbía, mas ahora es razonable mostrarte porque nos llevamos a tu amiga... - giro a ver el extremo izquierdo donde estaba el mediano, lo cual me extraño porque no vio a su hermano realmente.
- ¿Te gustaría venir? – mencionó el pequeño, elevando su pequeño cuerpo por la habitación.
- ¿Ir, a dónde? – con miedo retrocedí de él, los otros de igual se empezaron a aproximar a mí y elevándose del suelo, sus ropas emanaron un brillo el cual me envolvió.
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Puedo Verlos
Mystery / ThrillerEl internado de señoritas de la ciudad de Joquen encierra misterios tras su construcción. Althair una joven incomprendida, capas de ver las cosas sobrenaturales que pasan en el instituto, descubrirá que todo esto se deriva por su amiga Camil y el pa...