CAPITULO 3

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Cuando íbamos de regreso a la recamara, su padre la llamó, yo me adelante para dejarlos a solas; eran como las 3:00 de la tarde.

Al llegar estaban 3 niñas, se estaban peinando, así que para entretenerme y tratar de ignorar lo que decían y hacían me propuse a leer el libro de Ciencias, lamentablemente no soy de esas personas que si leen nada los distrae, oigo todo, es involuntario y muy molesto.
Una de esas chicas, Celia dijo una horrenda palabra, en mi tiempo aquí no había escuchado a ningún chica decir groserías, ninguna se mostró mas incomoda que yo, y por ende susurré para mi.

-Dilas con provecho si alguien no es derecho – pero el susurro no había sido suficiente ya que la Celia me oyó.

-¿Qué dijiste algo Althair? - me dijo un tanto molesta.

-Ah, no sólo que, esa palabra, no se escucha bien que lo digas, pero si quieres ignórame.

-¿Puedes repetir la frase que dijiste?

-¿Dilas con provecho si alguien no es derecho? — le dije confundida.

-Me agrada, tal vez la use — junte los hombros en aprobación.

-Adelante — que alegría que no me reclamo por estar oyendo, y como no, si algunas veces uno no tiene presente el volumen de voz que usan al hablar.

Mis padres me enseñaron esa frase, no toleran las groserías, creó que por eso igual tenia que decirla, ya la tengo muy presente en mi día a día.
A los pocos minutos llegó Camil, afortunadamente, ya que me sentía extraña de aun seguir oyendo la conversación de mis compañeras, se veía muy emocionada y verla así me puso de igual contenta.

-¿Qué te dijo como para que te pusieras tan feliz?

-Lo llamó mi tío Brasco, vive en la ciudad junto con su familia.

-Que lindo.

-Harán una comida, pidió permiso para que el director nos permita salir esta noche.

-¿Nos permita salir? ¿Oí bien?

-Iras conmigo — mi corazón se aceleró, como el de un ratón, mis ojos centellaron, no podía creerlo.

-¿Saldré de aquí? ¿Al menos una noche? — dije casi sin aliento.

-Si — no olvidaré su sonrisa, al saber que me había hecho feliz, yo lo único que pude hacer era brincar, correr, gritar, sonreír, abrazarla, repetir al cielo “Saldré” no veía nada más allá del instituto, desde hace más de dos meses, era la mejor noticia que pudo recibir en tanto tiempo.

-Eres la mejor, la mejor — replique una y otra vez, dandole un fuerte abrazo - Te lo agradezco.

-No a mi, a mi padre y a mi tío también, sabia que te agradaría salir un rato, llevas mas tiempo que yo aquí. Convencí a mi padre de llevarte.

-Eres increíble — le dije con una gran sonrisa en el rostro — ¿Es familia de tu papá o mamá?

-No, no es de ninguno, es amigo de mi padre, de un viejo trabajo, de su juventud.

-¿Pero le llamaste tío?

-Si, es que mi padre lo considera como su hermano, perdió hace años a mis verdaderos tíos.

-Que pena, lo siento...

-No le gusta hablar de eso.

-Y entiendo porque.

-También por eso no quería venir aquí, es la ciudad donde nació, toda su infancia la paso aquí en este lugar.

-No puedo imaginarme este lugar sin los edificios, sin todas las niñas.

Puedo VerlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora