CAPITULO 13

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Era el día, tenía que conseguir el número de la señora Esme como fuera, así que pensé ¿Dónde estaría anotado su número? En la oficina del director, pero ¿cómo lo conseguiría? Ya me tenía en la mira el director y si entraba a su oficina cómo justificarlo, no lo sé, algo se me ocurriría, solo quería ese número; les pedí a mis compañeras que dijeran que me sentía muy mal a los profesores que nos tocarían hoy e inclusive para darle más realismo, fingí querer vomitar y hasta actuar como mareada para que me creyeran, tal parece que lo logre y prometieron avisarles a los profesores, yo iría a la enfermería, pero realmente me metería en la dirección.

Al ver que había funcionado, me dirigí a la "enfermería" pasé junto a la dirección que se encuentra al otro lado, para ver de cerca si el director estaba o no - ¡no estaba! ¡Pronto! – me dije. Era una oficina cómoda, el escritorio miraba directo a la entrada, tenía una extraña palmera a la entrada y un están con la bandera del país en la esquina derecha, junto con muchos cuadros y reconocimientos colgados en la pared, busque en las hoja que tenía en el escritorio, me daba miedo que alguien entrara, busque en su agenda, estaba llena de hojas cortadas para notas - ¡busca rápido! – me ordene, nombres de personas que no conocía, hojas en un clip, escuche que alguien se acercaba - ¡Pronto bajo el escritorio! Paso de largo la secretaria, continúe, en una de las carpetas que se encuentran encima del escritorio, llevaba títulos como:

*Lista de los gastos de la luz por aula, por dormitorio

*Registros de cada niña* - esta quizás me daría información, busque Casqueda, el apellido paterno de mi amiga, por suerte aún estaba ahí, su nombre había sido remarcada con marca textos amarillo y con la palabra en frente *Baja* – daba un número ( C14) era el número de su registro, a un lado de la silla estaba un archivero, a seguir buscando, pero ahora el número, en el primer cajón estaba de la *A – G* escudriñe la *C* hasta hallar el número 14, dos hojas engrapadas con las iniciales de mi amiga, su foto a en el extremo izquierdo, y un archivo de sus calificación, además de dos números telefónicos *padre y madre* de inmediato anote el número que decía que era el de la Señora Esme, mis ojos centellaban de emoción - ¡Rápido, deja todo como estaba y sal de ahí! – yo misma me decía.

De repente, lo peor, la presencia no agresiva llegó, podía sentirlo mirándome desde la puerta.

Guarde el papel en mi pantalón, no sabía que decirle, solo insinué que no me importaba que estuviera ahí, porque saldría por esa puerta y no me detendría, era algo que no le consternaba y mucho menos le molestaba, era lo que creía, pero se abalanzó contra mí, el corazón se me agito y mi garganta se secó, podía sentir su forma endoplásmica tratando de superarme, ¿Cómo es que podía hacer eso? Era muy fuerte, podía oír su molestia cuando logro tirarme al suelo, me susurraba algo, violentamente, el pavor me sucumbió, sobre todo porque no podía gritar, todo se vería mal, todos me acusarían del porque entre aquí sin permiso, el esfuerzo y la desesperación por quitarme de encima algo que no podía ver - ¡fue espantoso! - hasta que cesó, el susurro se alejó, y solo pude ver las siluetas de los 3 fantasmas, deteniendo algo, que no podía ver y al final esfumándose.

¡¿Qué había pasado?! Esa terrible sensación de un ser invisible sobre mí, había perdido la cuenta de cuantas veces el corazón se me acerera por culpa de estos fantasmas.

Recuperando el aliento, reaccionando nuevamente que no debía de estar ahí más del tiempo debido, note que este ser, había logrado sacar el papel de mi pantalón, enseguida lo tome y guarde, dirigiéndome de inmediato a la salida, aparentemente para mí no había nadie.

En mi mente, podría haber hecho una competencia de cual suceso me aterrorizo más que otro, pero el solo recordar me causaba escalofríos.

El número ya estaba bajo mi poder, no espere nada más y llame a la señora Esme desde el dormitorio, algunas de mis compañeras regresaban al cuarto a cambiaste para gimnasia o se les había olvido algo, la primera hora se había acabado, fingí aún sentirme un poco mal, y nadie pareció sospechar nada; crucé los dedos para que me respondiera a la primera y así fue:

- ¿Hola? – dijo con una voz diminuta y adorable, el pequeño Antoni había respondido.

- ¿Hola? Habla Althair ¿me recuerdas? De la fiesta de tu tío Brasco – le dije.

-Hola Althair.

- ¿Cómo estas pequeño? - trate de hacerle la conversación.

-Bien, termine de comer – susurró – es la amiga de Camil.

- ¿Althair? – respondió por fin la señora Esme.

- ¡Hola señora Esme!

- ¿Qué tal linda, en que te puedo ayudar? – se oía feliz de oírme al igual que yo.

-Vera... Me gustaría invitarlos a usted y a Antoni - de la nada se cayó un cuaderno del buró de enfrente, y el ambiente se hizo más violento.

- ¿Invitarnos?

-Aquí a la escuela – dije extrañada ante la singular presencia – Hoy a las cinco, pueden venir los padres a vernos y los míos no podrán venir así que pensé en usted y Antoni.

-Gracias por considerarnos, este... seria lindo distraerse un rato ¿no?

- ¿Entonces acepta?

- Nos vemos haya Althair.

- ¡De lujo! - deje eufórica y colgamos, brinque en mi cama y di de vueltas, mis compañeras estaban a punto de irse así que por la escalofriante presencia que me asechaba en el fondo del dormitorio, preferí vestir rápido e ir a mi siguiente clase, no quería que se repitiera lo de hace rato, no permitiría que me arruinaran la felicidad que tanto anhelaba. 

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