CAPITULO 4

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El viaje fue corto, gracias al atajo por la carretera que tomó el señor Oscar, las luces de la noche eran hermosas, sentía ansias y nervios de conocer a toda la familia de Camil, hacia tiempo que no iba a una reunión familiar, y mucho peor si ni era mi familia. Los dos iban platicando, algo de su supuesto tío.
Era curioso como lo denominaban así solo por ser un amigo, Camil tendría esa denominación, pensé, porque hasta ahora se había portado como una hermana conmigo.

Esa tarde con el cielo tan despejado, las nubes se dejaban iluminar con el resplandor del sol, y me hicieron sentir una paz tan satisfactoria, un hermoso paisaje nos acompañaba en el trayecto.

Llegamos a una linda casa, de un solo piso, bastante grande por el fondo, las luces que rodeaban a esta salían del portón a si lado. Al estacionar el auto frente a este, un hombre salio al encuentro del señor Oscar diciéndole:

-Ya trajiste a las niñas -afirmó, Camil bajó del auto y corrió a abrazarlo.

-Tío Brasco -le dijo Camil alegre.

-Preciosa, ¿Cuánto tiempo verdad?

-Mucho, todos te extrañamos, más mi padre -rieron juntos y me atreví a bajar – Te presento a mi amiga Althair

-Es un gusto, bienvenida -estrechamos la mano, era un hombre bastante cálido.

-Gracias - le dije gentil.

-Pasen están en su casa – tome del brazo a Camil y seguimos a su padre y cruzamos el portón, la gente estaba reunida de a montones por mesa, mesas grandes de aquellas que uno alquila precisamente para esta clase de reuniones, muchos ya comían, una pequeña tensión me rodeo, la impresión de ver a toda esa gente ahí conviviendo me hizo preguntarme ¿Qué tan grande era la familia o que tantos amigos tendría el tío Brasco? Al menos me tranquilizaba el hecho de conocer a dos personas en esta reunión de desconocidos.

- ¡Althair mira! -dijo Camil emocionada y jalo de mi brazo, pasamos a muchas personas que he inclusive parecía que ni ella conocía, nada más a la persona que nos esperaba del otro lado de la fiesta. Jalaba de mi brazo apresurando su paso, yo cuidaba de no tropezar con nada y crear un desastre, me había olvidado atrás a solo un metro de la persona que con ansias deseaba ver, su madre.

Una mujer alta y delgada, de mejillas grandes y cabello castaño, lucía un vestido complemento de falda negra con rayas rojas, cuando ambas se encontraron se abrazaron enloquecidamente, fue conmovedor, sentí un sentimiento de alegría y melancolía al mismo tiempo, hacía tiempo que no veía ni oía nada de mis padres, después de haberme dejado en la entrada del instituto. Camil hablaba casi a diario con su madre, y podía entender la emoción que se sentían al verse después de unos meses, al que siempre veía era a su padre, por sus diversas visitar al instituto.

-Mamá te presento a Althair, mi mejor amiga – era el momento de la presentación, camine hacia ellas un tanto nerviosa

-Hola señora es un gusto por fin conocerla – ella me abrazo gentilmente, un dulce y cálido abrazo de una madre, quizás no la mía, pero ese abrazo consiguió quitarme los nervios de estar en un lugar con tanta gente que no conocía.

-Hola pequeña, me presento formalmente, Esme la mamá de Camil y él es Antoni – dijo mientras da paso a un pequeño niño de 4 años.

- ¿Antoni? – dije extrañada.

-Es mi hermanito – afirmo Camil, tomándole los cachetes.

-No me habías dicho que tenías un hermanito.

- ¿No? Disculpa – cargó al pequeño – Pensé que te lo había dicho.

-No nunca lo mencionaste, pero... bien, mucho gusto pequeño al fin te conozco - Antoni era un niño muy tierno, con su carita simpática, y era muy educado, me tomó la mano para estrecharla, se veía muy listo, me había agradado. - Mi hermano es 3 años mayor que tu - le mencioné a Antoni.

- ¿No has hablado con él? – con curiosidad dijo Camil.

-No... -le dije muy triste – Extraño jugar con Tyler.

-Te presto a Antoni - reímos y me lo dio a cargar, estaba pesado, y ambos nos reacoplamos para que estuviera más cómodo en mis brazos.

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