CAPITULO 19

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Al abrir los ojos me encontré en el hospital, otra vez me destroce la pierna derecha, y sin duda con más dolores en el resto del cuerpo, algunas quemaduras que fueron cubiertas con vendas, pero al reaccionar, estaba viva, estaba pasando por mi cabeza tantas interrogantes pero, lo que importaba era que de nuevo abría los ojos. Oí a los doctores junto a la puerta y luego la voz de la señora Esme ¿Cuánto abre dormido? Me sentía cansada y no podía moverme del todo, era la segunda vez que me encontraba en esta situación así que tome el botón para llamar a la enfermera, y en eso los doctores y la señora Esme entraron, ella corrió a abrazarme regalándome un beso en mi frente, Antoni se acercó a la cama y tomó mi mano, casi como coro los dos me dijeron:

-Gracias – estaba tan feliz de verlos que mis ojos se inundaron de lágrimas y resbalaron por mis mejillas humedeciendo mi cuello.

Recibí una llamada de mis padres y prometieron traerme, no tiene mayor importancia recordar esa llamada, lo que si… fue al anochecer. Había dormido tal vez solo unos 20 minutos cuando me despertó una presencia singular, por la puerta cruzo Camil, sus pasos cuidadosamente se aproximaron a mi, ¿pero que veía? Su rostro estaba limpio, su ropa blanca emanaba fino resplandor el cual me causaba una paz inexplicable.

-Amiga… - dije alzando la mano hacia ella, yo supuse que no podía tocarme pero apenas un ligero toque de frialdad logre sentir entre mis dedos.

- Gracias Althair… por todas las cosas buenas que hiciste por mi y mi familia – se sentó junto a mi a la orilla de mi cama.

-¿Cómo no hacerlo? Si fuiste la mas increíble amiga que tuve – reímos levemente.

-Solo una cosa mas, no le digas a mi madre lo que paso con los niños, por favor.

-Tratare, es algo a lo que deben de estar consientes por si los niños desean atacarlos.

-No vuelvas al instituto, tal vez quieran desquitarse contigo.

-Todo lo que vi, todo lo que me mostraron, tus tíos intentaron apagar el incendio, pude notar su miedo al ver que no respondían, tengo que hacer que reaccionen, sino jamas dejaran en paz a Antoni.

-No te pongas en riesgo, no lo hagas por favor, quédate así, vuelve a tu ciudad, vive, se feliz… por mi – me puso unos ojos de cachorrito a medio morir a lo que tuve que acceder con un suave movimiento de cabeza.

-Gracias…

-Te voy a extrañar.

-Lo sé… - nuevamente reímos - Siempre lo harás, pero tendrás una amiga esperándote haya – señalando el techo.

- ¿Ya quieres que me muera?

-No – dijo quejosa y risueña, me carcajé – Solo adelante ¿ok? No quiero verte depre, quiero verte riendo, soltando, corriendo, amando, como lo hacías antes – se levanto.

-Eso era gracias a ti.

-No, era por ti y tu bella compañía… - el dolor y felicidad se juntaron creando un extraño sentimiento que me un día en llanto, sus palabras de satisfacción pero al mismo tiempo como balas que jamás volvería a escuchar – Fue un placer conocerte Althair.

-Adiós Camil…

Sus pasos retrocedieron hacia la pared frente a mi en la que un destello blanco la envolvió, cerró sus ojos y podía notar su alegría al irse por fin al otro lado; después de su partida la habitación quedo desolada pero el silencio en ese momento me provoco la alegría mas natural que jamás pude creer sentir, el llanto y la felicidad se juntaron retumbando en toda la habitación liberándome de ese sentimiento de desilusión y depresión que cargue en mis hombros todos estos días desde su partida, mas está había sido mejor.

-¡¡¡Te adoro Camil!!!! – grite ciegamente desde mi cama, lo que alerto a las enfermeras que cuidaban por los pasillos, reí mucho esa noche, tarde en dormir, pero estaba contenta, fue un sentimiento espectacular.

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