Puedo Verlos

CAPITULO 7

No sentí el viaje, no pensé, apenas y escuchaba en mi interior el latido de mi corazón, trataba de prepararme psicológicamente para cualquier cosa, puesto que no me agradaría lo que descubriría.

Al llegar al instituto, recuerdo que se encontraba aún mi pierna en recuperación, podía ya mantenerme en pie, pero aún cojeaba, eso provoco que las niñas me voltearan a ver cuando pasaba junto a ellas, papá me acompaño, hizo los acuerdos necesarios para regresar, nos despedimos y hasta ahí quedó el asunto, temo decir que el miedo que sentía era tan grande, como cuando estaba al borde del auto, pero el amor hacia mi única amiga y el de mi pequeño me llenaban diciéndome a mí misma "No estas loca".

Me indico la secretaria que podía regresar a mi viejo dormitorio y tomar la cama en la que estuve los meses antes; mi rostro estaba apagado, llamaba mucho la atención el estar cojeando, las niñas en el dormitorio, hicieron un leve saludo e inclusive unas pronunciaron mi nombre levemente.

Sin nada de fiesta me dirigí a mi cama, lo más extraño es que la cama a mi lado izquierdo aún era de Camil, sus cosas solo habían sido guardadas en sus maletas, pero aún no habían sido retiradas, no pensé que me las encontraría, sus cosas empolvadas, su cama igual a como la había dejado, el pequeño Runtyn se asomaba levemente de su maleta, lo tome, era lo único que me quedaba de ella.

¿Qué podía hacer? Ya estaba ahí, fui a mi primera clase y en todo el camino no presentí nada o eso creí, mientras pasaba por el pasillo oí pasos tras de mí, supuse que eran mis compañeras, pero cuando me detuve para atarme los zapatos, resultó que estaba sola en el pasillo y sin la posibilidad de que alguien me siguiera y se desviara, ya que no había ninguna puerta en este, fue tétrico, pero eso me indicaba algo: sabían que estaba ahí.

Las clases aburridas como siempre, me había perdido toda una lección de cada materia, esta vez sí era como dicen (vas y no haces nada y cuando no vas enseñan hasta lo imposible), el profesor de Química pidió que me pusiera al corriente de todo y que por aparte me pondría un examen para saber si esos temas habían sido entendidos, yo creo que era una masacre por haber faltado demasiados días.

Había una junta de profesores por lo que indicaba clase libre "haz lo que quieras" y lo que decidí hacer era quedarme en el dormitorio, me recosté en la cama de Camil y abracé a Runtyn, eran tan aburridos los días sin ella, así que preferí quedarme en su cama. La prefecta entro junto con el conserje, venían discutiendo y al verme pregunto:

- ¿Disculpa, cuál es la cama de Camil Casqueda? - aparente estar bien, pero no queriendo separarme de esa cama.

-Es...esta - baje la mirada.

- ¿Y por qué estás tú en ella? – "que le importa" pensé - Bueno... hazte a un lado, la retiraremos – me dolió mucho que me dijera eso, no solté a Runtyn y preferí irme del dormitorio, escuche el destornillador eléctrico y salí corriendo. En un leve llanto, crucé el patio, me encontraba destruida, no podía hacerme a la idea aún, de la nada oí como Celia me llamaba.

- ¡Althair! - dijo en un tono amable – apenas me dijeron que habías vuelto

-Pero estamos el mismo dormitorio y además tenemos las mismas clases

-Me transfirieron a clases avanzadas, petición de mis padres, por eso me mude, y mis clases ahora son en el edificio 6 – ni me había dado cuenta de eso

- ¿Y por qué me llamaste?

-Las niñas me dijeron de tu situación en Química y quiero ayudar, tengo las lecciones completas, te puedes quedar con la libreta – la puso frente a mi – No la usare más – por fin un gesto amable en el momento exacto.

- ¿Por qué?

-Lamento lo que le paso a Camil, sé que eran muy unidas, es muy triste, y sé que ahora necesitas ayuda para tu examen.

-Es muy grato de tu parte

-Suerte... -incline la cabeza para ahorrarle las palabras del "gracias", miro por un par de segundos a Runtyn y se dio la vuelta.

Al volver al dormitorio la cama de Camil había sido retirada y mi cama había sido recorrida y sus cosas se las habían llevado. Me sentía abatida, desconcertada, irritada, me desesperaba no saber que hacer, miré a Runtyn y con un susurro le pedí.

– Ayúdame Camil...