PRÓLOGO

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–R.M–

Estaba enojado con el mundo, con el whiskey por no ser lo suficientemente fuerte, con las drogas por no durar lo suficiente, con las malditas putas a las que monté por no excitarme cuando era mi culpa que mi pene estuviera jodidamente inservible después de un cubo de puta coca. Fui demasiado lejos al estar enojado con personas al azar en la calle por reírse o sonreír cuando sentí que nunca sería capaz de sonreír o reír otra vez.

¿Cómo se atreven? ¿Cómo jodidamente se atreven a seguir con sus vidas como si amigo no acabara de morir?

Estaba en el borde de la poca sanidad que me había quedado cuando monté fuera de Gangwon y partí para encontrar un lugar o lugares donde pudiera entumecerme contra los sentimientos que me seguían de pueblo en pueblo, de motel en motel, de chica en chica, de subidón en puto subidón.

Entonces, él chico del cabello rosa del pasado llegó corriendo a mi vida y fue como si por primera vez, hubiera encontrado un propósito. Un verdadero propósito y no sólo alguna mierda que Chop escupía como órdenes que yo y cada otro miembro de los Beach Bastard tomábamos como una biblia, sino una verdadera razón para vivir otra vez.

Para QUERER vivir otra vez.

Alguien por quien vivir.

Jinnie era mi oportunidad de alguna especie de felicidad real cuando el Señor jodidamente sabe que yo no tenía idea de lo que realmente eso era antes de él. Los únicos atisbos de genuina felicidad que alguna vez había tenido llegó por cortesía de JHope, Suga, y por supuesto SooRyun. Como cuando Suga nos tatuó por primera vez y nos encantaron los tatuajes, incluso aunque estaban torcidos y completamente horribles. Como cuando SooRyun me hizo mi primer pastel de cumpleaños. Como cuando aquella vez que Suga, Hope y yo nos sentamos arriba de la torre de agua y pensamos que el mundo era nuestro para tomarlo.

Porque en aquél tiempo, lo era.

Entonces estaba Jinnie, y mi nueva felicidad se volvió la primera vez que lo vi sonreír. La primera vez que lo besé. La primera vez que probé su verga en la fogata del pozo. La primera vez que me dejó estar dentro de él, sin vergüenza empujando a través de su virginidad en una frenética necesidad de hacerlo mío.

Porque eso era él. Eso era lo que él siempre sería. Y mataré a cada hijo de puta que se atreva a intentar quitármelo.

Mío.

04. SIN ALMA ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora