—R.M—
La última vez que Suga y yo nos encerramos en una habitación y nos pusimos hasta la mierda durante días, fue cuando JHope murió.
Esta vez puede haber sido por SooRyun, pero teníamos cada intención de seguir con la parte de ponernos hasta la mierda otra vez.
—No sé cómo coño esperas que yo cubra toda esa cosa —dijo Suga, expulsando el humo que estaba reteniendo y me pasó el porro. Él corrió la punta de sus dedos sobre mi enorme tatuaje de Bastard en mi hombro y se rascó su cabeza.
Rodé mis ojos.
— Eres bueno en esta mierda. Cubriste la cicatriz de JiMin e hiciste esa pieza en la espalda de JinYoung. Hazlo, hombre. No me decepciones —dije, dándole un golpe al porro.
—¿Siquiera sabes con lo que vas a cubrirlo? —preguntó Suga, jalando la piel de mi hombro como si de alguna manera él cambiaría al tatuaje en algo con el que él pudiera trabajar.
—No y no me importa. Sorpréndeme. Todo menos un enorme dildo o un retrato de la puta reina de Inglaterra estaría bien conmigo siempre y cuando esta mierda se haya ido —dije.
Suga asintió, inclinándose más cerca para otra vez examinar el largo de mi tatuaje de Beach Bastard en mi hombro.
—Muy bien, cabrón —dijo él, retrocediendo—. Se me ocurrirá algo.
—Bien, ahora haz esto —señalé al bosquejo mucho más pequeño que lo había hecho dibujar.
—¿Parezco tu perra?
Me encogí de hombros.
— No, pero eres mi perra tatuadora.
—Llámame así de nuevo y podrías tener ese dildo después de todo — Suga abrió cajones en su caja de herramientas y comenzó a sacar sus guantes, tinta, y demás equipo.
Bad Habit de The Offspring estaba sonando a través de las bocinas en el techo. Mientras yo esperaba a que Suga comenzara, mis ojos aterrizaron en algo que no había visto en un largo tiempo.
— Joder, no puedo creer que jodidamente todavía tengas eso —dije, señalando a la cabeza de cerdo de plástico en la pared—. Y no puedo creer que tú de verdad la hayas colgado.
Suga miró a donde yo estaba apuntando y se rió, dándole un largo trago a la botella de whiskey antes de ponerla en el piso y ponerse sus guantes negros.
— La encontré en el ático. JiMin me rogó que no la colgara hasta que le conté la historia detrás de ella. Ahora es su cosa favorita aquí —Suga ajustó la altura de su silla y rodó de vuelta hacia la mesa donde yo estaba sentado—. Dicen que tú tienes que escoger tus peleas —dijo él, mirando de vuelta a la cabeza de cerdo—. Estoy feliz de que en serio gané una por un cambio.
Me reí, pero hablar de peleas tenía mi mente yendo a otro lugar. Un lugar no muy lejos.
— Tenemos tres días antes de la guerra. Una cuarta parte de los soldados que ellos tienen. ¿Crees que tenemos una oportunidad? —le pregunté a Suga, sabiendo que él me contestaría en serio.
—No lo sé —dijo Suga, metiendo su máquina en un pequeño contenedor de tinta negra—. Pero si no hacemos algo, la amenaza nunca se irá.
—Esa no es la puta verdad —agregué—. No quisiera estar mirando sobre mi hombro o del hombro de Jinnie por el resto de mi puta vida —hice una pausa, inhalando otro golpe. Lo retuve tanto como pude y lo solté con una pequeña tos mientras mis pulmones peleaban para empujar el humo de regreso afuera—. Tienes que hacerme un favor, hermano —dije—. Sin nada más, tienes que hacer esta puta cosa por mí.
—Lo que sea —dijo Suga, presionando en el pedal que trajo a la vida su máquina, zumbando más y más fuerte mientras él la atraía al lugar detrás de mi oreja derecha.
—Si yo pierdo. Si yo... si él gana —dije. Saqué el dinero que había enterrado en la isla—. Necesito que lo uses para asegurar que Jinnie esté protegido.
—Nada va a pasar —dijo Suga, empujando la tinta en mi piel.
—Espero que no, pero tienes que prometérmelo —insistí, Suga necesitaba saber cuan serio yo estaba sobre esto. Si algo me pasaba a mí necesitaba saber que mi chico todavía fuera a estar bien.
—Lo prometo. Él estará protegido —dijo Suga—. Pero tú hablas como si no voy a ir contigo.
—No vas a ir —espeté
—Como el carajo que no —Suga alegó, presionando la aguja más fuerte para puntualizar su palabra.
—Cabrón —dije—. Sólo digo que necesito que te quedes atrás un poco. Ambos no podemos estar tres metros bajo tierra.
Suga metió la máquina otra vez en la tinta y limpió el lugar que él acababa de terminar con una toalla de papel.
— JiMin sabe todo. Tenemos un plan de contingencia si algo me pasa. La mierda está en su lugar. No te preocupes por mí o JiMin o los niños o incluso por Jin. ¿Sí, hombre? Y yo estaré cuidándote la puta espalda —él mantuvo el lado de mi cabeza gacha con su antebrazo—. Ahora siéntate jodidamente quieto o tu chico va a pensar que soy una mierda en esto.
—Sí, señor —dije burlonamente, mirando otra vez a la cabeza de cerdo de plástico. Dejé que el dolor de aguijón de la aguja me envolviera mientras recordaba un mejor tiempo. Menos amenazas. Más diversión.
Más cabezas de cerdo de plástico.
—Todavía no puedo creer que ella se haya jodidamente ido —dije, diciéndole la misma cosa a Suga que le había dicho a Jinnie después del funeral.
—Yo tampoco —dijo Suga —Pero lo que realmente no puedo creer es que ella aguantara a mierda como nosotros.
—Eso no es jodidamente cierto. Hubo una vez, cuando me suspendieron de la escuela, justo antes de abandonarla, el orientador programó todas las conferencias de padres y maestros. Cuando mi tiempo se acercó sabía que sería sólo yo y el orientador porque ni siquiera le había dicho a mi viejo sobre ello, no es como si él hubiera aparecido si le hubiera dicho. Pero al segundo que mi culo tocó el asiento en su oficina, SooRyun irrumpió a través de la puerta usando su ropa para la iglesia.
—No sabía eso —dijo Suga, concentrándose en mi nuevo tatuaje.
Sonreí, reviviendo el recuerdo.
— Sí, y la parte genial fue que cuando él le preguntó quién era, ella lo miró como si él ya debería saberlo 'Soy mamá SooRyun, claro está' —dije, imitando la voz de SooRyun—. La cosa de ella que siempre me gustó era que nadie la cuestionaba. Ella realmente no le había dicho mierda al orientador, pero él le dijo que tomara asiento de todos modos y se pusieron hablar de mis putas notas y mierda, como si ella siempre hubiera estado destinada a ser quien estuviera ahí.
Suga pausó su máquina.
— Probablemente porque ella lo estaba.
—Sí, hombre. Ella lo estaba.
Mientras escribo acerca de la muerte de alguien, o de los recuerdos me pongo a llorar, así que me disculpo sí hay algún error en los últimos capítulos.
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04. SIN ALMA ||NAMJIN||
RomanceR.M ya no será el chico bueno. Jin ya no tendrá miedo. Ambos lucharan por lo que quieren. Ellos quieren estar juntos. ADAPTACIÓN