CAPÍTULO 32

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—JIN—

Cuando YugYeom se dio la vuelta él estaba sosteniendo un cortador de cajas. Él miró de mí al instrumento en sus manos. Él deslizó su pulgar de arriba abajo en el mango y miraba la navaja mientras se retraía una y otra vez, como si él estuviera en alguna especie de trance.

—¡Er! ¡Er! —grité, tratando de gritar el nombre de R.M a YugYeom, pero era demasiado tarde. No había decisión que hacer. Mi destino había sido sellado. No había retroceso para él de cualquier lugar asesino al que se había ido.

Un coche sacó fuego de su escape en algún lugar afuera o tal vez una motocicleta. Lo que sea que era, atrajo la atención de YugYeom. Las arrugas de su frente se relajaron y sus ojos se enfocaron. Él tiró el cortador al piso. Con un enojado rugido sacó la pistola de sus pantalones y apuntó.

—¡Nooooooooo! —grité, tratando de rodar lejos de él como si hubiera algún lugar a donde ir. Algún lugar para esconderse.

No lo había.

Él disparó, el sonido del tiro haciendo eco a través de la habitación como un gritó agudo en una cueva, desgarrando mis oídos. Esperé por el dolor. O la nada.

Nunca llegó.

—Cierra la puta boca —YugYeom susurró, y fue sólo entonces que me di cuenta que todavía estaba gritando. Él miró sobre su hombro hacia la puerta e hizo una pausa, escuchando algo. Noté que la cámara había sido el blanco del tiro de YugYeom. — ¡Coño! —dijo él, pasando su mano a través de su cabello.

Él se agachó junto a mí, su boca cerca contra mi oreja y traté de girarme.

— Haz lo que digo.

Me inmovilicé. ¿Por qué está susurrando?

—SungJae no se ha ido todavía —él continuó—. El cabrón está esperando en la otra habitación para asegurarse que yo vaya a continuar. Voy a lastimarte. Grita. Ayudará. Lo prometo.

¿Qué carajo?

—¿Está bien? —él preguntó. Asentí, extrañamente confiando en el hombre que estaba sosteniendo la misma llave inglesa que SungJae había usado para extraer mi diente.

No es como si tuviera otras opciones.

—Entre más fuerte grites, más satisfecho él estará y más pronto se irá —YugYeom empujó la llave dentro de mí boca y la apretó alrededor de otro molar. Lágrimas corrieron por mi rostro en anticipación de dolor.

—Grita tan fuerte como puedas porque si no lo haces él simplemente se quedará más tiempo y yo tendré que sacar más dientes —hizo una pausa— . Y sólo dios sabe qué carajo más.

Gritar no sería un problema.

Tiró y yo grité mientras él arrancaba otro diente de mi boca, inundándola con más sangre. Pero a diferencia de SungJae, fue casi al instante, casi sin dolor.

— Sigue gritando —él susurró, mucho después de que el diente había sido extraído así lo hice, hasta que mis pulmones quemaron. Hasta que mi visión se nubló.

La puerta se abrió y SungJae entró otra vez en la habitación.

—¿No tienes que estar en algún lugar? —preguntó YugYeom, recogiendo el taladro y seleccionando algo de la caja de herramientas. Sangre de mi boca goteaba de su mano. Continué gritando aunque ningún sonido salió.

—Estaba a punto de irme, pero quería asegurarme de que estuvieras haciendo tu trabajo. Quería asegurarme de que los rumores no fueran verdad sobre tú haciéndolo blando —dijo SungJae, provocando a YugYeom.

04. SIN ALMA ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora