CAPÍTULO 13

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JIN

Mi corazón saltó y se hundió, todo al mismo tiempo.

Mi atención no estaba en como las fosas nasales de R.M llameaban con sus respiraciones irregulares como si él estuviera a punto de respirar fuego. Ni en sus nudillos los cuales estaban blancos con tensión, ni en sus dientes los cuales estaban descubiertos como los de un lobo. No estaba siquiera en el asustadizo comisario al otro extremo de su furia y su pistola.

Estaba en los oyuelos que se marcaban en sus mejillas. Estaba en la forma en que su pecho subia y bajaba, recordándome no sólo que él estaba vivo y respirando, si no que estaba justo en frente de mí.

Él estaba libre.

Y estaba jodidamente molesto.

Espera completamente a que le rompa sus putas muñecas o acabe con su vida. R.M me había dicho la última vez que nuestro camino se había cruzado con JaeHwan.

Mierda.

La vida de JaeHwan estaba en la línea. R.M podía poner una bala en su pecho o en su cabeza en cualquier segundo, pero en lugar de temer por la vida de mi viejo amigo, no podía evitar admirar los musculos tensos de los bíceps de R.M, y otra vez mi atención estaba en su pecho que subía y bajaba mientras él respiraba a través de su enojo. Quizás era jodido de mi parte, quizás era simplemente porque no lo había visto ni hablado con él en seis meses, pero R.M estando enojado al punto de querer matar por mí hacía a mi corazón revolotear y el lugar entre mis piernas palpitar. Y cuando un recuerdo parpadeó en mi mente de la última vez que habíamos estado a solas. Desnudos. Tuve que morder mi labio inferior para detenerme a mí mismo de retorcerme en el asiento.

Mi R.M.

Mi cuerpo enteró lo reconoció, y por lo que estaba sintiendo sabía que lo había extrañado tanto como él resto de mí lo había hecho.

R.M se acuclilló, mirando a JaeHwan con puro odio en sus ojos.

— Te dije que no pusieras tus manos en mi puto chico otra vez o acabaría contigo — R.M sentenció, fuego danzando en sus ojos. Ladeó su arma y apuntó directo al pecho de JaeHwan quien estaba visiblemente temblando, su boca abierta, arrastrándose de espaldas en el camino de tierra. Un punto húmedo se formó enfrente de sus pantalones.

—Soy la le-le-ley — JaeHwan balbuceó, alcanzando su pistola. R.M se puso de pie, levantó su pie y estampó su bota sobre la funda de JaeHwan.

—Yo no —R.M contrarrestó. Si no hacía nada, sabía que R.M estaría a segundos de cumplir su amenaza.

Me deslicé fuera de la patrulla.

— Vine aquí por su ayuda —dije.

—Parecía que estabas haciendo un muy buen trabajo convenciéndolo de que te la diera —espetó R.M—. ¿Esas ropas son para él también?

—¿Qué? —pregunté. La reunión que había visionado para nosotros lucía nada a como la había imaginado.

—Entra a la camioneta —mandó R.M, inclinando su barbilla a la camioneta de Suga la cual estaba aparcada justo detrás de la patrulla.

—No —dije, cruzando mis brazos sobre mi pecho—. Y, ¿sabes qué? No tengo que defenderme a mí mismo de ti ni de nadie más. No hice nada malo. Sólo la gente culpable necesita que la defiendan, y yo no fui culpable de nada, excepto de tratar de ayudarte.

Pisé sobre la bota de R.M y la pateé, la cual él renuentemente removió de la funda de JaeHwan con un profundo gruñido. Desenfundé el arma y se la entregué a R.M. Sostuve mi mano para ayudar a JaeHwan a levantarse, pero él me despidió con la mano.

04. SIN ALMA ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora