CAPÍTULO 24

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JIN

—Todavía no puedo creer que ella se haya ido —dijo R.M, quitándose la camisa abotonada negra que había usado para el funeral y arrojándola a la cama. La levanté y doble el cuello en una forma que mantendría su forma, de la misma manera que mi madre solía hacer con las camisas para la iglesia de mi padre.

Seguí a R.M a la sala y me senté en el sofá mientras lo observaba examinar a través de los gabinetes en la pared de la cocina, buscando hasta que encontró lo que él quería. Él destapó una botella de whiskey y le dio un trago a la botella.

—Sé que estás dolido, pero tú la oíste. SooRyun hizo muy claro que tú y Suga eran lo más importante en su vida —me puse de pie y caminé hacia él, envolviendo mis brazos alrededor de él desde atrás y descansando mi mejilla en su espalda mientras él se recargaba contra la barra—. Ella te amaba. Ella quería lo mejor para ti. Estás dolido y eso es normal, pero cuando duela mucho recuerda todo lo bueno que ella trajo a tu vida.

—¿Eso es lo que tú haces? —R.M preguntó, aclarándose la garganta como si las palabras estuvieran atascadas ahí.

—¿Qué quieres decir?

—Con tus padres. ¿Recuerdas lo bueno cuando todo se hace demasiado?

—No recuerdo muchas cosas buenas. Unas cuantas noches de películas con mi mamá. Un papá que fue el mejor papá del mundo hasta que dejó que la mierda de ella se lo llevara junto con ella. Un hermano que era asombroso y al que amé muchísimo, pero estuvo en mi vida por un período muy corto, así que no recuerdo todo sobre él. Todos ellos se fueron y sí, duele recordar, pero lo bueno no es fácil de conseguir cuando está en una enorme nube de lo malo —dije, envolviendo mis brazos en mi sección media y meciéndome sobre mis talones—. Pero sé que no fue así contigo y SooRyun. Sé que hubo mucho más de lo bueno.

—Todo fue bueno —R.M confirmó—. Incluso cuando ella estaba enojada con nosotros. Incluso cuando ella estaba decepcionada con nosotros. Todavía fue bueno porque a ella de verdad le importaba cuando nadie más lo hacía. Mi viejo quería un soldado, no un hijo. SooRyun quería hijos, así que no importaba lo que hiciéramos o que tan malos éramos o que decisiones tomáramos. Ella nos amaba. Fue la primera persona en mi vida que alguna vez me dijo eso, a quien de verdad le creí —sus ojos encontraron los míos—. Hasta ti.

—Cuéntame más de ella —dije.

Caminamos hacia el sofá y me jaló sobre su regazo, descansando su cabeza en mi hombro. Él dio otro trago y me pasó la botella.

—Ella me compró condones una vez —dijo R.M con una risa.

—¿Qué? —pregunté, tratando de evitar que el whiskey saliera volando de mi nariz. Estaba aliviado de ver la pequeña sonrisa que apareció en su rostro. El sonido de su breve risa calentando mis adentros tanto como o si no es que más que el whiskey.

Él me jaló más cerca y continuó.

— Fui a su casa un día. Ella siempre estaba pidiéndonos que la ayudáramos con el jardín, la basura, arreglar bombillas y mierda, y honestamente no me importaba. Sentí como que importaba cuando ella me decía que me cortara mis uñas o que me enseñara la manera apropiada de colocar una servilleta en mi regazo cuando comiera, o rodaba sus ojos cuando eructaba en la mesa —su sonrisa alcanzó sus ojos mientras él recordaba ese día—. En ese día, fui a su cocina y ahí estaba una caja de condones tamaño industrial en la mesa. SooRyun estaba sentada con una de esas etiquetadoras color verde en su mano, volteando la marcación hacia ella. Cuando había terminado, ella despegó la etiqueta y la pegó en la caja y me la entregó.

—¿Qué decía?

R.M rió.

— Estaba mi nombre en grandes letras gruesas y debajo de él ella había escrito "PORQUE MAMÁ SOORYUN PUEDE ESPERAR POR NIETOS MÁS TIEMPO".

Fue mi turno de reír.

—Me dijo que ella no fue una inocente, sino que ella fue osada en sus días y que sabía que sucedía en 'ese club tuyo' —dijo R.M, intentando imitar la voz de SooRyun y fallando miserablemente. Le volví a pasar la botella.

—Ella suena increíble —dije, tratando de controlar la lágrima amenazando con derramarse de la esquina de mi ojo.

—Ella fue increíble —dijo R.M suavemente, mirando a la pantalla apagada de la televisión al otro lado de la habitación.

—Lástima que le mentiste sobre la cosa de los condones —dije, sintiendo su sonrisa contra mi cabello.

—Nunca le mentí a SooRyun sobre eso. Ni de nada. Siempre me protegí, cada vez —no pude evitar rodar los ojos y me retiré para ver la cara de R.M, quien habría jurado estaría riéndose histéricamente ante su mentira, pero en su lugar, él estaba ahí con cara seria—. Lo digo en serio, Jinnie. Nunca lo olvidé ni una sola vez hasta ti y honestamente, no era que se me olvidara. Necesitaba estar tan cerca de ti como fuera posible. Necesitaba que sintieras cada centímetro de lo que te estaba dando —dijo él, su voz cayendo más profunda, haciendo a mi piel cobrar vida con conciencia—. Todavía necesito hacerlo.

—Deberíamos probablemente hablar sobre lo que pasaría si—comencé, pero R.M me cortó.

—No hay nada de qué hablar. La mierda apesta ahora mismo porque las cosas con los Bastards son inciertas, pero Jinnie, tú tienes que saber que, tú cargando a mi hijo no va hacer que corra. Soy un hombre adulto. No es como que no sepa que puede pasar. Lo que pasará si seguimos así — levantó mi barbilla hacia él—. Quiero que sigamos así. Me gusta la idea de ti todo redondo con mi hijo.

Jugando empujé su pecho.

— Ella me amenazó —anuncié, tratando de cambiar de tema y tratando de tener bajo control el martilleo de mi corazón. La sonrisa en su rostro me dijo que él veía justo a través de mí, pero me siguió el rollo de todos modos.

—¿Qué? —preguntó, sin escucharse ni un poco sorprendido.

Use mis dedos para llevar mi cabello hacia atrás.

— Sí, fue la primera vez que la conocí de hecho. No éramos siquiera un nosotros en ese entonces.

—Ella amenazó a JiMin también, recordando, es una buena cosa. Significa que le agradabas —dijo R.M. Cerró sus ojos y suspiró.

—SooRyun dijo que si te lastimaba ella vendría por mí —le dije—. La manera en que lo dijo, todavía me asusta —el vello en mi cuello se erizó.

—Sí, pero pequeño, acabamos de regresar de su funeral —R.M me recordó—. No hay razón para estar asustado ahora.

Sacudí mi cabeza.

— No, tú la escuchaste en el hospital. Había algo en la forma que lo dijo que me hizo pensar que ni siquiera la muerte puede detenerla de cumplir su amenaza.

—Creo que podrías tener razón en eso —dijo R.M, plantando un beso en mi mandíbula.

—Yo también lo creo —dije. La lámpara en la mesa parpadeo.

—Prométeme que no vas a ir a ningún lado. Apesta que SooRyun se haya ido, pero puedo manejarlo, o seré capaz de manejarlo, porque sabía que pasaría algún día. Pero si algo te pasara a ti... —R.M pausó—. No sé si podría... no, yo sé que no podría.

—No tienes que. No voy a ir a ningún lado —lo tranquilicé.

Hice una promesa y la mantendría. Cuidaré de él, silenciosamente le juré a SooRyun.

Me acurruqué cerca de R.M quien me besó otra vez, esta ocasión en mi sien. Lo había dicho en serio.

Cuidaría de él con todo lo que tenía... o moriría en el intento.

04. SIN ALMA ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora