CAPÍTULO 09

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–JIN–

Fue hace otra vida cuando estuve por última vez en CheonghoDong. Al menos así es como parecía, aunque en realidad no había sido muy largo en absoluto.

Aun así, el hedor de las naranjas podridas era más punzante de lo que recordaba, tan fuerte que Mark se cubrió la boca también justo cuando pasamos el letrero de BIENVENIDOS A CHEONGHODONG. Como si fuera posible, los caminos de tierra se habían vuelto incluso más difíciles de conducir, mientras se demostraba con la camioneta balanceándose de lado a lado mientras yo trataba—y fallé—de esquivar baches tipo cráteres y grandes rocas.

Casa.

¿Todavía era eso lo que era este lugar? No se sentía de esa manera.

Pasamos el pequeño cruce en el lado del camino marcando donde Kevin Little volcó su John Deer*, atrapándose a sí mismo debajo del agua superficial de una zanja de retención. Nunca conocí a Kevin, pero conocía a su familia. El cruce había estado ahí tanto tiempo como podía recordar. Flores silvestres marchitas estaban apiladas en el suelo alrededor de él. Globos desinflados enredados entre sí, las cuerdas eran probablemente la única cosa sosteniendo la madera combada verticalmente.

El cruce solía ser la primera señal de que estaba llegando a casa. Era la primera cosa en darme la calidez y la extraña sensación de familiaridad siempre que salía de la carretera principal para el primer camino de tierra que conducía a CheonghoDong.

Llegar al pueblo esta vez era diferente.

Parecía familiar, pero ya no se sentía como a casa.

No sé cuándo eso pasó. ¿Fue cuando mis padres murieron y salí del pueblo? ¿Fue antes de eso y yo simplemente no lo había notado?

En CheonghoDong, los hijos de los granjeros se convertían en granjeros o se casaban con granjeros. Había sabido desde muy temprana edad que caería en mí encargarme del huerto. Era todo lo que sabía. No era que me gustara la idea. Realmente nunca pensé sobre eso como si me gustaba o no. No era una opción. Era sólo lo que iba a pasar. No había planes para mi educación universitaria. La cosa más cercana a la universidad que alguna vez esperaría obtener era unas cuantas clases de negocios nocturnas y unos cursos de certificación dados cada unos cuantos meses en la cafetería de la escuela primaria/preparatoria conjunta.

Pero entonces mis padres pararon, y yo estaba manejando el huerto antes de que siquiera pudiera inscribirme a los cursos. Hice mi mejor esfuerzo con el conocimiento que sabía de crecer en un huerto para salvarlo, pero todo se fue a la mierda tan rápido que fue como parpadear y todo había terminado.

Había fallado.

* * *

—No quiero entrar ahí —dije, mirando el porche.

—Tengo el poder encendido —dijo Suga, malinterpretando mi razón para no querer entrar en la pequeña casa de los horrores de mi pasado. Mark por otra parte se saltó los escalones y patió la puerta, desapareciendo dentro.

—Huele aquí adentro —gritó él, haciendo un largo y ruidoso sonido de atraganto.

—¿Él realmente es el que ustedes querían que me cuidara? —le pregunté a Suga—. Quiero decir, sé que dijiste que estalló un edificio, pero, ¿estás seguro que no estaba sólo tratando de desodorizar o algo? Él parece tener una cosa con los olores.

—No dejes que el tamaño te engañe —dijo él, su voz profunda y dura—. Esa diminuta cosa misofóbica ahí dentro es la puta persona más letal, bueno, tal vez la segunda más letal que alguna vez he conocido y es porque él no toma bandos. No tiene conciencia. Es bueno que lo consiguiéramos antes de que Chop lo hiciera o tú estarías conociendo otro lado de Mark. En el que terminas sin respirar.

04. SIN ALMA ||NAMJIN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora