𝓂𝒶𝑔𝓃𝒶 𝓅𝒶𝓇𝓈 𝓂𝑒𝒾 𝓂𝑜𝓇𝓉𝑒𝓂 𝓋𝒾𝓉𝒶𝒷𝒾𝓉

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Una gran parte de mí evitará la muerte


Una neblina entre su despertar y que la mente volviera a pasar por el proceso de codificar su nueva realidad, porque al abrir los ojos no veía su propia habitación pero sí un techo insulso y el zumbido de las luces fluorescentes sonando como bienvenida a su estado de alerta.

Perder la consciencia y volver a ella para darse cuenta de nuevo que estaba entre cuatro paredes como un preso, era una cosa por más que desagradable, aterradora.

Aupar a su persona entre el miedo, el desconcierto y la confusión para mantener la compostura, no era una lucha a la que esperaba acostumbrarse.

Pero esta vez no había despertado con el cuello dolorido, sino que estaba acostado en una superficie cómoda. Una cama.

Con la peculiaridad de encontrarse inmovilizado por sus tobillos y sus muñecas, que al intentar mover, escuchó el distintivo sonido de unas cadenas.

¿Cómo era que Jihoon había preparado aquello? Se preguntó al ver de donde pendían cada una de las cadenas. Llevaba planeando aquello con antelación.

Sus brazos no estaban elevados, sino hubiera sufrido calambres por la falta de circulación que le provocaría tener en esa posición sus miembros superiores. En cambio tenía cierta movilidad, pero no podía alcanzar nada y las cadenas eran tan pesadas que le produciría fatiga el moverlas por mucho rato o sostenerlas en el aire.

Más en su estado actual en el cual sentía los sedantes como remanentes en su cuerpo y eso lo volvía más débil. No estaba en sus mejores condiciones.

Pero al menos había comido algo. Extrañamente, no tenía necesidad de ir al baño. Hizo una mueca al pensar en la gran posibilidad de que en su estado de inconsciencia, Jihoon le haya colocado una sonda.

Su mente se mantenía fuerte, pero dudaba de sus capacidades de mantenerse así por mucho tiempo. La desesperanza y desolación de estar en esas condiciones ya lo estaban comenzando a mermar.

Él nunca había sido puesto a prueba en tales situaciones para conocer su resistencia.

Nunca había generado tal resiliencia.

"¿Pero se le puede llamar así si ni siquiera sé si voy a salir de esta...?"

La idea de morir en ese oscuro lugar le aterró en sobremanera. No quería morir. Y menos de esa forma.

Extrañó su departamento. Extrañó a su gata que no tenía alimento; eso lo preocupó. Extrañó a Seungcheol, que de seguro ya estaría preguntando por él. Todos los viernes salían por bebidas. ¿Qué día era ese, por cierto? Ni siquiera lo sabía.

Necesitaba ponerse de pie, pero sólo logró incorporarse un poco, todo lo que sus cadenas le permitían.

La libertad, bendita. Ich bin ein freier Mann¹...

Ich bin nicht ein freier Mann².

Cerró sus ojos con fuerza y apretó la mandíbula. Tenía que salir de ahí. Sea como sea.

Entonces escuchó unos pasos. Tal vez era que el cuarto tenía un ambiente muy lóbrego y su sentido del oído fuera en el que confiara más, pero claramente reconoció el movimiento fuera de la habitación.

Sintió el estómago revolviéndose. No quería ver a Jihoon. No a él. Y ahora la puerta estaba claramente en su campo de visión.

Cerró los ojos y se hizo el dormido. Se volteó hacia la pared y respiró hondo.

Manía (JeongHoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora