La muerte logrará que yo no exista
El frío entrando por la ventana, como el aire con su silbido furibundo, un cielo negro sin estrellas.
Jeonghan abrió los ojos y una presión helada acarició su cuello. La oscuridad de la habitación era casi absoluta, sin contar la luz de luna, tan sola en ese cielo abandonado.
El grito se quedó atrapado en su garganta, sin poder salir de sus labios sellados.
Una figura negra yacía sobre él, con el yugo a su merced bajo la hoja de una navaja que cortaba con el simple contacto hacia la piel.
Jeonghan estaba paralizado. La figura a un lado de su cama no tenía rostro, las sombras eran su máscara.
El miedo lo invadió y lo paralizó, sólo podía abrir sus ojos al máximo y contener la respiración con temor a que un sólo movimiento suyo provocara una reacción en aquel visitante nocturno.
—«Es una ley del diablo y los fantasmas. Allá por donde logramos entrar hemos de marcharnos. Para lo primero tenemos libertad, de lo segundo somos esclavos¹».
Una voz sin expresión invadió la habitación, acompañada del viento.
Jeonghan conocía esa voz, a pesar de que la figura negra no tuviera forma reconocible para él, ya que estaba postrado en la cama, cara al techo, los ojos apenas percibiendo algo por el rabillo, el cuello expuesto.
—Dime, querido profesor, ¿quién dijo esa frase? —La figura retiró el brazo, moviendo la navaja lejos del cuello de Jeonghan—. ¿Quién no puede salir de la ventana? El diablo entra por la puerta, el demonio tiene que salir por dónde ingresa... ¿Dónde voy a ingresar yo en ti? Tendré que salir por el mismo lugar en el que me meta.
Susurró con una voz siniestra, aún más sibilante que el viento estentóreo.
La figura sujetó la navaja con ambas manos y elevó los brazos en alto.
—¡Por donde entro he de salir! ¡La ventana, no! ¡La puerta! ¡Siempre la puerta! ¡Has de abrirla por mí! ¡Las llaves debajo de un arlequín²!
Entonces la figura del hombre gritó y Jeonghan observó como dejó caer los brazos repentinamente. La navaja enterrándose en su pecho.
—¡Ah!
Jeonghan casi saltó de la cama, agarrando las sábanas con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos, el cuerpo lleno de sudor.
La respiración agitada, el pecho subiendo y bajando. Jeonghan colocó la mano a la altura del corazón, palpando varias veces para asegurarse de que todo estaba bien.
Ni una herida, nada de sangre. Estaba intacto.
El cuarto se encontraba iluminado con el sol temprano, apenas unos rayos dorados entrando por la ventana sin cortina, que estaba completamente cerrada.
Todo eso había sido una pesadilla.
Se tocó el rostro, sus manos estaban muy frías.
Escuchó el sonido de la perilla girar y la puerta abrirse. Jihoon entró. Tenía el cabello mojado y el torso desnudo, con un pants negro y una toalla blanca alrededor del cuello. Tenía el ceño fruncido en confusión.
Jeonghan lo miró con ojos desorbitados. El mal sueño volvió a él cuando parpadeó. Sus labios temblaron y se cubrió el rostro con las cobijas.
Hasta ese momento no había sentido tal miedo.
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Manía (JeongHoon)
Fanfiction[ manía series ] fortis est ut mors dilectio... (el amor es tan fuerte como la muerte) ❝ donde jeonghan es profesor de psicología en la universidad y jihoon es su alumno. donde el amor que uno siente es el reflejo de lo que somos por dentro. donde u...