Teddy Lupin

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Ginny se despertó temprano y bajo al cuarto en el que se estaba quedando a dormir Harry, para darle los buenos días.

Harry se despertó al notar los cálidos labios de Ginny en su mejilla.

-Buenos días - dijo Ginny.

-Buenos días Ginny - dijo Harry dándole un beso en la boca.

-Levántate ya, hoy iremos a recoger a Teddy de casa de Andrómeda. - le dijo Ginny dándole un almohadazo en la cara mientras se reía.

- Primero un beso luego un almohadazo- dijo Harry entre risas. 

- Es para que te despiertes mi estimado 

La pareja se teletransporto a través de la red flu a la casa de Andrómeda, para recoger a Teddy; cuando aparecieron en la estancia de la casa vieron a un niño en un cochecito con una sonrisa de oreja a oreja su pelo estaba de color blanco y sus ojos eran negros, pero en el preciso instante en el que vio los vio salir de la chimenea, estos cambiaron y él bebe se volvió pelirrojo con ojos verdes, cualquiera que lo viera creería fácilmente, que aquel niño era hijo de Ginny y de Harry.

-Hola Andrómeda - saludaron Harry y Ginny, ambos estaban muy divertidos por lo que había hecho el niño.

-Hola, pasen a tomar un poco de té antes de que se vallan- los invito Andrómeda con voz amable y una sonrisa en su rostro.

Harry iba a sentarse, pero algo llamo su atención, en una mesita que había en aquella habitación se podía ver una foto enmarcada, en ella se podía observar a un hombre con la túnica algo descuidada y pelo un poco canoso; al lado de una mujer, con el pelo de color rosa chicle y un rosto en forma de corazón, la pareja tenía a un niño en brazos, el pequeño había teñido su pelo de azul y sus ojos eran marrones claros. Harry no pudo evitar sentir algo de pena e inquietud; no podía evitarlo, no podía evitar sentir culpa por eso.

- ¿Harry estas bien? – pregunto Ginny un poco preocupada, al ver que este se levantaba de la mesa.

- si... solo necesito un poco de aire. - dijo Harry de forma apresurada antes de salir al jardín.

La culpa y la tristeza lo invadía y podía sentir como unas lagrimas silenciosas bajaban por su rostro.

- Oye estas ...- empezó Ginny, pero se detuvo al ver que una lagrima bajaba por el rabillo del ojo de Harry - ¿Qué pasa?

-Nada... estoy bien – mintió Harry tratando de limpiarse las lágrimas y fingir una sonrisa.

- A mi no me vas a mentir Potter. Dime que te ocurre – Dijo Ginny de forma gentil, mientras le acariciaba el rostro - por favor

- Es que... no puedo evitar sentirme culpable... si yo me hubiera entregado a Voldemort antes; quizás Lupin y Thonks seguirían vivos y estarían con Teddy... Por Dios Ginny, condene a un niño a sufrir lo que yo sufrí, le quite a sus padres prácticamente, ¡todo es mi culpa! – dijo Harry llevándose las manos a la cabeza, sin poder contenerse más.

-Harry, escúchame por favor y quiero que te quede claro, ya hemos tenido esta conversación antes y quedamos en que no te seguirías culpando por eso; tú no tienes la culpa de nada, Voldemort la tiene y tú lo venciste; además Teddy sabrá entender en su momento que sus padres murieron luchando por un mundo mejor; el lo comprenderá como tu lo hiciste; y nosotros estaremos para él, ¿sí? Juntos- dijo Ginny tomando la mano de Harry y dándole un pequeño apretón para después depositar un beso en sus labios.

-No llores hijo, tu no tienes la culpa de nada, mi hija y Remus sabían a lo que se enfrentaban- se escucho de repente una voz amable y gentil a sus espaldas, la voz de Andrómeda.

Harry Potter y Los Sucesores De La Oscuridad.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora