Anónimos y Amenazas

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-¿que?- soltó en un susurró casi inaudible, con los ojos muy abiertos Harry.

-que a mi también me han enviado cartas anónimas.- habló con firmeza, mirando directamente a los ojos de Harry, le puso en una de sus manos un pergamino arrugado, a lo que el la miro confundido- esa carta me la enviaron ayer en la tarde.

-"quieres que el "niño que sobrevivió" siga con vida mañana por la tarde, entonces aléjate de el termínale ahora, tienes hasta la medianoche de hoy, sino lo haces o le cuentas a alguien lo sabremos y el estará muerto antes de que puedas decir Voldemort"-leyó en voz alta el azabache- Por eso estabas tan rara ¿verdad?- la pelirroja asintió un poco apenada- y si no me dijiste nada es por lo que dice ¿cierto?, ¡por merlín Ginny!, debiste haberme contado- hablo tirándose el pelo hacia atrás en señal de preocupación. 

-Tenia miedo... Harry no voy a permitir que te hagan daño y si para evitarlo tengo que alejarme de ti, si eso me garantiza que tu estarás bien... 

-Ginny no vamos a darles en la yema del gusto, escucha a mi no me va a pasar nada- dijo acariciando la mejilla pecosa de la hermosa pelirroja que tenia enfrente.

-siempre dices eso y termina pasándote de todo

-no voy a alejarme de la mujer que amo solo porque un estúpido e imbécil anónimo lo diga. -dijo el azabache, Ginny no pudo soportar y se lanzo a los brazos del chico, besando sus cálidos labios con pación, por un minuto Harry pudo olvidar todos los pensamientos que tanto lo atormentaban, en ese momento solo importaban los dos expresando mil palabras con un beso, expresando todo el amor que se tenían.

 Harry y Ginny caminaron por el jardín hacia la madriguera cogidos de la mano, la pelirroja todavía parecía muy perturbada, aunque los dos y ya había tomado una decisión sobre lo que harían con respecto a las cartas, ya estaban apunto de llegar a la casa cuando Ron y Hermione salieron corriendo a su encuentro , esta ultima sosteniendo algo que Harry reconoció como una carta y al verla supo perfectamente lo que eso significaba. 

-Demonios... no me digas que tu también has recibido una carta, Hermione- inquirió Harry aunque ya suponía la respuesta.

-espera...-la castaña miro a la pareja con los ojos entrecerrados- ¿A qué quieres decir con también?

Harry iba a responder pero Ginny se le adelanto- a que yo también he estado recibiendo cartas.

-¡¿QUÉ?! - gritaron al unísono Ron y Hermione.

-Es una larga historia, pero por ahora no importa- habló apresurada la pelirroja.- Hermione ¿tu también recibiste un carta?

La castaña asintió- si, pero es diferente a las que les mandaron ustedes.

- ¿a qué te refieres con eso?- pregunto Harry mirando atenta su amiga.- ¿Qué pide esta?

-No pide nada, solo son fotos, que muestran... muestran... pues, mejor mírenlo ustedes mismos- dijo la castaña pasándole el sobre con las fotos a Harry y a Ginny.

y de nuevo las fotos de ellos estaban ahí, fotos de la madriguera, de ellos dos cuidando a Teddy cuando Andrómeda lo iba a dejar de visita, también habían fotos de los hermanos Weasley y de Harry, Hermione y Ron; pero en su mayoría eran fotos de el pequeño metamorfomago siendo observado por un ojo oculto.

Harry se pasaba las manos por la cara con frustración y desespero, mientras tanto Ginny y Ron palidecían al punto de llegar a parecer dos sabanas blancas.

-tendríamos que avisarle a la jefa del cuartel de aurores sobre esto ahora mismo, es una clara amenaza a Teddy. - habló Hermione.

-Eso es practicamente imposible, hoy es domingo ella nunca va al trabajo los fines de semana y nunca nos ha dicho su domicilio, como para hacerle una visita.- hablo Ron, recordando el curioso comportamiento de su jefa, lo cual tanto a Harry como a el les parecía extraño, pero era un detalle al que nunca habían prestado atención.

Harry Potter y Los Sucesores De La Oscuridad.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora