Harry Potter y Los Sucesores De La Oscuridad.©

Prométeme

Harry se quedó mirando expectante a Andrómeda, en su interior sentía un miedo hacia las palabras que fueran a salir de su boca, Andrómeda tenía un aspecto lamentable, se veía muy agotada y cansada, Harry presentía que probablemente ella estuviera sintiéndose mal ahorita, pero que no les decía nada a los sanadores ni a la familia Weasley para no preocupar a nadie.

- Harry, necesito que me prometas que... - hablo Andrómeda con voz suave – que.... pase lo que pase.... Tu cuidaras de Teddy, que velaras por su bienestar.... Por favor

- ¿Andrómeda por qué me dices eso?

- Harry, yo sé que no me queda mucho tiempo, sé que estoy acabada.... Lo sé Harry... pero para mí sería un gran alivio saber que Teddy se quedará al cargo de alguien que lo sabrá cuidar, por favor necesito que me lo prometas Harry – anunció Andrómeda, su voz parecía estar seria y calmada, aunque sus ojos parecían contener lagunas de lágrimas.

- Claro que si Andrómeda, yo siempre estaré para cuidar de Teddy, eso puedes tenerlo por seguro- dijo Harry con voz calmada y tratando de ser consolante- Andrómeda, ya verás que te pondrás bien, tú eres una mujer fuerte, te recuperaras.

- Gracias por tus palabras Harry, pero creo conocer ya mi destino – su voz sonó un tanto lúgubre – Por favor, cuando Teddy crezca cuéntale sobre sus padres y de su abuela, no permitas que olvide a su familia... creo que en el estante de la cocina de la casa hay un álbum con fotos de Dora de pequeña y también del matrimonio de Remus y Dora, enséñaselo, al menos así tendrá un recuerdo de ellos; Harry, cuéntale quienes fueron sus padres y las razones de por que dieron sus vidas, cuéntale que si ellos murieron fue en la busca de un mundo en el que el pudiera crecer con paz.

Harry escuchaba cada una de las palabras que decía Andrómeda, y sin duda sabía que esa sensación de despedida ya la había sentido antes en otra conversaciones, y aquello no le agradaba; él ya era consciente de que tenía que cuidar a Teddy, con su vida, ya que era su ahijado y el hijo del mejor amigo de su padre, pero que Andrómeda se lo dijera en esa circunstancia, lo hacía pensar que tal vez a ella tampoco le quedara mucho; tenía miedo, miedo e impotencia, al saber de lo que sería el futuro cercano del único familiar con vida que le quedaba a Teddy y el hecho de saber que no podía hacer nada para evitar aquel suceso, lo hacía sentir aún peor, pero sabía que había algo que si podía hacer.

-Andrómeda, yo quiero y amo mucho a Teddy, ten por seguro que el estará muy bien y claro que conocerá sus orígenes, pero no solo se los enseñare yo, también tú, hay que mantener la esperanza, ya verás que pronto te recuperaras Andrómeda, solo mantengamos la fe, ya verás que los doctores encontraran alguna cura y poco a poco te sentirás mejor. – Hablo Harry, mirando a Andrómeda a los ojos.

- Gracias Harry, saber eso me tranquiliza bastante.

En eso Ron entro un tanto apresurado a la habitación, mientras miraba la hora de su reloj con pánico.

-¡Harry! – grito el pelirrojo - Harry ya nos estamos haciendo tarde para ir al trabajo y para tu reunión con mándame Smith.- añadió para recordarle a su amigo porque era tan importante esa reunión.

- ya son las 7 – dijo Harry, empezando a alarmarse y maldiciendo para sus adentros. – discúlpanos Andrómeda, nosotros tenemos que retirarnos – dijo Harry despidiéndose cortes pero apresuradamente, saliendo para dirigirse con Ron a la salida de San Mungo y los dos por medio de la aparición teletransportarse al ministerio.

Al aparecerse en el ministerio, una voz femenina los recibió dándoles la bienvenido, los dos corrieron por los pasillos hasta los ascensores, para dirigirse al segundo nivel donde se hallaba, el departamento de seguridad mágica.

Al llegar, Harry se dirigió corriendo hacia la oficina de madame Smith, cuando se encontró frente a frente a la puerta se detuvo y con calma toco la puerta, a lo que madame Smith respondió con un fuerte ¡Adelante!