Arthur Weasley, Ron George y Harry se encontraban sentados en una sala del hospital mientras esperaban a que el sanador llegara con los resultados de Andrómeda, que había sido internada de emergencia, el ambiente era tenso el señor Weasley parecía sumamente preocupado mientras mandaba un patronus a la madriguera donde contaba todo lo que estaba pasando y les decía a Molly, Bill, Charlie, Hermione y Ginny que mantuvieran la clama y cualquier novedad les estaría avisando.
Harry, George y Ron se preguntaban que podía haberle pasado a Andrómeda si la última vez que la habían visto, que no había sido hace mucho, se veía perfectamente bien; como podría ser que su salud decayera tanto en tan poco tiempo, aquello no tenía sentido.
Harry daba vueltas en círculos pensando en lo que podría haberle pasado a la abuela de su ahijado y el hecho de que los sanadores demoraran tanto lo hacía sentir aún más inseguro sobre le diagnostico que darían, tanto estrés le empezaba a causar una jaqueca y aquel olor a material quirúrgico mesclado con limpiadores y desinfectantes lo mareaba aún más.
-Harry siéntate, que lo único que lograras será hacer un hoyo en el piso si sigues dando vueltas – dijo Ron tratando de aligerar el ambiente y calmar a su amigo.
Harry no respondió nada y prefirió hacerle caso y sentarse en una de las sillas que había en aquella sala de paredes blancas y un techo muy alto, en el centro de este se encontraba colgado un precioso candelabro de cristal que iluminaba toda la habitación, pero todas partes se escuchaba la bulla típica de un hospital con pacientes yendo de aquí para allá, médicos pasando, familiares preocupados e incluso niños pequeños llorando o haciendo berrinches.
Así estuvieron un buen rato hasta que llegaron las 2 de la madrugada el señor Weasley se encontraba durmiendo en una silla con una revista que, en el regazo, George también había sucumbido ante el sueño, los únicos que quedaban desiertos atentos a la aparición alguno de los sanadores eran Ron y Harry.
Y después de un buen tiempo de espera al fin vino un sanador viejito y con una semiculta canosa, que llevaba puesta una bonita bata blanca con el escudo de San Mungo.
-¿Familiares de la señora Andrómeda Thonks? – pregunto el sanador.
- Si, somos nosotros - contestaron Harry y Ron al unisonó, despertando al señor Weasley y a George de un sobresalto.
- doctor díganos ¿Qué es lo que tiene que es lo que tiene Andrómeda? – pregunto el señor Weasley alarmado incorporándose de la silla.
- es difícil de explicar, todo parece indicar que la señora Thonks se contagió de escrufungulus – explico el medico con un tono serio.
- ¿escrufungulus? – pregunto Harry muy confundido.
- sí, es un virus muy poco conocido, proviene de los hongos del fango encantado que se encuentra solo en determinados espacios agrícolas de nuestro mundo, este fango es usado para el cultivo de muchas plantas que sirven luego para elaborar pociones, aunque este hongo también es usado como una droga mágica muy poderosa, que en su uso excesivo podría tener finales catastróficos , por eso tengo que preguntarles ¿la Señora Thonks trabajaba en algo que tuviera que ver con la herbolaría, específicamente con el tema de cultivos? ¿o a lo mejor sabían si consumía drogas? – pregunto el sanador a lo que todos se miraron extrañados y muy aturdidos.
- No, claro que no, ella no hacía nada de eso, se dedica únicamente al cuidado de su nieto, doctor ella sería incapaz de hacer eso – declaró con total convencimiento y aplomo Arthur Weasley.
- Bueno de algún modo ella tuvo que haber estado expuesta bastante tiempo a este hongo de lo contrario no em explico el contagió – dijo el doctor con un tono dudoso, como si no terminara de creer en las palabras del señor Weasley, pero ya no comento nada más de eso.
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Harry Potter y Los Sucesores De La Oscuridad.©
FantasyHarry, Ron , Hermione y Ginny intentan rehacer sus vidas; pero sus planes se ven afectados por la llegada de personas sedientas de venganza y poder, de personas que intentaran traer la oscuridad devuelta, unidas por un mismo objetivo; Harry Potter.