Tenemos que hablar...

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El tiempo voló como si de un pájaro se tratara; después de dos largas semanas, las más largas de su vida según Harry, el doctor decidió darle de alta del hospital, ya se había recuperado y ahora se encontraba pasando sus últimos días de reposo junto a Ron en la madriguera, el clima era templado, por esos días había demasiada neblina que anunciaba la llegada del invierno.

Era la hora de la cena Harry se sentaba al lado Ron y en frente de Ginny, notaba que la pelirroja lucia más pálida de lo normal, parecía muy ansiosa y que trataba de evadir su mirada, cuando la señora Weasley sirvió la cena los dos apenas y probaron bocado.

Ni bien termino de comer, Ginny se levantó de la mesa de forma apresurada y soltando un rapido "gracias", subió casi corriendo las escaleras parecía apunto de echarse a llorar. Harry decidió seguirla, la conocía lo suficiente como para saber que algo no andaba bien, cuando llego al cuarto de la pelirroja la encontró sentada en su cama llorando, sostenía un pedazo de pergamino en la mano derecha, el cual miraba con una mescla de terror y tristeza, pero en cuanto se percato de la presencia de Harry, arrugó el papel y lo metió en un cajón cerrándolo de un golpe, para ponerse de pie de un salto, tratando de adoptar una posición inocente, pero las lagrimas en sus mejillas la delataban.

-¿Qué pasa, Ginny?- pregunto Harry con voz angustiada, cerrando la puerta de la habitación.

-Nada- habló la pelirroja, con una voz quebrada y cortante.

-¿nada? no comiste practicamente en la cena, vienes, te encierras en tu cuarto, lloras ¿y dices que no te ocurre nada? por favor dime, sabes que puedes confiar en mi.- Le suplicó Harry, acercándose a ella y tomándola de la mando

Ginny se mordió el labio, dio un apretón a la mano de Harry y luego se soltó, parecía haber caído en cuenta de algo, no era precisamente bonito, pero según la chica era lo mejor - ya no puedo con esto, ah sido demasiado, ¿sabes?

- ¿De qué hablas, Ginny?

- De todo esto, nosotros, el cuartel de aurores, TODO; ya nunca paras en la casa y las únicas veces que te veo es porque llaman del hospital a decirme que te estas muriendo, ya no soporto ver como, arriesgas tu vida todos los días por personas que al final de cuentas te lo agradecerán de la boca para afuera. - Soltó, aquellas palabras penetraron en los oídos de Harry, mientras que en lo más profundo de su corazón rezaba par aunque aquello no fuera lo que el estaba pensando.

-Ginny, cuando te dije que quería ser auror y que entraría al cuartel tu me apoyaste, conversamos de esto y tu sabias desde el principió los riesgos que incluía este trabajo...

Flashback: 1 año atrás

-Oye ¿estas seguro que esto es lo que quieres hacer?- pregunto la pelirroja, Ginny y Harry estaban sentados en el sillón de la sala, la pelirroja apoyaba la cabeza en el pecho del azabache, mientras este le acariciaba tiernamente la cabeza.

-¿a qué te refieres?

-a esto Harry, ser auror ¿estas completamente seguro?- insistió Ginny.

Harry lo medito un momento y dijo- si lo estoy, llevo convencido de que quiero dedicarme a esto desde quinto año, no sé siento que de alguna forma estoy destinado a esto.

-además que tienes la estúpida idea de que es para lo único que vales, aparte del quiddich.- afirmo la pelirroja.

-también.- asintió el chico de la cicatriz.

-Harry es muy riesgoso, me encanta que siempre luchas por lo que es correcto y que defiendas la verdad, pero no puedo evitar en cierto modo sentir miedo por ti, por lo que podría pasarte, No quiero que termines igual que Ojo loco- expreso Ginny mirando a Harry los ojos.

Harry Potter y Los Sucesores De La Oscuridad.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora