CAPÍTULO 14

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 Estamos otra vez en la habitación ocre y, aunque nos hemos acurrucado los cuatro, nuestros alientos se convierten en vapor por el frío. Invierto unos cuantos minutos en explicar a Yena y a Wonyoung mi reciente encuentro con Baba. Me escuchan en silencio. Las marcas rojas que les han dejado las mordazas les llegan hasta las orejas, como una especie de pinturas tribales. Bang Chan les quitó los cables de las muñecas en un descuido de Yeeun y también nos trajo algo de pan a escondidas, y lo devoramos en segundos.

–¿Desde cuando está hecho Hongjoong semejante cretino? –Yena se frota los dedos uno a uno para estimular el flujo sanguíneo.

–Es como una especie de versión supermalvada de sí mismo –digo– igual que Yeeun. Pero bueno, es que hemos mandado al garete la misión de la bomba cardo.

–Y, de paso, la misión Kang –añade In. 

Yena parece un poco incómoda.

–¿Soy la única que ha notado cómo me mira? –Su pálida piel no logra ocultar que se ha ruborizado.

–No. –Wonyoung niega con la cabeza–. Está claro que le molas.

–¡Qué asco! –dice Yena, pero se le forma en la boca una sonrisa tímida: al igual que me pasa a mí, después de vivir a la estilizada sombra de Wonyoung durante cosa de un año, ya no está acostumbrada a recibir atención masculina.

Wonyoung emite un sonido que se parece un poco a un refunfuño.

–Solo le gustas porque se nota a las claras que eres impe.

Yena entorna los ojos, y sus labios rosados se vuelven blancos de tanto apretarlos. Durante una décima de segundo me temo que va a sacar las garras y pelearse, pero In habla antes de que empiecen a volar zarpazos.

–Es porque le recuerdas a Yuqi –dice, como si nada.

Nos lo quedamos mirando. Él hace un gesto de indiferencia, como si fuera de lo más normal que un chaval de catorce años tenga más conciencia romántica que tres chicas de diecisiete.

–A ver, no hay que ser muy listo –añade–. ¿No os acordáis de los flashbacks de Hongjoong en la peli? Yuqi era pelirroja de ojos verdes.

Me río, alucinada por no haber caído antes en ello.

–Tiene razón.

–Genial –dice Yena, examinando un mechón de su pelo de imitadora–. El tío más bueno al que le he gustado en la vida es un loco psicópata que lo más probables es que me asesine en la primera cita.

–Bien resumido –dice In.

–Podrías sacarle mucho partido, pequeña Ringo nuestra –dice Wonyoung–. No pasa nada por coquetear un poco.

Yena levanta una ceja.

–Eso a ti se te da de miedo.

No soporta que Wonyoung la llame Ringo. Por lo general responde con un grito de «Toco el chelo, no la batería». Nunca tengo claro si se le escapa la relación de los Beatles con Liverpool, o es que se hace la tonta.

–Lo digo en serio –continúa Yena–. Podría salvarte la vida. Ese tío da miedo y nos vendría de perlas que lo tuvieras contento.

Yena se aparta el pelo de la cara, como si así pudiera parecerse menos a Yuqi.

–No hay forma humana de obligarme a coquetear con ese comemierda. Es el mal personificado.

–Pues te dio pena cuando te contamos lo de Yuqi –protesta Wonyoung.

EL BAILE DEL AHORCADO (HyunRi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora