17 ; El collar asesino

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Dos rubios de Slytherin iban tomados de la mano, de camino a Hogsmeade. El día era tremendamente frío, y un hermoso manto blanco cubría la mayoría de las calles y techos.

Al llegar a Las Tres Escobas, Hermione apretó la mano de Draco con fuerza.

-¿Amor, estás seguro? -preguntó Hermione con voz nerviosa.

Draco le sonrió, y beso su frente con dulzura.

-Todo está bien, preciosa. Pero tenemos que darnos prisa. ¿Recuerdas bien el plan, cierto? -preguntó. La chica le envió una mirada como si dijera « ¿hablas enserio? ». Draco soltó una risita sarcástica. -Como no lo vas a recordar, si mi novia es la sabelotodo de la escuela. -dijo riendo. La ojimiel le lanzó una mirada reprobatoria. -La sabelotodo más hermosa a la que amo. -dijo y la beso.

Al terminar de afinar detalles, ambos chicos entraron tomados de la mano al lugar, y se dirigieron a una mesa que quedaba muy cerca de la barra.

El lugar estaba casi vacío, a excepción de dos sitios. En una mesa estaban los ex amigos leones de Hermione, quienes no se habían percatado de la presencia de los Slytherin; y el profesor Slughorn, quien estaba demasiado bebido como para notar la presencia de los miembros de su casa.

Al tomar asiento, lo hicieron sigilosamente para que ni los Gryffindor ni Horace lo notaran.

-¿Qué se les ofrece? -preguntó Madame Rosmerta al llegar a su mesa. Ella masticaba un chicle mientras que en la mano sostenía una vuela pluma y un pergamino flotaba junto a ella.

-Dos cervezas de mantequilla. -hablo Hermione con voz indiferente.

-Bien. -contestó con la misma indiferencia que la chica.

Draco le tomo la mano bajo la mesa a la chica, y ella asintió. Esa era la señal.

Hermione se puso de pie, y se fue hasta llegar cerca del lugar al que Rosmerta había entrado momentos antes. Posiblemente había ido a buscar mantequilla o cerveza que se le había terminado, pero ese no era el punto. Hermione se escondió de tal modo que quedara a un paso de la puertecilla de madera que daba a la entrada del cuarto al que la dueña del bar había entrado.

Se agachó lo más que pudo y se pegó a una pared. Cuando Madame Rosmerta paso junto a ella, la mujer no se percató de su presencia ya que iba demasiado ocupada en que las copas del líquido no derramaran la espuma al suelo.

Cuando Hermione vio que la mujer se hubo alejado, sigilosamente empujó la puerta de madera que estaba entreabierta.

Mientras tanto, Draco veía llegar a la mujer a su mesa.

-Aquí tienes. -dijo la mujer de labios extremadamente rojos. Draco al notarlo, casi hizo una mueca de asco.

Antes de que Rosmerta se fuera, Draco tomo de su copa y sin pensarlo, hizo una mueca de asco.

-¡Qué porquería es esta! -espetó, mientras alejaba la copa de el. Se aseguró de no hablar lo suficientemente fuerte, para no ser oído por las pocas personas que estaban en el sitio.

-¿De qué hablas jovencito? -preguntó la mujer con el ceño fruncido.

-Esto. -señalo la cerveza. -Esta copa apesta a ratas. Debes lavarla. -dijo habiendo otra mueca de asco.

La mujer tomo la copa y la olió.

-Esto no huele a nada, muchacho. -dijo mientras olía.

-Claro que sí. -se cruzo de brazos. -Lávala ahora y tráeme cerveza nueva.

La mujer lo miro desafiante y hablo.

-¿Quién te crees que eres para darme órdenes jovencito? -preguntó Rosmerta ya airada.

Hermione ¿Greengrass?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora