28 ; Un nuevo comienzo

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Las nubes comenzaban a tornarse grises, y la lluvia comenzaba a caer, pero eso al chico no le importó. Llevaba un ramo de rosas blancas en su mano derecha, mientras caminaba entre las tumbas del panteón familiar de los Greengrass.

Había tomado una decisión, no podía mantenerse en el mismo lugar, sumido en una depresión que no le permitiría volver a sonreír.

Al llegar a la gran edificación de mármol que se había hecho para su amada, se inclinó sobre ella, colocando las rosas con cuidado, sobre las flores ya marchitas que se encontraban allí.

No pudo evitar delinear con sus dedos el nombre de la chica... Y luego el inscrito de él: Dulces sueños, princesa...

Algunas lágrimas comenzaban a surcar su rostro mientras la recordaba, el amor entre ambos había sido corto, pero inmenso. Theo amó a Astoria como jamás amo, y estaba seguro, jamás amaría a alguien como a ella.

Pero debía volver a empezar, debía dejarla ir de una vez. Debía comenzar de nuevo, en busca de una nueva vida donde el recuerdo de Astoria ya no doliera, donde el recuerdo de la dulce castaña sólo le provocara sonreír. Donde al escuchar su nombre, sonriera y dijera: Me hizo más feliz que nadie.

Le dolía no poder volver a verla, sentirla junto a él.

Pero como recordó alguna vez a alguien decir « No tengas pena por los muertos, si no por los vivos. Y sobre todo, aquellos que viven sin amor »

Él estaba vivo, más vivo que nunca. Entonces tenía que continuar. Sabía que Astoria estaría en un lugar hermoso, donde dentro de algunos años, la volvería a ver. Y esta vez, estarían juntos para siempre.

-Hoy, siento que debo seguir. Creo que debo volver a comenzar, ¿no lo crees amor? -comenzó a hablarle Theo, con la voz llorosa. -Tú siempre deseaste que yo fuera feliz, y lo voy a intentar. -sonrió.

El cielo comenzaba a despejarse, y los rayos de sol comenzaban a secar la húmeda tierra.

-Siempre te voy a amar, siempre vas a estar en mi corazón, te voy a recordar como la mujer que más feliz me hizo. -sonrío. -Tal vez me vuelva a enamorar, tal vez me case y tenga hijos... -dijo con nostalgia. -Pero para mí, tú siempre serás la chica de mis sueños, el amor de mi vida, la mujer más hermosa y dulce que he conocido. -algunas lágrimas más salieron de sus ojos. -Es momento de dejarte partir, amor mío. -besó la fría lápida que comenzaba a secarse por los rayos de sol que comenzaban a aparecer. -Seré feliz por los dos... -y se puso de pie. -Prometo que siempre estarás en mi corazón, te amo. -suspiró. -Nos veremos pronto, amor. Pero mientras tanto, cumpliré aquí, todos nuestros sueños... Por lo dos. -sonrió con tristeza. -Dulces sueños, princesa.

Y comenzó a caminar rumbo a la Mansión, pero no sin antes mirar al cielo.

Un hermoso arco iris se formaba frente a sus ojos, resplandeciendo con sus llamativos colores; el verde, el azul, el amarillo y el rojo. Y entonces lo comprendió. Eso era una señal.

Astoria, dondequiera que estuviese, deseaba que él fuera feliz, que disfrutara de los placeres que la vida le ofrecía. Su querida Astoria deseaba que cumpliera los sueños que ambos desearon cuando ella estuvo en vida. Deseaba que Theo terminara Hogwarts, que buscara el amor, que se casara, que tuviera unos hermosos hijos... Que fuera feliz.

Theodore Nott era muy inteligente, y todo esto lo comprendió al instante en que sus azules ojos vieron tal espectáculo de la naturaleza.

Suspiró hondamente, y sonrió. Se sentía más libre, más ligero.

Comenzaría una nueva vida, buscando su felicidad.

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Luego de que Theo saliera del panteón familiar, se dirigió a la Mansión Greengrass, donde las familias que habían pertenecido a las filas mortífagas, se encontraban allí.

Hermione ¿Greengrass?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora