21 ; Prometiendo venganza

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Hermione se volteó para mirar cual había sido la causa de que Theo soltara un grito tan desgarrador como ese. De verdad esperaba que no fuera lo que su mente ya comenzaba a maquinar.

Al voltear su corazón se encogió y soltó un sollozo de sufrimiento, para luego ponerse de pie, colocando con cuidado la cabeza de Draco sobre el suelo.

Empuñó su varita con tal fuerza que casi la partía en dos, observó a sus compañeros Slytherin, a sus hermanos y a los mortífagos, quienes apuntaban a los tres Gryffindor, esperando solamente la mínima señal de la chica para atacar.

-¡Eres una maldita! ¡Una despreciable pobretona! ¡Le has arrebatado la vida a mi hermana! -dijo apuntándola, y llamando con la mirada a sus hermanos.

Daphne y Alex se acercaron a ella, poniéndose a su lado con el rostro destrozado por la tristeza, pero tenían que ser fuertes, porque la llama de venganza crecía en sus entrañas.

Ginevra los observaba con mucho miedo, casi temblando porque el pavor le inundaba, aún más porque había perdido su varita. Y su hermano y Potter no podían ayudarle, pues los habían petrificado.

Mientras tanto, Theo abrazaba el frágil y helado cuerpo de Astoria. Pareciese que durmiera, se veía como un ángel. Se veía tal como el la observaba dormir por las noches en su habitación, su cabello levemente ondulado esparcido por sus brazos, aún desprendía ese suave olor a lilas. Los sollozos habían disminuido su volumen, pero no su dolor, ese afilado cuchillo que le partía el corazón se le clavaba más y más dentro.

Snape, Bella, Fenrir y los Carrows -por más extraño que pareciera- observaban la escena apenados, y con furia, tenían que contenerse de no lanzarle Avadas a esos tres.

Blaise sentía que quería matar a esos tres al modo muggle. Primero, atacar a Draco y dejarlo moribundo. No conformándose con eso, la despreciable y maldita pobretona Weasley, había matado a su prima, a la menor. La tristeza lo invadía y sentía sus ojos arder, pero no lo haría... No aún.

Pansy mientras tanto, no sabia si llorar desconsoladamente junto al cuerpo inerte de su dulce amiga de la niñez, o lanzársele a Ginevra Weasley para matarla a base de crucios.

Antonin y Andrew observaban la escena con muchísima pena y tristeza, era doloroso ver a las chicas que aman -o que alguna vez creyeron amar, en el caso de Andrew- de esa manera, tan tristes y a la vez tan furiosas.

Victoria lloraba en silencio. Le dolía que la pequeña Astoria muriera de aquella manera. ¡Tan solo acababa de cumplir los dieciséis años! Era triste haber perdido a una amiga tan especial, porque Astoria era la hermana de su novio, pero más que eso, habían estrechado fuertes lazos de amistad en el último año.

Millicent, Crabbe y Goyle observaban la escena con obvia pena, pero solamente esperaban la señal de quienes consideraban superiores a ellos, para atacar a los Gryffindor.

Los demás Slytherin solamente observaban, por supuesto con un poco de nostalgia al ver morir a una de las serpientes más queridas por aquella casa.

Marcus Flint se acercó cuidadosamente a Theo, tomándole por el hombro.

El castaño lo miro con sus ojos azules humedecidos.

-Lo siento mucho. -dijo Flint sin atreverse a mirar a Astoria, y saliendo literalmente, corriendo del sitio. No podía derrumbarse frente a todos ellos.

Draco, ajeno a todo aquello, comenzaba a abrir los ojos, haciendo intentos por levantarse, pero una mano le detuvo.

-Tranquilo, quédate allí. -le dijo Victoria con voz quebrada.

Hermione ¿Greengrass?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora