Capítulo 46

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No podía negar el hecho de que la vista desde la azotea era hermosa. Las luces de la ciudad bajo el brillo de las estrellas y luna, era una verdadera preciosidad. Sin contar cómo se veía con los copos de nieves caer sobre todos nosotros.

Me encontraba sola en ese momento. Los demás permanecían adentro. Y para ser sincera, aquello no me molestaba en lo absoluto.

Suspiré viendo ese humo salir de mi boca debido al frío y sonreí con la nostalgia punzar en mi pecho.

El año acabaría a tan sólo minutos.

─ Con que aquí andas ─escuché a Jimin detrás de mí. Volteé a verlo y sonreí. Él se colocó justo a mi lado mirandome con una pequeña sonrisa para luego admirar la vista─. Que hermosa vista ─musitó.

─ Es increíble ver que estamos a nada de terminar este año y empezar uno nuevo ─digo volviendo a ver la ciudad.

─ Totalmente.

Y no dijimos más nada por un corto tiempo.

Sólo compartíamos el silencio, sin llegar a ser incómodo para ninguno de los dos.

─ Gracias, Jimin.

Él conectó sus ojos con los míos y lo ví fruncir el ceño: ─ Gracias, por estar aquí. Junto con todos nosotros. Aún cuando podrías ir a compartir y recibir el año con tu madre y hermana.

Él sonrió.

─ Es muy lindo de tu parte. Gracias.

Jimin giró su cuerpo hasta quedar frente a frente con el mío.

─ Tal vez tienes razón, podría estar con mi familia justo ahora ─sonrío sin llegar mostrar los dientes─, sin embargo, ustedes se volvieron muy especiales para mí. Y nunca los dejaría solos en esta situación ─eso me hizo sonreír a mí─ . Me importan y sobre todo...me importas tú, Samantha ─ confesó con sus mejillas ruborizadas. Provocando que al oír lo último, mi corazón se acelerara.

Su mirada tierna hizo que sintiera ese calor en mis mejillas, ruborizandome cuando su mano llevó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

Y de repente, su rostro se llenó de luces, él volteó a ver los fuegos artificiales y fue cuando sentí mis ojos cristalizar.

Ya era año nuevo.

Sin dejar de verlo, sin dejar de ver su perfil y sonrisa al admirar los fuegos artificiales en el cielo, fue entonces que lo comprendí.

Comprendí que un momento, una palabra o un sentimiento, podía cambiarlo todo.

Porque aún con el corazón acelerado, las mejillas ruborizadas y esa lágrima tracionera que se deslizaba por mi mejilla, comprendí que me había enamorado.

RESILIENCIA //PARK JIMIN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora