Epílogo

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Ocho años después





La brisa jugaba con su cabello negro mientras comtemplaba el inmenso mar frente a él.

Una sonrisa nostalgica se deslizó sobre sus labios y sintió sus ojos aguarse.

A pesar de tanto años, seguía sin ser fácil.

─ Hoy se cumplen ocho años desde que no estás ─murmuró con un pequeño dolor en su pecho─. No ha sido fácil para ninguno de nosotros, pero sin un poco más llevadero.

Miró las olas romper contra la orilla y el recuerdo de la despedida en esa misma playa llegó a él haciendole soltar algunas lágrimas.

─ Te extraño tanto, Jones ─susurró bajando su mirada.

Cerró sus ojos, recordando sus preciosos ojos y hermosa sonrisa, logrando hacerlo sonreír un poco.

Abrió sus ojos y alzo su mirada, notando los hermosos colores naranja y rosado que adornaban el cielo esa tarde.

─ Con tu partida nos diste una gran lección ─miró el mar mientras metía sus manos en los bolsillos, empezaba hacer un poco frío─. Nos enseñaste que la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, que debemos aprovechar cada segundo que tenemos para estar al lado de las personas que amamos, para abrazarlas y decirles cuanto los queremos, porque jamás sabremos cuando será la última vez que podamos estar juntos de nuevo.

Sintió sus ojos cristalizarse una vez más.

El recuerdo de la primera vez en que ambos se conocieron vino a él de manera repentina, y aunque lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas una sonrisa se deslizó sobre sus labios.

─ Sabes, estoy seguro que en una próxima vida tu y yo nos volveremos a encontrar ─por un momento vino lo escrito en aquella carta a su mente─, y entonces, terminaremos lo que en esta quedó pendiente...y es una promesa, Jones.

Promesa, Park.

Jimin sonrío con nostalgia porque por un segundo, pareció escucharla susurrar.

─ ¡Tío Jimin! ─él volteó a su costado y vió a dos preciosas pequeñas correr hacia él con los brazos abiertos.

Jimin se puso en cuclillas y las recibió con mucho amor.

─ Min Lucy y Min Hannah, dejen a su tío respirar ─dijo Sowon divertida.

Jimin dejó un beso en la cabeza de cada una y se levantó para darle un cálido abrazo a Sowon.

─ ¿Cómo estás, Jimin?  ─formuló separandose.

─ Estoy bien, ¿Ustedes cómo están?

─ Estamos bien ─respondió cargando a unas de las niñas que alzó sus brazos, dandole un beso en la mejilla.

Él asintió y cargó a la otra pequeña.

─ ¿Y Yoongi? ─preguntó al no verlo.

─ Estacionando el auto ─miró atras y notó a su ahora esposo acercarse con un ramo de lirios blancos─. Por cierto, ahí viene.

Yoongi llegó al lado de su esposa y estrechó a Jimin en un abrazo.

Los tres volvieron a mirar atrás, pudiendo ver a Soyeon, Hoseok y Jungkook venir hasta ellos. Saludandose con sonrisas y abrazos cálidos.

Sowon y Yoongi, se habían casado hace cuatros años atrás, y luego de un año, las gemelas llegaron a sus vidas.

Soyeon, ella despúes de la muerte de su mejor amiga, renunció a la floristería y hoy por hoy tenía su propio negocio en donde le iba muy bien.

Hoseok, él se había casado hace un año atrás con una preciosa mujer que había conocido en un viaje a Japón. Y gozaban su matrimonio al máximo.

Jungkook, quien luego de graduarse decidió darse una nueva oportunidad en el amor con Chaeyoung. Y después de tres años de noviazgo, un pequeño Jeon llegó a sus vidas.

Y Jimin...él había logrado salir adelante al igual que sus amigos, siendo ahora un éxitoso hombre.

Todos habían cambiados con el pasar de los años, eran más maduros y una mejor versión de sí mismos.

─ ¿Mami? ─la pequeña que estaba en sus brazos la llamó.

─ ¿Mmm?

─ ¿Tía Sam nos hubiera querido?

A Sowon se le llenaron los ojos de lágrimas ante la pregunta de su pequeña, y asintió con una una sonrisa.

─ Ella las hubiera amado tanto cómo nosotros la amamos a ustedes ─les dijo Soyeon con ternura mientras acariciaba las mejillas de las gemelas─. ¿Y saben qué? Las hubiera consentido muchísimo, muchísimo.

Las gemelas sonrieron y miraron el mar.

Todos se acercaron a la orilla, contemplando la tranquilidad del inmeso mar y lo hermoso que se veía con el sol metiendose.

Era hora.

Y con un lirio blanco en sus manos, todos alzaron sus manos, dejando que el viento se los llevara hasta al mar.

Una pequeña sonrisa nació en sus labios y fue cuando a pesar del frío que empezaba hacer, sintieron una muy cálida brisa que los abrazó, y acarició el rostro.

Ahí supieron, que su amiga estaba con ellos.

Fin

RESILIENCIA //PARK JIMIN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora