Capítulo 29

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Cuatro días después

─ Dios, siento que moriré ─murmura Sowon con el ceño fruncido mientras mira dos de sus camisas. Una en cada mano. Yo estaba recostada en su cama viendola divertida─. ¿Cual de esta es la ideal? ─pregunta volviendose hacia mí.

─ Las dos te quedan estupendas ─digo incorporandome hasta quedar sentada en la orilla─. Sea cual sea la que eligas, te veras preciosa, Sowon

─ Eso no ayuda ─tira las dos camisas en el suelo junto a otras diez y se dispone a buscar de nuevo en su armario─. Quiero causar una buena impresión. Es la primera vez que cenaré con los padres y hermano de Yoongi en una misma mesa.

─ Deja de preocuparte ─la tomo por los hombros haciendo que volteara a mirarme y le quito las prendas de sus manos─. Ellos te adoran, Sowon. Créeme, ya tienen una muy buena impresión de tí ─sonrío y ella me devuelve el gesto. Empezaba a relajarse─. El mismo mismo Yoongi te lo ha dicho ─recalco─. Respira profundo y sólo toma una bonita camisa, un pantalón y zapatos cómodos.

Sowon asiente y sonríe ampliamente.

─ Gracias, Sam ─me abraza y yo la rodeo con mis brazos─. Siempre sabes que decir para tranquilizarme.

─ Hay que recoger todo esto antes de que sea más tarde ─comento y doy una palmaditas a su espalda─. No querrás llegar tarde a casa de los Min.

─ Ni loca.

Reímos y nos arrodillamos para recoger cada prenda.

─ Ya sé ─dice Sowon cerrando las puertas de su armario una vez que colocamos la ropa en su debido lugar─, ¿Me prestas ese lindo sueter amarillo que compraste el año pasado?

Hago memoria y formo un circulo con mis labios. Ya lo recordaba, lo use en algunas ocasiones pero hace un tiempo largo que lo guardé y me olvidé por completo de su existencia.

─ Claro, creo que está en el último cajón de mi cómoda ─asiento dudosa─. Si no está ahí, de seguro está en unos de los otros cajones.

─ Ya vengo ─con una gran sonrisa sale disparada hacia mi habitación.

Niego con una sonrisa y salgo de su habitación para ir a la cocina cuando de repente me quedé inmovil a mitad del pasillo dandome cuenta de lo que hice hace minutos atrás.

Los latidos de mi corazón pasaron de ir a un ritmo normal a uno que no lo era.

El temblor recorrió mi cuerpo y los nervios invadieron cada parte de mí.

Salí corriendo en dirección a mi habitación y grité: ─ ¡Sowon! ¡Ahí no está el sueter!

Abrí la puerta puerta al mismo tiempo que Sowon dejó su mano tendida en el aire. Estaba a punto de abrir la puerta ante de que yo lo hiciera.

Recorrí la cómoda con la mirada y luego me enfoqué en ella y el sueter amarillo que reposaba sobre su antebrazo derecho
.

─ Dios mío, Sam ─noté su tono tranquilo y burlón, pero aquello no lo logró que mi temor se esfumara─, estás pálida, ¿Que te pasó?

─ El s-sueter ─señalo con la respiración agitada─. ¿D-donde estaba?

Ella entrecierra sus ojos y con su dedo indice da un golpecito a mi frente.

─ Tiene pésima memoria, Sam ─indica─. No estaba en el último cajón, estaba en el segundo.

─ ¿Notaste algo raro mientras buscabas en el último cajón?

Sowon ladea la cabeza y mis nervios están a nada de darme un paro cardco.

─ Nada ─responde y automáticamente un suspiro de alivio sale de mis labios─. ¿Por qué preguntas? ¿Acaso ocultas drogas? ─bromea mientras suelta una risa leve.

Aunque quise evitarlo sentí mi corazón estrujarse. Sé que lo decía bromeando, pero de alguna u otra forma me afectó.

Niego con la cabeza y fuerzo una sonrisa.

─ ¿De que estás hablando, tonta? ─doy un suave lepe a su cabeza─. Sólo que recordé que no estaba ahí, por eso te grité cuando venía.

─ Que drama ─canturrea con una sonrisa─. Debo prepararme, Yoongi vendrá dentro de poquito.

Pasa por mi lado dando pequeños saltos cual niña cuando le dan un regalo.

Por otro lado, le lanzo una última mirada al cajón y cierro la puerta.

***

Hace unas horas Sowon se había marchado junto con Yoongi del departamento. Era casi medianoche y era obvio que Sowon se quedaría con Yoongi esta noche.

En serio me alegra que las cosas entre ellos se resolvieran. Ahora parecían más unidos que antes. Y eso me tranquilizaba.

Apagué el televisor de la sala y voy a mi habitación. Me desvito y decido darme una ducha rápida antes de acostarme.

Observó mi reflejo en el espejo del baño y el precioso colibrí que tengo tatuado arriba de mi pecho izquierdo llama mi atención. Lo toco y mis lágrimas amenazan con salir. El colibrí ocultaba unos de mis recuerdos más dolorosos, pero me obligo a alejarlos.

Salgo del baño y me pongo mi pijama. No obstante, antes de tocar la cama me dirigo al último cajón de la cómoda. Me pongo en cuclillas y lo abro. Saco una gran cantidad blusas dejandolas aun lado y entonces, al final del cajón estaban dos objetos que han persistido ahí durante un largo tiempo.

Los tomé con las manos y los observé con cuidado, en mi mano derecha había un teléfono escendido. Sin ninguna llamada o mensaje que me alertara. Y en la otra, una pistola cargada.

Los guardé de nuevo, pero ya no allí. No podía arriesgarme a que Sowon los encontrase. No podía correr ese riego de nuevo.

Respiro profundamente mientras me acuesto cerrando mis ojos al momento. Y cómo cada noche, rezo para que la tranquilidad y felicidad que ahora hay en mi vida no sea quebrantada por nada, o alguien.

No quería sufrir de nuevo.

RESILIENCIA //PARK JIMIN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora