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El teléfono comenzó a sonar sacando a Emerson de su paraíso de autoplacer.

    Ella suponiendo que era Asher ya que no le había respondido el último mensaje, era un número no agendado ya que sus contactos tenían un tono diferente, ella supuso que sería él.

    —¿Qué quieres Asher?— pregunto mientras sus dedos resbalaban dentro de su femineidad húmeda, caliente y monada. Pero, nadie respondió, Emerson se fijó en el identificador de llamadas era en efecto un número desconocido pero desde una línea privada.

    Se oía una respiración desde el otro lado de la línea, pero no se oía respuesta alguna de quien sea quien estuviera llamando.

    —¿Quien habla?— pregunto Emerson prestando más atención a la llamada—, si llamaste para joder, Déjame decirte que lo lograste— dijo molesta y corto.

    —Llaman y no tienen la más mínima decencia de decir para que mierda llaman— dijo sentándose cruzando los brazos, vio a un costado de la cama donde había quedado el consolador relegado, hasta las ganas se le habían esfumado.

    Lo levanto y lo llevo al baño, mientras lo lavaba el timbre sonó. Entre el silencio del apartamento y el estridente sonido del timbre le hizo dar un brinco, golpes fuertes y el sonido del timbre le hicieron estrujar el estómago  dejó el aparatito en el lavabo y miente iba a abrir la puerta. No había de que preocuparse pensó, debe ser Asher enojado por algo. De todos formas no había de que enojarse.

    —¿Quien es?— pregunto acercándose a la puerta, nadie respondió y los golpes fueron en aumento, un mal presentimiento le recorrió la mente y un escalofrío el cuerpo,   tomo un cuchillo de un cajón y fue a la puerta despacio, quiso  acercarse a ver por la mirilla, pero un golpe seco la detuvo. Se mantuvo estática unos momentos y se acercó, un último golpe le hizo que se alejara, tomo el teléfono y llamo a recepción.

    —Sam— dijo cuando atendió el recepcionista—, soy Emerson.

    —Dime— dijo el solicito—, ¿necesitas algo de tu fiel servidor? comida, una charla, masajes, sexo…

    —Nada de lo anterior— dijo ella tajante y con su corazón martillándole el pecho—, quién fue el condenado hijo de puta, que golpeó mi puerta como saco de box.

    Dijo molesta, Sam, su amigo no dejaba pasar a nadie sin firmar un libro de visitantes y mucho menos a su piso luego del ataque que sufrió.

    —Dijo que es amiga tuya— respondió él.

    —¿Que amiga, Nova?— no, no podía ser.

    Nova no intentaría tirar su puerta a golpes y le hubiera gritado zorra si no le habría rápido.

    —No, la señorita Nova no fue, me dijo que se llama Mery.

    —No conozco a nadie que se llame así— le respondió pensativa.

    —La deje que subiera, ella me dijo que es amiga tuya y te traía una sorpresa, firmó el libro de visitantes.

    —¿Me dejas ver el vídeo de seguridad?

    —Claro, baja y revísalo si quieres.

    Emerson fue a su habitación y llevo su celular, al salir de su apartamento la puerta estaba escrita con labial rojo ZORRA en mayúsculas y grande.

    Emerson corrió al ascensor y marco el número de Asher, mientras esperaba que le respondiera se arrepentía de no haberse quedado con él. Emerson veía como el ascensor iba llegando a su piso.

    —Emerson— dijo él—.Si quieres saber si me estoy masturbando en tu nombre… la respuesta es….

    —No me importa— dijo—, alguien casi se mete a mi apartamento recién.

    —¿Qué estás diciendo?— pregunto.

    —Que casi tiran la puerta a golpes y escribieron zorra en la puerta con labial rojo.

    —Mierda— murmuró— ve a recepción, ya estoy yendo para allí— y corto la llamada.

    Subió al ascensor y marco la planta baja, cuando llegó vio que Sam estaba sentado frente a su computadora.

    —Sam.

    —Preciosura de mujer— respondió él sonriente, ella sonrió—. Aquí está.

    Le enseño la pantalla dónde se veía la grabación de las cámaras de seguridad, una mujer alta y rubia, de vestido negro y tacones rojo y bolso haciendo juego bajaba de un taxi mientras se colocaba unos lentes de sol y entraba a la recepción, luego se la veía que estaba parada  en la recepción hablando con Sam y firmando el libro de visitantes, se la veía subir al ascensor y marcar el piso de Emerson. Caminó por el corredor, se paro en frente de la puerta de su apartamento. Saco un pañuelo de su bolso y se envolvió el dedo para tocar el timbre de forma frenética, y aporrear la puerta con los nudillos y sacar algo de su bolso.

    —¿Puedes acercar el vídeo?— pidió.

    —Si.

    Emerson vio que era un labial, el labial con el que le escribió ZORRA en su puerta, guardo el labial envuelto en el pañuelo y lo metió en su bolso, la mujer nunca miró a la hacía arriba. Sus lentes negros le tapaban gran parte de su rostro y lo único que se veía era su pelo rubio, que le cubría parte del rostro y sus lentes de sol.

    Asher entro agitado y alterado a la recepción.

    —¡Asher!— lo llamo Emerson.

    —¿Que pasó?— pregunto él.

    —Una hija de puta fue a mi apartamento y casi tira mi puerta a golpes y por poco no hunde mi timbre. ¡Ah! Y como si fuera poco me escribió la puerta blanca de mi apartamento zorra con labial rojo.

    —¿Pero le abriste la puerta?— pregunto él.

    —¿Como creés?— dijo Emerson sarcástica—. Hasta le ofrecí una tarta de crema y un café— dijo acercándose —. ¡No! Claro que no— se alejó de el y se apoyo en la isla del recibidor cruzó los brazos y miró  a un costado—  Lo intente pero me asusté cuando empezó a golpear la puerta como un saco de box.

    —¿Quiere ver la grabación de las cámaras de seguridad?— pregunto Sam.

    —Cierto— dijo Emerson—, Asher él es Sam, mi ex. Sam él es Asher, mi nuevo jefe.

    —Ex, amante ocasional, amigo, masajista y recepcionista. Un placer— para Sam no era ningún placer, aquel sujeto miraba  a Emerson como un león ve a un venado. Con hambre, deseó y lujuria. Es hombre pensó, y Emerson era una mujer digna de admirar y quién fuera el afortunado de irse a la cama con ella debía considerarse un rey, Emerson no miraba a nadie dos veces y él fue afortunado de estar con ella por un año entero. Pero a diferencia de él, Emerson no buscaba amor, comprensión ni alguien que la completara, ella se completaba sola.

    Sam le sonrió a Emerson, Emerson le sonrió y le guiño. Le dio la mano a Asher.

    —El nuevo jefe de Emerson y futuro amante— Sam hizo una mueca de desagrado.

    —Eres mi jefe. Pero no me acostaré contigo— dijo Emerson.

    —Eso ya lo veremos—murmuro—Quiero ver la grabación— dijo molesto.

    Asher vio lo mismo que Emerson y el recepcionista ya habían visto.  No podía ser Stella. En definitiva no era Stella.

    —No es Stella, esta mujer es rubia. Mi prima tiene el cabello castaño y le llega casi hasta la cintura.

    —¿Seguro?

    —Si, conozco a Stella, no es ella. Además llame para preguntar dónde estaba ella Lugo de cortar contigo, estaba con mi madre aún y mi tía.

    —Entonces… ¿Quién es ella?

El acuerdo +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora