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Para Asher la llegada a las vegas fue, como poco... Una tortura de la época medieval. Emerson no paraba de enviar mensajes y el tenía la posibilidad de ver con quién estaba tan concentrada, quería ver los mensajes que enviaba. Podía hacerlo. Pero, no debía, todo ese plan del teléfono con el gusano era una completa mierda, tenía la oportunidad en la punta de los dedos y no podia dejarse seducir por la posibilidad de invadir su intimifad.
   La risita de Emerson lo derribo. A la mierda su poca moral.
Como señal universo Harper lo llamaba. Respondió.

—Dime Harper— Asher suspiró, le estaba quitando la motivación para hacer su pequeña incursión en los secretos de Emerson—. ¿Sucede algo?

—Como suceder, suceden muchas cosas Asher.  Comenzando por qué Scarlett está aquí— él maldijo entre dientes—. Entró en el despacho del señor Sutton y lo escucho hablando de cierta publicación en una revista. Cálculo que sabrás a cual me refiero.

—Vuelvo el Lunes Harper. Dile que si quiere saber algo que espere. No voy a atender su llamada. No pienso lidiar con ella antes de tiempo.

—Bien. También quiero que sepas que cambié la cerradura y la clave de la puerta de tu oficina— Asher se sintió extrañado.

—¿Puedo saber porqué?

—No te va a gustar la respuesta— él suspiró.

   ¿Que más podía haber sido?

—Stella y Scarlett. Ambas estuvieron aquí, en el mismo momento, y no termino nada bien, tu escritorio fue reemplazado y también el la biblioteca. Asher, yo sé que Stella... bueno. Es Stella, no hay mucho que decir, salvo que debería estar en una institución con paredes acolchadas y un chaleco blanco. Pero Scarlett, hay algo que no me gustaba antes, y menos ahora.

—¿Que quieres decir?

—Dijo cosas que no entendí y luego el señor Sutton...

—Deja de llamar a Brandon señor, Harper. Te vimos nacer. Es una ridiculez.

—Yo no le agrado y el tampoco me cae en gracia. Retomando lo que decía, él las sacó a ambas de allí antes de que pasara a mayores. Pero en necesario que regresases aquí.

—El lunes estaré allí a primera hora— Emerson lo observaba, tenía el entrecejo fruncido—. Debemos regresar a Londres apenas terminemos con esto.

  La decepción que había en su rostro no paso desapercibida para él.

—Prometiste encontrar a mis tíos— el coche se detuvo justo en la entrada del hotel.

—Vamos— Asher se bajó sin esperar a que le abrieran la puertas—. Hablaremos de esto luego.

Emerson fue detras de él, molesta.

—Es algo que no puedo retrasar Emerson. Buscaré a tus tíos desde allí, tengo gente buscándolos. Pero no me olvidé de ello, aunque prefiero que dejes el tema en el olvido—eso último lo dijo en un murmullo, esperando que ella no lo oyera, pero fue todo lo contrario, emerson mo escuchó.

—Es algo fácil de decir para tí. Naciste en Cuba de oro con padres magníficos y yo perdí a los mío en un accidente. Fui a parar a cuidados sociales y a casas temporales. Mis tíos iban esporádicamente a joderme la vida en cualquier sitio y ahora me dicen que tengo una herencia que tuvo que haber ido a mis manos a los dieciocho y no lo hizo, Asher... Quiero explicaciones y yo decidiré si merecen perdón o la muerte.

Asher volteó a ella perplejo.

—Emerson...

—No Asher. La traición se paga con la muerte, quien me traiciona me las paga.  Después de todo, yo no empecé ésto— un botones se ocupó de las maletas de ambos y fueron al ascensor en un silencio denso.

El acuerdo +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora