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Emerson se durmió finalmente con Asher luego de cenar. Él terminó pidiendo comida griega a no sabía que lugar. Pero estaba espectacular... si, quizás no era tan mala idea de intentar estar juntos mientras así, mientras el período del acuerdo durara.

Luego, cada quien por su lado, nada tenía porqué cambiar el resultado del final.
Asher no estaba para cuando ella se había despertado. Fue a la cocina y lo encontró en boxer, preparando café...ojalá y que fuera con leche.

—Tienes café recién hecho, hoy tenemos un día largo— informó él saliendo de la cocina. Debían ir a ver al abogado de su tío, y ver que demonios había sucedido.
Emerson tomó una tasa de café, y lo esperó ahí, sentada y pensativa.

Para cuando volvió ya vestido Cub su infaltable traje, esta vez de  un verde botella, y con la corbata en mano la encontró ahí, estática.

—Devo preguntar— Asher se sirvió otro café—. ¿Estás planeando como secuestrar y descuartizar a tu tío o simplemente estás con la mente pérdida en no se dónde?

—No. Estaba pensando en otra cosa. Pero lo de matarlo y descuartizar no lo había pensado, pero me diste algo que planear. Igualmente tú eres abogado, y de los costosos. Supongo que eres bueno. Me podrás sacar libre y rápido.

—No voy a responder a eso. Pero si quiero saber que piensas.

—Sobre lo de anoche. Más bien a lo que dijiste.

—¿El anillo?— Asher no sabía bien a dónde quería ir a parar con esa conversación.

—No. Dado a qué los plazos de nuestro acuerdo cambiaron con el cambio de fecha de la boda de la maniática, creo que no es necesario que me quedé un año y medio. Con cinco o seis meses bastará. ¿No?

—Eso lo decidiré yo, Emerson— Asher se anudó la corbata de mal humor—. Ve a prepararte. Se nos va a hacer tarde. Y no me gustan las demoras.

Emerson prefirió no preguntar más, una hora más tarde salió completamente de preparada y arreglada. Top largo blanco, falda tubo negra, pegada y con un tajo en la pierna. Tacones aguja altos y un bolso.  Asher la esperaba, la observó de pie a cabeza.

—¿Voy mal vestida?— preguntó cuando él no le quitó la vista de encima.

—No. Pero considero que quizás sea más productivo nuestro día si te pongo de espalda apoyada en la isla de la cocina y te follo ahí. Parada y con solo esos tacones que me encanta. Con esa faldita subida en tu cintura y mí pene dentro tuyo.
Creo que si. Es mas productivo— Asher estaba duro, como piedra, vio su reloj, bien quizás no lo fuera tanto—. No. No hay tiempo ni para un rapidito. Se nos hace tarde—. El salió primero, Emerson estaba aún parada ahí, como estatua—. ¡Emerson, vamos!— gritó.

Ella salió de su transe y lo siguió.
Durante el camino a la oficina del abogado de su tío Asher se vió envuelto en muchas, muchísimas llamadas. Comenzando por la de su madre, la señora Elizabeth. Seguido de su socio, Brandon quejándose de las revistas de farándula y terminando de quejarse de Harper, la secretaria y prima... luego siguieron reporteros, y periodistas pidiendo notas y confirmaciones de lo que la desquiciada de Stella había dicho.

—Si te llaman de un número que no tengas agendado— advirtió él antes de bajarse—. No atiendas— le ayudó a bajar, había llegado a un edificio no muy alto ni moderno, pero tenía el cartel de un abogado—. Él fue el que me ofreció las acciones de la compañía— comentó él, abriendo la puerta para que ella pasará.

El secretario del abogado los recibió.

—Soy Asher Cosffler. Avisé que vendría.

—Buenos días, si. Lo recuerdo, el señor Toddle, lo está esperando— los guió por el caminó—. ¿Desean café?— preguntó él secretario, ambos negaron antes de irse me dió una repasada visual a las piernas de Emerson, Asher lo observó fijamente.

—No creo que haya perdido nada en las piernas de mí novio— a Emerson se le escapó una sonrisita.
El señor Toddle, tosió.

—Disculpe el comportamiento de mí hijo— pidió incómodo—. Soy Bryan Toddle. Me informaron que buscaba información sobre el señor Thomas.

—Si. Iré directamente al punto en cuestión señor Toddle, Leonard Thomas fue y es actualmente, su cliente por más de treinta años. Y él, actualmente tiene poco menos de sesenta años. Supongo que usted fue quien liquidó la herencia del señor Edwar Thomas. Porqué también fue su albacea y abogado del difunto— Emerson no podía quitar los ojos de Asher, ella no sabía que el tipo que tenía delante hubiera sido también abogado de su padre. Igualmente ella no sabía nada de ello. No los recordaba.

—Yo... si— el señor Toddle tosió, incómodo—. Yo me encargué de todo en su debido momento. ¿Que necesita saber?

Asher sacó unos papeles del portafolio que llevaba, Emerson lo miró de nuevo. ¿De donde había sacado ese portafolios?

—La señorita Thomas, aquí presente. Fue nombrada como heredera de un fideicomiso creado cuando tenía un año de vida.  El  fondo  inicialmente fueron de tres millones y medio. A nombre de la señorita Thomas. Ese fondo tubo que haber sido liberado cuando ella cumpliera la mayoría de edad. Y no lo fue.

—La, la...la verdad no...no— el señor Toddle tartamudeaba, Asher lo cortó.

—Déjame terminar por favor— el señor Toddle—. En dos mil quince, intentaron retirar los fondos y no se pudo. A la señorita Thomas la tuvieron que haber encontrado fácilmente debido a que estaba en el sistema de adopción del estado y es más, la señorita Thomas nunca fue adoptada debido a que su cliente intervenía y presentaba apelaciones en los dos juicios de adopción en los que el nombre de mí clienta salió a luz y hubo interesados.

Emerson se sintió mareada, era mucha información en poco tiempo.

—Mire, señor Cosffler. Yo fui el abogado de ambos hermanos, y sigo siendolo. Pero yo no intervine en los papeles del fondo de fideicomiso. Yo sabía de el pero no estuve involucrado. Quien estaba encargado de ello fue un abogado externo a nosotros. Externo a mí despacho. Cuando yo recibí el testamento su padre — esta vez le habló a ella—, su tío intervino y dijo algo que recuerdo bien. Algo que no defiendo pero como vera, yo no podía intervenir en cuestiones familiares.

—¿Y que dijo?— preguntó ella.

—Que usted no era hija de su hermano y no tenía derecho a recibir la herencia— Emerson sintió el alma en los pies.

—¿Que?— Emerson estaba pálida.

Asher sentía transpirar frío.
Evelyn,  y la madre que me parió, pensó él.

El acuerdo +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora