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—Quería ver a la única mujer de mi padre que aún no tuve en mi cama, bueno... Pues que afortunada eres— sonrió con malicia—, hoy será en la tuya— acostado en su cama, observaba como ella estaba desnuda solo con una bata y una toalla enrollada, no era la mejor forma de iniciar una discusión.

—Vete. Ahora.

—Vamos no seas arisca, que si mi viejo te pago yo también puedo. Además, conmigo disfrutaras el doble que con él— el hijo de uno de sus clientes, que la estaba persiguiendo últimamente y del cual ni su nombre recordaba estaba en su casa, en su cama-—. ¡Oye! que yo estoy mejor que mi padre. No lo puedes negar.

—Vete ahora—- repitió.

Él no se movió ni un milimetro de su lugar.

—¡No recuerdo ni tu nombre maldición!— gritó Emerson,  desesperada la situación la estaba alterando, últimamente se sentía observada y no dudaba que fuera aquel tipo pero tampoco tenía como demostrar aquello—. Vete o llamaré a la policía— Igual no es como si eso fuera de mucha ayuda, él se levantó de la cama y comenzó a caminar lentamente hacia ella.

Él daba un paso, Emerson retrocedía dos, el dio dos pasos a delante y ella dio tres.
Emerson comenzó a correr por el pasillo intentando salir del departamento, él la tomo del pelo antes de tomar la manija de la puerta, Emerson gritó, sabía que él estaba interesado en ella, pero no hasta el punto de locura.
Maldecía internamente no haber tomado clases de defensa personal.

Asher salía del ascensor buscando la puerta del departamento de Evelyn, aún no sabía por qué ella le había dado el departamento a aquella chica. Evelyn no era ese tipo de persona tan suelta con lo material, algo debía tener de especial ella como para que Evelyn le diera su apartamento de veinte  millones de dólares a una desconocida.
Asher encontró mal cerrada la puerta y gritos escandalosos salían del lugar. No lo pensó mucho y entró, en la puerta de lo que supuso era el armario salía la un brazo,  abrió de golpe un hombre tirado e inconsciente estaba tendido en el suelo con sangre alrededor, Asher se agachó y comprobó si seguía en el mundo de los vivos.

—Mierda—- murmuró cuando no sintió el pulso de aquel chico que no pasaba los veintiocho años — Emerson— pensó Asher, escuchó un grito de algún lado de la casa, tomo un jarrón de cerámica que estaba muy seguro que sería de Evelyn, caminó buscando la habitación de Emerson, la casa estaba revuelta y desparramada con una silla quebrada, la mesita ratona de hierro y vidrio..m solo quedaba el armazón.
Porqué mierda nadie había ido a ayudarla si escucharon gritos.

El tipo le apuntaba a la cabeza con un revólver, ella sabía que hasta ahí llegaría su vida, le sangraban el labio y la cabeza, le había golpeado en las costillas y hasta había quebrado una silla contra su cuerpo.

—Desnúdate— ella no movió ni un sólo dedo—. ¿¡Que no me oyes!?— gritó, Emerson sabía que le había quebrado un brazo, el dolor era insoportable, él tomó el cinturón de su bata y se lo desató brusco y sin cuidado, dejo el arma sobre la cama y comenzó a arrancarle la bata-—. A partir de ahora obedecerás lo que te diga ¡Entendido!

Ella no contesto.

—Te pregunte si habías entendido— él le golpeó de nuevo en la cara y la miraba con una mezcla entre asco y lujuria—. Tu fuiste la puta de mi padre y ahora eres mía.

Emerson sonrió con amargura.

—Te gustan las sobras de tu padre por lo visto— murmuró débil, él la golpeó de nuevo—. Yo, seré la puta de todos, pero nunca seré tuya.

El acuerdo +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora