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Yo soy la nueva señora de la casa


El timbre en la casa o mas bien mansión de Asher en las afueras de la ciudad, comenzó a sonar. Emerson grito para que Maddy supiera que ella habría la puerta, una golpes incesante demostraron la impaciencia de quién sea que fuera.

-¿Si?- pregunto en cuanto abrió la puerta.

Una mujer alta, elevada sobre unos tacones de quince centímetros, cabello castaño largo hasta un poco mas abajo del pecho y un sombrero negro le daban un toque elegante y sofisticado, vestido entallado al cuerpo rojo definiendo su cintura pequeña, un escote profundo dejaba muy poco a la imaginación entro en el recibidor de la casa sin siquiera darle una mirada a Emerson, pero también le impedían los lentes de sol negros que usaba saber a Emerson si aquella mujer le había dado una mirada aunque sea insignificante.

-Donde está Asher- su voz era delicada y armoniosa, profunda y sensual, se quitó su sombrero negro y se lo dio a Emerson junto a su bolso y sus lentes. Emerson recibió todo sin objetar, su asombro la mantenía con la boca serrada.

Al no recibir respuesta la mujer le lanzó una mirada de soberbia, sus ojos eran azules pero de un tono más claro que el de Asher, él tenía un azul oscuro ese mismo azul del que se pone el cielo cuando una tormenta se aproxima. Ella le dio una repasada a Emerson y a su ropa de entrecasa.

-Hum, veo que Asher echo a la decrépita vieja que trabajaba para él. Ya hacía falta que busque servidumbre nueva- Emerson abrió la boca con sorpresa, el asco en su voz era tan evidente como la tención entre ella y Asher-¿No me escuchaste lo que pregunté? No me gusta repetir dos veces las cosas- inquirió.

Emerson reaccionó. Tiró el sombrero, el bolso y los lentes a los cuales se le saltó un cristal.

-¿Qué te hace pensar que soy tu esclava? Y no hables así de la señora Maddi. Por qué de seguro ni el culo te sabes limpiar sin ayuda.
-¿Quien te crees que eres para hablarme así? Acabas de romper un par de lentes Gucci de cuatro mil dólares, ¿Lo sabes?

¡Ja! Los míos son de edición limitada y valen más del doble que los tuyos, pensó Emerson pero no era momento de estupideces como esa.

-Yo soy la nueva señora de la casa- informo Emerson que en ese momento no se había dado cuenta de lo que había dicho-. Ah, ya sé quién eres. Eres la desquiciado prima de Asher ¿verdad?
-¿Qué mierda haces aquí Stella?- la voz de Asher resonó por la casa, él acababa de llegar, el día se le había echo larguísimo y no se había podido ir antes como el planeaba, y recién estaba llegando y se encontraba con la escena que no quería. Emerson y Stella juntas, en su casa.
Y para más meya en el asunto, no había podido hablar con Brandon como quería ya que él salió quince minutos antes de que el detective se fuera por qué un cliente del bufete de le había dado por intentar matar a su vecino por poner música elevada un martes a la madrugada durante un mes.

-¡Asher! Cariño- corrió sobre con sus sancos de quince centímetros para colgarse de él-. Tu nueva sirvienta me rompió los lentes de sol y tiró mis cosas al suelo. Y se hace para por señora- la voz chillona de Stella le ponían los nervios de punta en ese momento y más que trataba de parecer inocente.

Asher miró a Stella y luego posó sus ojos sobre Emerson y un bolso, junto a un sombrero y unos lentes con el cristal salido tenia su firma impresa. Emerson, ella tenía los ojos puestos sobre su prima que colgaba de sus hombros.

-Ya quítate de encima de mi novio- Asher se sorprendió cuando Emerson inquirió en tono amenazador-, ten un poquito más de decencia ¿No?
-Quien te crees que eres- Stella se separó de Asher- mide tus palabras.
-A mi casa no vengas a imponer ordenes Stella y ten más respeto con Maddison y Emerson.
-Así que tu nueva perra se llama Emerson- Stella sonrió, Emerson imagino a una serpiente de cascabel-, veremos cuánto dura.
-¿Tengo que repetirte lo que te pregunto? Yo tampoco repito dos veces las cosas - Emerson se acercó a Asher y lo atrajo por su corbata hacia ella y lo beso, Asher quedó sin palabras, si un beso le quitaba parte de sus sentidos una mamada lo podría hacer firmar su alma al diablo y darle todo lo que poseía, esa mujer sería su perdición, la sangre del cuerpo de Asher comenzó a concentrase en una zona de su anatomía, mierda, pensó. Ella se paró justo delante de Asher cruzando los brazos, la imagen causaba risa parecía un cachorro defendiendo a un león, ella le llegaba más debajo de los hombros.
-No eres dueña de la casa, mucho menos la señora- Stella se cruzó de brazos, su tono era desafiante, amenazador-, vengo a ver mi primo, no necesito tu permiso para hacerlo- esta vez miró a Asher y cambiando el tono de voz está vez hablo con él-, mi tía dijo que estabas aquí, y me moleste por qué no habías ido a verme- hizo un puchero y corrió a un lado a Emerson-. Vengo a verte y me encuentro con esta cualquiera diciendo que es la señora de la casa, y tira mis cosas, rompe mis lentes Gucci favoritos ¿Y tu me tratas así?

El acuerdo +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora