El acuerdo +18

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Asher camino a la puerta, mientras la habría volteo hacía Emerson y le dijo:

—Traeré una computadora y reescribir el acuerdo— comento algo fastidiado, Emerson blanqueo los ojos y él se fue sin esperar respuesta, fue a la oficina de Evelyn para tomar una computadora prestada de la oficina de ella.

Emerson miraba por la ventana, estaba entre confusa y asombrada. No entendía como él fue a enamorarse de su prima y la asombraba que aquella mujer tuviera problemas mentales tan serios como aquellos y que fuera tan agresiva según él. Asher entro con una pequeña portátil negra en sus manos.

—Tengo algunas dudas— dijo Emerson cuándo él se sentó en el escritorio con su teléfono y la computadora que estaba muy segura era de Evelyn.

—Dime— respondió mirando el móvil.

—Tu desquiciada prima, ¿Está bajo tratamiento médico?— pregunto. Asher se congelo.

—Eso se supone— respondió entre dientes.

—Como que... Se supone, recuerda que me estás metiendo en tu casa y por lo visto hasta nos puede degollar mientras estamos durmiendo— dijo entre gruñendo y hablando—, sus padres son en verdad inútiles ¿no?

—Eso, en partes es verdad. No son muy responsables en cuanto a Stella se trata, su madre es hermana de mi madre y su padre es hermano de mi padre. La madre de Stella cree que es caprichosa y mimada pero todos sabemos que es lo que tiene. Chase, el prometido de ella, sabe de su condición y la quiere realmente — mientras hablaba sus ojos iban y venían por la pantalla de la portátil quitando y agregando cosas al escrito—, pero yo creo y más que creer lo tengo seguro, hoy en el desayuno lo confirme, ella lo usa para provocarme algún tipo de celo, pero lo que a mí respecta... no me mueve ni un solo cabello del lugar.

—¿Eso no será por que llevas mucha goma en el cabello Asher?— preguntó con cierta ironía sentándose en frente de él subiendo los pies al escritorio.
Asher sonrió de medio lado, si en definitiva sería interesante.

—Evelyn me dijo que eres ... tu... bueno, tú sabes— Asher no sabía cómo decirlo.

—Soy huérfana Asher, no es un delito. Es trágico... si, pero no malo.

—¿Me puedes contar algo de lo que paso?— ella no dijo nada mientras procesaba lo que él le pedía—. ¿Debemos hacerlo creíble no?

—Creíble, claro.

Ella suspiró.

—Para ser sincera no recuerdo casi nada, íbamos en el auto con mis padres y los frenos fallaron, un animal se cruzó supongo, mi padre lo intento esquivar pero se dieron con un poste de luz y la ayuda llegó demasiado tarde, yo tenía rasguños y alguna que otra fractura, salí casi ilesa, pero ellos no, esto me lo dijo una de las cuidadoras del orfanato en el que estuve cuando pregunté ya que no recordaba mucho.

Asher escuchaba sin interrumpir lo que ella hablaba con la mirada ausente y una voz monótona sin emoción.

—Nunca fui adoptada, fui de casa en casa, y nunca un lugar fijo a donde ir, tengo tíos biológicos pero ellos no quisieron mi tutela, nunca supe el por qué y no me moleste en buscarlos de grande. En mi última casa a la que fui con unos quince años mi guardiana legal, Laura se llama, era una hija de puta, me había aceptado solo por qué recibía una pensión todos los meses que le daba el gobierno para mí pero, ella remarcaba todos los días que tenía un plato de comida caliente y aveces ni tenía que comer o me daba algo rancio, era gracias a ella y a su esposo, un borracho baboso, por lo cual no veía ni un centavo.
<<Tenían un hijo, a él sí lo quise, el unico amigo de mi adolescencia, Jordán... era bueno conmigo pero, sus padres me repetían todos los días que nadie me adoptaba por qué era insoportable y en cierto modo es verdad, lo reconozco. Soy insoportable cuando quiero.
Me escape a los dieciséis con un permiso laboral que falsifiqué con la firma de Laura y comencé a trabajar, me fui de su casa y con ahorros pagué una habitación en una casita, por lo menos allí él esposo no me quería manosear mientras dormía.
Mi historia no es un cuento de hadas al que le cuentas a un niño para que duerma tranquilo por lo que verás.