9. Wedding dress

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Yoongi de veras había tratado de vestirse de la forma más anodina posible, pero conservar su esencia, aunque solo fuera por su llamativo color de cabello o por sus pendientes, le había costado desentonar con el resto de invitados, a excepción de la chica que estaba sentada a su lado en la mesa.

Se había presentado como Youna, una de las hermanas de la novia. Se parecía a ella en los rasgos, aunque tenía poco más de veinte años y era más alta, vestida con un traje de chaqueta y unos shorts amarillos, que la mayoría de invitados debían considerar demasiado cortos para resultar decentes. Su cabello era negro, con el flequillo de un rosa chicle y, con lo poco que había hablado con él desde el comienzo de la ceremonia, Yoongi ya sabía que se trataba de la oveja negra de la familia Park.

Llevaba coqueteando con él prácticamente desde que Seokjin los había presentado, y era muy bonita, así que él le había estado siguiendo el juego, aunque sin esforzarse demasiado.

Su amigo ya estaba casado, aunque nada parecía haber cambiado en aquel montaje de sedas blancas, regalos caros y pretensiones. Llevaba un anillo en su dedo y estaba sentado en la cabecera de la mesa, en silencio, mientras Iseul hablaba con la señora Jeon. Yoongi lo miraba de lejos, pues había tantos metros entre ellos que intentar hablarle habría sido del todo inútil.

Se veía apagado, y su sonrisa podía engañar al resto de los presentes, pero no a él. Apenas había tocado su comida, a pesar de que casi siempre tenía hambre. Yoongi intentaría acercarse a él más tarde, cuando el banquete hubiera terminado y los familiares y conocidos dejasen de asediarlo.

Por ahora, se distraía hablando con Youna, que parecía la promesa perfecta de una noche sin compromiso, fácil y agradable para ambos. Se entendían, y probablemente no volverían a verse, porque sus ambientes no podían ser más distintos, y Yoongi jamás se había planteado la posibilidad de mantener una relación seria, no desde su ruptura con Jimin. Era demasiado complicado, y solo lo habría considerado si Hoseok hubiera podido corresponderle.

Seokjin no sabía por qué, si estaba llevando la velada de la mejor manera posible, dada la situación, se había sentido tan mal viendo a Yoongi responder a los flirteos de la hermana de su esposa. Ni siquiera podía oír lo que decían, pero le molestaba. Le hacía sentir más solo aún, a pesar de que le había rogado que viniera precisamente para no sentirse así. Sus miradas se encontraron durante un breve instante, y Yoongi le sonrió, causándole más confusión que nunca antes. Seguramente no tenía sentido, no valía la pena pensar en el por qué de aquellas súbitas ganas de levantarse e irse sin dar explicaciones y quizá llorar, pero sin dejar que nadie lo viera. Llevaba tanto tiempo sin llorar, pero de repente, en menos de veinticuatro horas, sentía que ya no podía reprimir más las ganas que había acumulado durante todos aquellos meses.

Pensó en la Luna de Miel que le esperaba, en que tendría que despertarse junto a ella a la mañana siguiente para llegar al vuelo de las ocho y media de la madrugada. Tanto Iseul como él habían insistido en que no era un trámite necesario, pero el padre de la chica quería que su pequeña tuviera una boda de ensueño. Seokjin pensó, sin poder evitarlo, en Jungkook y en Taehyung, y en lo mucho que ellos hubieran disfrutado de aquel viaje, quizá no tanto por las luces de Paris, o el puente de Londres, o la decadencia majestuosa de Atenas y Roma, sino por la compañía en que se hubieran hallado, que lo volvía todo nuevo y maravilloso, incluso si se trataba del aburrido pueblo pesquero donde vivían.

Aburrido, pero Seokjin había sido feliz las pocas veces que había estado allí. Algo parecido a feliz, en cualquier caso. Hay quién dice que uno no debe volver a los lugares que lo han hecho feliz, y quizá aquello fuera cierto, Seokjin no lo sabía. No podía evitar sentirse como si estuviera cruzando una línea de algún tipo, pasando a la siguiente fase de su vida. Incluso a pesar de que todo iba a seguir como siempre, aunque contando con la distante compañía de su esposa. No sabía porque lo embargaba tal amargura, incluso si ya se había resignado a la que sería su vida, y a la idea de que no encontraría aquel amor del que hablaban los dramas que solía ver y comentar ocasionalmente con Yoongi.

Losers (MY+KSJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora